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Esaschicas Premium

TheSpirit

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Ha llegado el concurso más esperado por muchos…

Relatos, sueños, experiencias… contados por vosotras, Esas Chicas.

Pero en esta ocasión, vamos a cambiar tooodo. Hasta el nombre. Me habéis dado muy buenas ideas así pues…


- Empezamos por el final… será concurso.

- Yo no podré votar porque seré la persona a quien enviéis dicho relato (a la dirección de correo soloparaesaschicas@gmail.com o por mp).

- 1 relato por chica.

- Deberá ser original, no copiado.

- Después, lo publicaré con el título que me indiquéis pero sin decir quien lo escribió.

Se votará el relato, no a la autora.


Espero que os animéis, el premio sabéis que merece la pena. Y quien no lo sepa, ya le digo yo que sí: Un lote de mejunjes y potingues que harán que vuestra piel esté más suave que la de un bebé.

Más bellas no porque eso es imposible. :D
 
Algunas chicas me habeis preguntado que si hay fecha límite: habrá que ponerla.

Sigo esperando vuestros relatos para publicarlos y que todos disfrutemos con ellos.

Os recuerdo que debéis enviármelos por mp o a la dirección soloparaesaschicas@gmail.com


Fecha límite: 15 de octubre.
 
A ver si se animan todas Esas Chicas...
 
Alquimia

Como diría Pessoa, “un día cualquiera, nos aproximó la circunstancia absurda de coincidir”. No es importante, a estas alturas del placer, ni el como ni el donde. Esos detalles se escurren entre los dedos de cualquiera.
Le conocí, me interesó desde el primer instante, incluso antes, ya me interesaba. Cosas que pasan.
Moreno, ojos claros, barba irreverente de 2 o 3 días y esos hoyuelos que al reír habrían provocado más de una exclamación.
Los días pasaron a golpe de calendario de sobremesa, de fiebres y sueños vencidos. Las confesiones se sucedían entregadas al culto de la confusión y la excitación “in crescendo”.
Una tarde, con cerveza en mano me dijo que él practicaba tantra. _Pues muy bien le contesté_ Me pareció un truco de aproximación, más que una confesión vital. El tema se diluyó desde mi pasotismo hacia la nada. Pero volví a tropezarme con él, la segunda noche que fui a su casa ...

De la cena al vino, del vino al sofá y del bendito sofá de colores imposibles, a las ganas de perderme en su boca. Me gusta la espera, me excita. Y esta, llevaba ya más de 2 meses. Provocarla, sufrirla…retardar el primer beso es una tortura de lo mas inquietante y perversa. Pero me mata.
Supera cualquier barrera.
Incita.
Tumulto de los sentidos que mas que quemar, abrasa.
Eleva la tensión de tal modo que cuando llega el calor de esos labios no queda más que fundir todo el deseo comprimido en ese forcejeo de lenguas. Y llega la sorpresa de la química, la alegría de comprobar que besa tal y como me gusta. El ritmo, la fuerza … el sabor.

Sobre el sofá me senté sobre él , sus manos agarrando mis caderas con fuerza, después, sobre mi cuello. Fue como si hubiese leído todo un manual escrito de mi mano , sobre como hacerme derretir en unos breves minutos.
Pongámonos mas cómodos -le dije.
Y me llevó en brazos a su habitación, entre cojines, almohadas y libros de todos los tamaños.
Que me moría por sentirle dentro de mi, lo tenia tan claro como que había olvidado cualquier tema relacionado con el tantra. Los besos me llegaban con mas fuerza, mas húmedos, tan profundos que asfixiaban con una dulzura intensa. Se deshizo de mi vestido mientras yo desabrochaba su pantalón como podía, y con tanta suavidad como seguridad cogió mis manos, las colocó frente a la pared , después, mi cuerpo desnudo , apoyado igualmente en ese frio muro. Sujetó mis caderas, ladeó mi pelo y sin pensarlo me penetró. Lento, muy lento. Sus manos sobre mi pecho, cuello.. pude sentirlas en cada centímetro de mi excitada piel. Sus dedos detenidos en mis pezones, con la cadencia y presión que me gusta. Y ese tremendo calor en la nuca, sin saber si me mordía, besaba o si lo soñaba.
Y sus manos ...
Mi pecho iba a explotar de tanto placer, la lentitud con la que hacia cada embestida me iba sumergiendo en un vértigo lento.
El ataque siguió en la cama, sobre algún libro tal vez. Abría mis piernas con maestría, repetía mi nombre y volvía a adentrarse ,esta vez con más vigor y rapidez.
Le escuchaba gemir. Su rostro con gesto de excitación provocaba que le pidiese cada vez más , con más rabia si cabe ... Volvía a gemir, creí que iba a sentir su cálido placer. Me moría, literalmente de ganas.
De repente paró. _Espera_ me dijo.
Y esperé.
Volvimos al placer minutos después, con más hambre aún. Con ansia. Entregada a su sudor.
Con sed.
Y de nuevo me hizo parar. Salió de mí, y su ausencia me regaló un escalofrió y una interrogación .
Me dijo que él disfrutaba mucho así, pero que no quería perder energía, ni sentía la necesidad de derramar nada .Que él subliminaba ese momento , que lo llevaba practicando muchos años y le gustaba el nivel de autocontrol que estaba consiguiendo.
En ese momento pensé en todo lo que iba a perderme. No sentiría su placer chorreando entre mis piernas, en mi pecho, no escucharía su grito cuando desde el delirio, no pudiese más , y estallase;
ni podría relamerme, exitosa de mi logro, después de habérmelo comido entero.
Y el frío de lo que no sentiría me mordió.
Mi rostro de excitación se tornó en preocupación, pero apenas duró unas decimas de segundo, en cuanto se dio cuenta, se abalanzó sobre mí y llenó de saliva cada rincón de mi cuerpo. Me devoró , con furia, con impaciencia y mi humedad resbaló entre sus labios.
Seguimos con los detalles de sus practicas. Me hablaba de las iniciaciones tántricas, de los estudios , los rituales y ejercicios que hay que hacer. Del placer que se siente en cada poro cuando dominas las técnicas y las compartes con tu amante, De unir el éxtasis espiritual y el goce erótico, del arte de las transmutaciones, de los chakras, de la energía, del tao del amor … Mientras, yo ... imaginaba su leche entre mis labios. Su _ “me corro”_ sinuoso en mi oído, o su _ “no puedo más”_ a media voz ...

Pensé que yo, hecha de excesos , tal vez debería enfrentarme a este nuevo mundo, con deleite, o ... seguir en el intento de pervertir sus prácticas.
 
Bueno chicas. Día 1.

Espero que me enviéis vuestros relatos. Antes del 15.

Sabéis escribir mejor que nosotros y nos encantaría verlo.

Muchos besos para todas.



Añado algo al premio ... :twisted:? Si me enviáis unos cuantos esta semana, me lo pienso. :D
 
Alcalde en las rebajas

Alguien llama a mi tlf. de trabajo, era por un anuncio con tarifas no muy altas ya que las que tengo son más altas y bueno...

Procuro no estar con macarras, pero también sé que no me va a llamar el Ministro de Justicia... jajaja, pues no! De Justicia, no! Pero sí el entonces Alcalde de Madrid.

Lo siento. Imaginaos el nombre. Nunca digo el nombre del caballero. Yo me quedé muerta... pero enseguida reaccioné! Ufff.
 
10 días faltan para finalizar el concurso.

Tenéis tiempo de sobra si queréis participar.
 
Cuando el deseo sobrepasa fronteras

Desde pequeña le tuve como ese "alguien" que no podría alcanzar nunca... Pero me equivoqué, desde pequeños hemos estado juntos en cada momento, jugábamos juntos, discutíamos, todo era un juego de niños...
Nuestros padres nos dejaban jugar a solas en nuestras habitaciones ya que no habría ningún tipo de posibilidad de que nos diéramos un simple beso...


Pero los niños crecen, el tiempo pasa, él hizo su vida, yo hice la mía...
Pensando en que nunca nos volveríamos a ver, perdimos el contacto el uno con el otro...


Un día mi hermano llegó a casa con una sonrisa de oreja a oreja, yo sabía que algo tenía que decirme, pues esa cara ya la conozco, efectivamente, aquel chico que marcó mi infancia era uno de sus mejores amigos ahora, yo no me lo podía creer, ¡necesitaba su numero ya!, decidí calmarme, a lo mejor se está equivocando...


De repente sonó mi teléfono, era él, estuvimos hablando durante un buen rato, mi hermano le había dado mi número, y decidimos quedar para tomar algo...

Llegó el día, yo estaba nerviosa, nerviosísima, vino a buscarme a casa, nos dimos dos besos, pero mi intuición me decía que algo iba a pasar, no sabia si bueno o malo, pero algo pasaría...

Fuimos a un lugar, bastante conocido, ambos coincidíamos en cuestiones de gustos...
Me senté, y pedimos una copa cada uno, hablábamos de todo un poco, de cómo nos fue, de cómo nos iba...
Yo notaba mi cuerpo raro, supongo que sería por el alcohol, aunque sólo le había dado un par de tragos a la copa y tampoco estaba tan cargada...

Pasaron las horas, sobre la mesa había un cuenquito de chucherias, sólo quedaba un caramelo de limón, el se lo metió en la boca, y yo le dije con voz picarona... que si me lo pasaba, que era el ultimo que quedaba y ese era mi sabor favorito, a lo que él me respondió "¿vas demasiado lanzada tu, no?", ahí yo me quede cortada, confusa, he metido la pata pero bien...

Él vio mi cara, ruborizada, no me sentía capaz de mirarle ni por un segundo a los ojos...
Él se rió, me agarro con su mano la carita, aproximo sus labios con los míos...
Y desde ahí, yo sólo me dejaba llevar, sus manos recorrían todo mi cuerpo, subían, bajaban... mis nervios afloraban aún más...
Mis manos temblaban al acariciar todo su cuerpo... sus manos bajaban a mis piernas... las acariciaba desde el tobillo... iba subiendo... la tensión sexual que había en ese lugar era impresionante...
Decidimos pagar e irnos...


De camino a casa... de madrugada, calles vacías... me paré, me puse frente a él, le miré fijamente, me cogió de la cintura, me puso a cuatro patas sobre un banco de la calle, me bajo las bragas y me la metió...
Estuvimos follando durante un buen rato en medio de la calle... bajo la luna...

El morbo no sabíamos si era por estar haciendo algo "prohibido" por así decirlo... o por si nos podría haber visto alguien en medio de la calle...
Solo sé que desde aquel día... vivimos tanto él como yo en una tensión sexual constante cada vez que nos vemos.
 
El hombre sin rostro

Una noche de noviembre volvía de ver a unas amigas... eran las 10 de la noche y el autobús en el que me encontraba estaba repleto de gente, las voces se mezclaban ruidosas entre sí... llevaba una falda y una chaqueta para abrigarme...

Como decía, el autobús estaba lleno de gente, lo que impedía que me moviera mucho... de repente noté que algo me tocaba en la pierna justo debajo del trasero...
Tras unos segundos, me di cuenta de que era una mano lo que sentía... se quedó quieta ahí hasta que empecé a notar su calor en mi piel congelada por el frío...

No podía creer que alguien se atreviera a hacer eso... que a lo mejor se trataba de algún pervertido mugriento... pero no notaba repulsión, a lo mejor algo de vergüenza por si alguien estuviera viéndolo... pero es que empezaba a gustarme, no tanto el toqueteo como la idea. Me notaba excitada y quería más... aún sentía vergüenza pero no tanto como para vencer la excitación ...

Después de unos cuantos minutos que la mano se quedó quieta calentando mi piel, el hombre decidió hacer algo más y se inclinó un poco hacia mi... podía sentir su pecho y su excitada respiración... olía bien... empezaba a gustarme aún más. Por fin movió los dedos casi imperceptibles, suave, y mi chochito vibró violentamente... casi se me escapa un gemido... mi respiración se aceleraba.

El movimiento de su mano apretaba cada vez más, pero sin cambiar de sitio... joder cómo deseaba que subiera la mano y tocarme por lo menos un poco por encima de las braguitas. Me hervía el sexo y notaba el líquido caliente deslizándose por mis dos piernas hacia abajo y probablemente hasta llegar a su mano que se negaba a tocarme ahí... y os prometo que si lo hubiera hecho habría tenido el mejor orgasmo de mi vida, justo ahí en el autobús... pero, de repente, el quitó su mano, probablemente para bajar junto con los demás en la parada o a lo mejor no pudo aguantar más la tensión...

...eso sí, me arrepiento de no haberle provocado más... aún estoy tiritando al acordarme de esto, fue la mayor excitación que sentí hasta hoy en día, una mano en mi pierna...
 
Recreo

Le había visto cada día en clase.
Y cada día que pasaba crecía y se expandía en mi vientre esa ola invasora tan característica del deseo de eso que sabemos; es mejor no desear.

Empezaron entonces los días en los que el ansia ya no podía seguir manteniéndose oculta por más tiempo. Genio bueno y genio malo se batían en duelo y mi cuerpo, su campo de batalla.

Tenía calor, mucho calor. Podía sentir como gotas de sudor me caían por la espalda, me sudaban las manos, e incluso de noche mi sueño era invadido por manos, bocas, ojos grises y el recuerdo de una camisa remangada y algún botón sin abrochar.
Así que caí presa ya del destino, el instinto. El varón deseado me olió una- dos veces. Me evaluó y lo supo.

"De esta forma es como la rutina diaria suele ofrecernos un apartadero", eso estaba pensando cuando una mano autoritaria, conocedora del dominio que ejerce sobre su conquista, me cogió de un brazo y sin mediar palabra me besó como si en ello se nos fuera la vida, metiéndonos flotando en un túnel de vía láctea, alma y ser primario.

Hizo de mí nuestra voluntad. Me hizo una coleta en el pelo, la utilizó de asidero. Otra vez sin decir nada me soltó el pelo de nuevo, me dio un beso casto y continuamos ambos nuestra jornada, pero esta vez con la promesa tácita que otorga esa mirada de despedida que automáticamente hace a una sonreír.
 
Entreplanta cachondísima

Veníamos de tomar él una horchata y yo un café bombón (antes he de recalcar que gracias al ceñido vestido que llevaba y como ya es habitual en mí el ir sin bragas al llevar ese tipo de vestidos, pude poner a mil a mi atractivo acompañante).

Después de una larga caminata y algún que otro azote en mi culo llegamos a mi portal. Entre besos y pellizcos subimos al ascensor.

Entonces él le da al piso de más abajo ... solía subir a verme siempre por las escaleras por eso ya conocía dicha entreplanta ...
Bajamos en el segundo, me hizo subir y yo queriendo ser mala me subí el vestido para que admirara mi culo pero vino, me puso contra la pared y bajó directo a él, dándome unos lametones que llegaron hasta mi sexo que ya estaba bien mojado ...
Para comérselo mejor me dio media vuelta y con esa cara de puro vicio siguió chupándome hasta el punto de verme rogando que me follara. Ahí mismo se sacó su hermosa espada y me la clavó intensamente pero cuando más caliente yo estaba, paró y me dijo: “vamos a por la tarjeta de memoria” (que estaba en mi casa).

Yo inocentemente y aun cachonda pensé: “bueno terminaremos felizmente en la cama” ... mentira, qué engañada fui y qué malo fue que me dejara con ese calentón ...
Cuando entró por la puerta me da un beso y me dice: "cariño, luego nos vemos" y bajó corriendo las escaleras.

Esa experiencia no la olvidaré nunca.
 
Bueno chicas. Sólo quedan 24 horas, menos unos minutos, si aún deseáis participar.

Hoy finaliza la entrega de relatos y el viernes comenzarán las votaciones.
 
De putas con Carmen

Tenía veintimuchos años, se llamaba Carmen. Yo, aunque me dejara los pulmones intentando fumar, simulara un gesto severo y arrugara el entrecejo, no pasaba de los diecinueve. Fue mi primera experiencia sexual completa.

Actualmente frecuento muchas prostitutas. Todas ellas son diferentes entre sí. Cada una a su manera recupera el ardiente recuerdo de aquella tarde y de aquella primera meretriz.

Amparo la recrea mediante el tacto suave, aterciopelado, lujurioso de su piel. Nuria recupera su recuerdo a través de esa carcajada orgásmica y contagiosa. Estrella me devuelve a Carmen cada vez que me pierdo entre sus pechos tiernos e inmensos. Elisa, ay Elisa, cada vez que me monta, a cada meneo suyo, esa melena revuelta desprende un suave y excitante aroma que consigue meter a Carmen por unos instantes en esa misma cama. Almudena siempre me envuelve, me enreda entre sus interminables piernas y por cada centímetro que introduzco dentro de su estrecho coñito, parece que recupero un par de minutos de aquella tarde. Miriam tiene un culo redondo, de medidas perfectas, coronado por un agujero caliente y delicioso; penetrarlo y estallar en él me devuelve por un momento al éxtasis de aquel día con Carmen. Y así, podría pasarme horas comentando las peculiaridades y encantos de todas las chicas que he contratado.

Ya estoy en mi madurez, decir que he retozado con cientos y cientos de putas no es pedantería porque, si sí lo fuera, obviaría el detalle de su oficio. Me siento infinitamente agradecido hacia todas estas mujeres. Pero nunca quedo con ellas más de una vez ¿Para qué? ¡¡Hay tantas!! Sus sexos son tan distintos, sus fluidos resultan tan exquisitos y variados a mi paladar refinado. Y así, encuentro tras encuentro, mi boca sigue buscando los flujos que me embriagaron aquella vez, hace mucho tiempo, la primera tarde que me fui de putas.
 
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