Alquimia
Como diría Pessoa, “un día cualquiera, nos aproximó la circunstancia absurda de coincidir”. No es importante, a estas alturas del placer, ni el como ni el donde. Esos detalles se escurren entre los dedos de cualquiera.
Le conocí, me interesó desde el primer instante, incluso antes, ya me interesaba. Cosas que pasan.
Moreno, ojos claros, barba irreverente de 2 o 3 días y esos hoyuelos que al reír habrían provocado más de una exclamación.
Los días pasaron a golpe de calendario de sobremesa, de fiebres y sueños vencidos. Las confesiones se sucedían entregadas al culto de la confusión y la excitación “in crescendo”.
Una tarde, con cerveza en mano me dijo que él practicaba tantra. _Pues muy bien le contesté_ Me pareció un truco de aproximación, más que una confesión vital. El tema se diluyó desde mi pasotismo hacia la nada. Pero volví a tropezarme con él, la segunda noche que fui a su casa ...
De la cena al vino, del vino al sofá y del bendito sofá de colores imposibles, a las ganas de perderme en su boca. Me gusta la espera, me excita. Y esta, llevaba ya más de 2 meses. Provocarla, sufrirla…retardar el primer beso es una tortura de lo mas inquietante y perversa. Pero me mata.
Supera cualquier barrera.
Incita.
Tumulto de los sentidos que mas que quemar, abrasa.
Eleva la tensión de tal modo que cuando llega el calor de esos labios no queda más que fundir todo el deseo comprimido en ese forcejeo de lenguas. Y llega la sorpresa de la química, la alegría de comprobar que besa tal y como me gusta. El ritmo, la fuerza … el sabor.
Sobre el sofá me senté sobre él , sus manos agarrando mis caderas con fuerza, después, sobre mi cuello. Fue como si hubiese leído todo un manual escrito de mi mano , sobre como hacerme derretir en unos breves minutos.
Pongámonos mas cómodos -le dije.
Y me llevó en brazos a su habitación, entre cojines, almohadas y libros de todos los tamaños.
Que me moría por sentirle dentro de mi, lo tenia tan claro como que había olvidado cualquier tema relacionado con el tantra. Los besos me llegaban con mas fuerza, mas húmedos, tan profundos que asfixiaban con una dulzura intensa. Se deshizo de mi vestido mientras yo desabrochaba su pantalón como podía, y con tanta suavidad como seguridad cogió mis manos, las colocó frente a la pared , después, mi cuerpo desnudo , apoyado igualmente en ese frio muro. Sujetó mis caderas, ladeó mi pelo y sin pensarlo me penetró. Lento, muy lento. Sus manos sobre mi pecho, cuello.. pude sentirlas en cada centímetro de mi excitada piel. Sus dedos detenidos en mis pezones, con la cadencia y presión que me gusta. Y ese tremendo calor en la nuca, sin saber si me mordía, besaba o si lo soñaba.
Y sus manos ...
Mi pecho iba a explotar de tanto placer, la lentitud con la que hacia cada embestida me iba sumergiendo en un vértigo lento.
El ataque siguió en la cama, sobre algún libro tal vez. Abría mis piernas con maestría, repetía mi nombre y volvía a adentrarse ,esta vez con más vigor y rapidez.
Le escuchaba gemir. Su rostro con gesto de excitación provocaba que le pidiese cada vez más , con más rabia si cabe ... Volvía a gemir, creí que iba a sentir su cálido placer. Me moría, literalmente de ganas.
De repente paró. _Espera_ me dijo.
Y esperé.
Volvimos al placer minutos después, con más hambre aún. Con ansia. Entregada a su sudor.
Con sed.
Y de nuevo me hizo parar. Salió de mí, y su ausencia me regaló un escalofrió y una interrogación .
Me dijo que él disfrutaba mucho así, pero que no quería perder energía, ni sentía la necesidad de derramar nada .Que él subliminaba ese momento , que lo llevaba practicando muchos años y le gustaba el nivel de autocontrol que estaba consiguiendo.
En ese momento pensé en todo lo que iba a perderme. No sentiría su placer chorreando entre mis piernas, en mi pecho, no escucharía su grito cuando desde el delirio, no pudiese más , y estallase;
ni podría relamerme, exitosa de mi logro, después de habérmelo comido entero.
Y el frío de lo que no sentiría me mordió.
Mi rostro de excitación se tornó en preocupación, pero apenas duró unas decimas de segundo, en cuanto se dio cuenta, se abalanzó sobre mí y llenó de saliva cada rincón de mi cuerpo. Me devoró , con furia, con impaciencia y mi humedad resbaló entre sus labios.
Seguimos con los detalles de sus practicas. Me hablaba de las iniciaciones tántricas, de los estudios , los rituales y ejercicios que hay que hacer. Del placer que se siente en cada poro cuando dominas las técnicas y las compartes con tu amante, De unir el éxtasis espiritual y el goce erótico, del arte de las transmutaciones, de los chakras, de la energía, del tao del amor … Mientras, yo ... imaginaba su leche entre mis labios. Su _ “me corro”_ sinuoso en mi oído, o su _ “no puedo más”_ a media voz ...
Pensé que yo, hecha de excesos , tal vez debería enfrentarme a este nuevo mundo, con deleite, o ... seguir en el intento de pervertir sus prácticas.