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XX Polvo Ficción

Esaschicas Premium

JoanAntoniEstades

Cordobeh esaborío y con mala sombra
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15 Nov 2015
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Esto del Coronavirus nos ha pillado un poco por sorpresa, si nos preguntan hace unas semanas, ni el más pesimista hubiese pensado que la cosa iba a llegar tan lejos.

Ahora que estamos con tantas restricciones es cuando empezamos a valorar lo que no tenemos, esos pequeños detalles que en el día a día ninguno le damos importancia. Un paseo por el campo, un café con los amigos y por supuesto, el sexo.

Os propongo algo, ya que no podemos estar con ninguna chica por las restricciones actuales y si cabe, tenemos aún más ganas que si pudiéramos, ¿por qué no lo hacemos?

Vamos a relatar la fantasía que no pudimos tener antes de que pasara esto, esa que nos gustaría cumplir, esa que en cuanto termine esta pesadilla vamos a cumplir.
Entiéndase por fantasía algo dentro de la lógica.


Bezos y Abrasos.
 
¡Buenas a todos!

Sólo falta que alguien lo haga, yo les animo a que escriban algo divertido, no tiene que ser una experiencia real, sino algo que queráis o que sea una fantasía, quién sabe si el día de mañana se podrá realizar, pero si no se pone, os aseguro que nadie lo sabrá y no se realizará solo si no ponéis de vuestra parte.

Un saludo.
 
El Fotógrafo

—¿Me pongo así o mejor me quito el sujetador?
—Perfecta, así estás perfecta. Dobla el codo y tócate un poco la cara en plan casual, eso es, así... Mira a la cámara como tú sabes. Eso es. Estás guapísima.

El flash centelleaba y con cada disparo me cegaba un poco más. Entre vislumbres ocasionales me llegaba la silueta de mi amigo Isra. Isra no es fotógrafo ni nada que se le parezca, pero le ha tocado porque tiene una cámara de las buenas. Le he convencido para que me haga unas fotos eróticas. Acabo de cumplir los 43 y es ahora o nunca, que aún estoy de muy buen ver.

A Isra casi le da algo cuando se lo propuse. Le conozco desde siempre, tiene mi edad y es mi vecino, el de la puerta de al lado.

Sigo tumbada sobre la cama de mi dormitorio. El está subiendo del todo la persiana, para aprovechar la luz natural dice y cambio de postura por milésima vez. Es divertido esto de sentirme modelo por un día.

Ahora que lo pienso tiene una voz interesante. Su timidez natural ha sido sustituida por autoridad cuando dice eso de ponte así o ponte asá. Nunca me había fijado en eso. Tiene una voz muy sensual. El caso es que es de esos hombres que pasan desapercibidos, aunque hoy me parece distinto. No sé si será el flash que no me deja ver bien o quizá sea este calor.

¿Me estoy ruborizando? Isra se ha metido en el papel. ¡Si hasta parece un experto! Su voz suena cálida mientras me insta otra vez a que me humedezca los labios. Me excito mientras le saco la lengua entre risas. Siento un cosquilleo conocido subiendo de los muslos al vientre. Es el preludio de algo más, lo sé. No soy de las que se quedan a medias. Me contraigo mientras le miro lasciva. Me humedezco un poco más con cada sugerencia suya.

Se acerca parapetado tras la cámara y dispara a la altura de mis pezones duros. Contengo la respiración. No quiero que se dé cuenta de lo cachonda que me ha puesto. Entonces es cuando le oigo respirar a él. Tan cerca. Agitado. Sé que también está excitado.

Aparta un poco el escudo de su cara y deja de hacer fotos. A través de su pantalón siento el calor que emana de su abultado paquete. Va a decir no sé qué pero le digo que no hable.

Por la ventana me llegan señales de que la tarde aún está encendida.

Apaga la luz le digo en un susurro.


Fin.
¿Continuará? ¿Quién de vosotros se anima a seguir?
 
No sé si alguno/a se atreverá a recoger el guante, lo que si tengo claro es que va a ser muy difícil mejorar lo que has empezado.

Mis felicitaciones por estrenar el hilo Silviamarnarváez, desconozco lo excitado que estaría el fotógrafo, seguro que casi tanto como yo leyéndote...


Bezos y Abrasos.
 
En mi caso son dos las fantasías sexuales que tengo pendientes de cumplir. La primera es hacerlo con una mujer que tenga la menstruación y la segunda hacerlo con una embarazada
 
No sé si alguno/a se atreverá a recoger el guante, lo que si tengo claro es que va a ser muy difícil mejorar lo que has empezado.

Mis felicitaciones por estrenar el hilo Silviamarnarváez, desconozco lo excitado que estaría el fotógrafo, seguro que casi tanto como yo leyéndote...


Bezos y Abrasos.
Hola, gracias por las felicitaciones. Si te ha gustado me doy por satisfecha y espero que alguien se anime a recoger el guante. Al relato le falta la parte más interesante. Jajajajaja.
¡Besos!
 
Mazarina mi musa.


Tembloroso por los nervios, y la excitación de volver a estar con mi diosa zarina, toqué el timbre.
Me recibió como le había pedido: cara lavada, con una bata de gasa que dejaba entrever su silueta desnuda. Cerrando la puerta me besa como si hubiera estado de maniobras en algún lugar recóndito del mundo.
Me quita la chaqueta, me desabotona la camisa, y me baja los pantalones sin dejar un momento de besarme. Cuando mi ropa interior cayó junto con el resto de la ropa, me llevó a la cama y haciéndome sentar se desprendió de su bata de gasa, dejándola caer sensualmente con una sonrisa y mordiéndose el labio muy sensualmente.
Me empujó tumbándome en la cama y, situándose encima mío, empezó a besarme descendiendo por mi cuerpo a la par que me arañaba muy suavemente, hasta llegar a mi más que endurecido miembro, que con un: "Ummm, ¿qué tenemos aquí?", comenzó a saborear con deleite.

Yo soy de los de Quid pro Quo y así se lo hice saber, sin dejar de succionar puso su humedecida vagina a la altura de mi boca y es ahí cuando pude degustar el sabor de la Rusia profunda. Pero ambos queríamos más y girándose y sin parar de besarme me enfundó (la calentura no está reñida con la cordura) y comenzamos a danzar rítmicamente uno en brazos del otro, las gotas de sudor caían por su espalda y pechos como perlas saladas mientra cabalgaba sobre mí.
Mis manos no daban abasto, en esos momentos querría ser un pulpo para poder acariciar todos su cuerpo al mismo tiempo: los pechos que se movían a causa de su cabalgar, su espalda brillante y húmeda a causa del calor que desprendíamos, su culo que no dejaba de golpear rítmicamente sobre mí, sus muslos tensos por el ejercicio realizado.
El orgasmo le llegó y como consecuencia su vagina apretó mi miembro como si quisiera exprimirlo y gozar como ella estaba gozando, pero debía ser fuerte, debía aguantar.
Cuando la explosión acabó, la hice tumbar y colocándome sobre ella empecé a devolverle el favor, ella tampoco se quedó quieta, sus labios no se separaban de los míos, su lengua se enredaba con la mía, mientras que sus manos acariciaban mi espalda y sus piernas cruzadas en torno a mí evitaba que me separase demasiado de ella, sus pezones duros como diamantes se apretaban contra mi torso; y llegó intenso, como un rayo, al principio un escalofrío después una sensación de calor, las respiraciones se aceleran, los cuerpos se tensan, el beso se vuelve más intenso, salvaje.
Y "boouuumm", llegó como el rayo que cae sobre el árbol, repentino, deslumbrante... y después la calma, el abrazo intenso se vuelve cálido, el beso salvaje, casi doloroso se torna suave casi una caricia, su vagina que durante la explosión apretaba se relajaba mientras permitía de nuevo un leve movimiento quizá algo molesto pero sumamente placentero, esa mirada post orgásmica que sin decir nada lo dice todo; tras un breve lapso de tiempo la dura separación con besos cortos, piquitos, y ya en la ducha enjabonamiento mutuo sin dejar de probar una y otra vez esos labios.
Me ayuda a vestirme como excusa para seguir acariciándome, un último beso, como si fuera a irme de maniobras de nuevo, mientras salgo del ascensor recibo un whatsapp, no me importa, no hay nadie a quien ocultarlo: "Al final, no hemos utilizado la bañera" y un emoji de tristeza seguido de unos de risas, la respondo: "no importa, para la próxima vez", emoji de besos con corazones y como respuesta una foto suya tal y como la dejé, desnuda, lanzándome un beso.
Las calles son grises a juego con el cielo, la gente no entiende como un día tan plomizo una persona puede sonreír, si supiesen la causa...
 
Relato de ficción:

Me desprendí de las prendas de ropa que llevaba mientras me acercaba a ella. Ahí estaba, tumbada con el traje de colegiala que yo le había pedido que llevara. Su pelo estaba atado en dos simples coletas, que dejaban su melena caer a ambos lados de su cabeza, rematados con un par de lazos rojos, su camisa blanca apenas le cubría medio torso, dejando su espalda al descubierto casi desde sus omoplatos hasta su cintura, donde su diminuta falda plisada a cuadros, apenas podía ocultar su bonito trasero, apenas un palmo de tela, dejaba entrever sus dos nalgas perfectas, desde la posición en la que me encontraba, podía ver el tanga que llevaba, que apenas le tapaba nada, sus piernas contorneadas jugaban pataleando el aire, con unas medias blancas que le llevaban a medio muslo, rematando en sus pies descalzos, únicamente cubierto por esas mismas medias.

Su esbelto cuerpo tumbado a mi merced era lo que más deseaba en este momento, la necesidad de hacerla mía en este momento, pero quería deleitarme más con este suculento manjar que tenía ante mis ojos. Ya desnudo completamente, me situé a horcajadas sobre ella, notaba su inquietud, la necesidad de saber que es lo siguiente que yo haría.

Me arrodillé allí mismo, sentándome a horcajadas sobre sus piernas, observando con adoración su bello cuerpo, mientras mis manos temblorosas se acercaban a su cintura. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando percibió el primer toque de mis manos. Noté su anhelo, la tranquilicé moviendo suavemente la palma de mis manos desde su cintura subiendo por su costando, rozando su piel, desplazando la caricia hacia el centro de su espalda y descendiendo hasta su trasero. Su respiración era agitada y eso me excitaba, levante un poco su faldita y quedo al descubierto sus encantos, masajeé sus dos nalgas suavemente, deleitándome en su suavidad y firmeza bajo mi roce. Abrí delicadamente sus nalgas, dejando que el hilo del tanga se introdujera más en sus zonas más erógenas, ajustándose al manoseo continuo que estaba recibiendo y respondiendo con un jadeo, recompensando a mis oídos con tan esperada reacción.

Mis manos masajeaban sus glúteos y me deleitaba en la poca tela que la cubría, suministrando ligeros roces al principio, escuchando ligeros jadeos de placer, cuando llegaba hasta su sexo, haciendo mis toques más intensos y duraderos. Notaba cómo su cadera buscaba mi mano cuando pasaba mis dedos por encima, buscando el contacto más profundo e intenso.

Retiré a un lado el tanga, proporcionándome más libertad para tocar y una sensación más agradable que la simple tela que interponía nuestras pieles. Noté cómo mordía la almohada mientras mis manos recorrían su sexo de arriba abajo, con el ligero contoneo de sus caderas.

Descendí hasta su tesoro y lo besé ligeramente, sobresaltándose por el primer contacto de mi boca con su sexo, los besos, se convirtieron en pequeños lametones, que más tarde devoraría con ansias su sexo, mientras sus manos agarraban y tiraban de las sábanas, ante la oleada de placer que le estaba proporcionando. Mi lengua buscaba todos sus recovecos en sus pliegues, intentando no dejar, ningún rincón sin tocar, disfrutando de sus reacciones y sus gritos ante esta situación. Su manjar estaba delicioso, era dulce y refrescante a la vez y se ve que le estaba gustando, pues subía su cintura buscando mi boca, haciendo rotar su cadera, para su disfrute. Sus contracciones en mi lengua y mis dedos, me indicaban que se lo estaba pasando en grande, hasta que con un fuerte grito, llego a su clímax, dejando casi de moverse, evitando mi lengua, pues estaba hipersensible.

Me erguí y agarré un preservativo, me lo coloqué, mientras ella aún jadeaba de placer debajo de mí, cogiendo su cintura, la levanté un poco, lo justo para colocar una almohada debajo, permitiéndome un mejor acceso. Me acerqué hasta que mi sexo tocara el suyo, mientras con una mano agarraba el tanga aún puesto, y empujé un poco mi cadera adelante, permitiendo la entrada del glande, retrocedí un poco, mirando su reacción y volví a repetir mi movimiento, esta vez fue ella la que busco la penetración elevando su cintura, hasta que retrocedí un poco, en la tercera, una vez introducido el glande, baje el resto de mi peso sobre ella, haciendo que la penetración fuera profunda, noté cómo contuvo la respiración al penetrarla, me mantuve dentro de ella unos momentos, hasta que ella empezó a rotar su cadera, buscando el contacto y la fricción, dándome indicaciones de que quería más.

Así que empecé a mover mi cadera lentamente al principio, cogiendo ritmo, con lentas y profundas penetraciones, como sé que le gustan. Su reacción no se hizo esperar y sincronizamos nuestros movimientos, durante varios minutos continuamos nuestro baile, incrementando la temperatura, y haciendo sudar cada uno de nuestros poros. Mi posición dominante, me hacía tener la ventaja de incrementar o parar el ritmo, controlando así la profundidad de la penetración, pero quería que ella también disfrutará, así que le deje que eligiera la siguiente postura.

Me hizo tumbarme en la cama, levanto su minifalda, aparto el tanguita a un lado y sujetando mi miembro se lo introdujo, mientras yo tocaba sus pechos por encima de su camisa, dejando sus pezones erectos. En esta posición sus pechos botaban dentro de prisión, y sus coletas se movían al son de nuestros movimientos. Sus ojos cerrados y su boca abierta mientras se contoneaba era un deleite para mis ojos. Que no podía retirar mis manos de su pecaminoso cuerpo, mis manos iban de sus muslos, a sus caderas y de estas subían a sus pechos, mientras me cabalgaba lentamente, bajando de vez en cuando a besar mis labios.

Ella estaba a punto de correrse, sus movimientos se volvieron más frenéticos, más salvajes, sus nalgas golpeaban mis testículos en esta posición, poniéndome a mil, cambiando de ritmo y girando, produciendo fricción a lo largo de todo mi pene, buscando su ansiado placer, mientras la penetraba constantemente. Con un grito, echo su cabeza hacia atrás, sentí cómo su vagina se contraía y me apretaba como nunca antes lo habían hecho, sobrepasando mi límite y no pude aguantar más y también eyaculé.

Su torso cayó sobre el mío, y nos quedamos inertes en esa posición, mientras nos recuperábamos del increíble orgasmo que habíamos tenido juntos. Besándonos y acariciándonos después de esta increíble sesión de sexo, nos quedamos abrazados y deseando poder repetir esta experiencia pronto...


Para todas aquellas que se sientan identificadas, sois libres de añadir o replicar este mensaje.
 
Me encanta esta escena, ¡es súpersexy!


giphy.gif
 
El Fotógrafo

—¿Me pongo así o mejor me quito el sujetador?
—Perfecta, así estás perfecta. Dobla el codo y tócate un poco la cara en plan casual, eso es, así... Mira a la cámara como tú sabes. Eso es. Estás guapísima.

El flash centelleaba y con cada disparo me cegaba un poco más. Entre vislumbres ocasionales me llegaba la silueta de mi amigo Isra. Isra no es fotógrafo ni nada que se le parezca, pero le ha tocado porque tiene una cámara de las buenas. Le he convencido para que me haga unas fotos eróticas. Acabo de cumplir los 43 y es ahora o nunca, que aún estoy de muy buen ver.

A Isra casi le da algo cuando se lo propuse. Le conozco desde siempre, tiene mi edad y es mi vecino, el de la puerta de al lado.

Sigo tumbada sobre la cama de mi dormitorio. El está subiendo del todo la persiana, para aprovechar la luz natural dice y cambio de postura por milésima vez. Es divertido esto de sentirme modelo por un día.

Ahora que lo pienso tiene una voz interesante. Su timidez natural ha sido sustituida por autoridad cuando dice eso de ponte así o ponte asá. Nunca me había fijado en eso. Tiene una voz muy sensual. El caso es que es de esos hombres que pasan desapercibidos, aunque hoy me parece distinto. No sé si será el flash que no me deja ver bien o quizá sea este calor.

¿Me estoy ruborizando? Isra se ha metido en el papel. ¡Si hasta parece un experto! Su voz suena cálida mientras me insta otra vez a que me humedezca los labios. Me excito mientras le saco la lengua entre risas. Siento un cosquilleo conocido subiendo de los muslos al vientre. Es el preludio de algo más, lo sé. No soy de las que se quedan a medias. Me contraigo mientras le miro lasciva. Me humedezco un poco más con cada sugerencia suya.

Se acerca parapetado tras la cámara y dispara a la altura de mis pezones duros. Contengo la respiración. No quiero que se dé cuenta de lo cachonda que me ha puesto. Entonces es cuando le oigo respirar a él. Tan cerca. Agitado. Sé que también está excitado.

Aparta un poco el escudo de su cara y deja de hacer fotos. A través de su pantalón siento el calor que emana de su abultado paquete. Va a decir no sé qué pero le digo que no hable.

Por la ventana me llegan señales de que la tarde aún está encendida.

Apaga la luz le digo en un susurro.


Fin.
¿Continuará? ¿Quién de vosotros se anima a seguir?


Apagué la luz, pero la luz de la tarde aún se filtraba por la ventana, dejando una iluminación perfecta para la fotografía.

Pero mi mente estaba en otro lado, ahora que había bajado la cámara y tenía una visión global del panorama ante mí.

Tumbada en la cama, estaba la mujer que deseaba, que jamás habría pensado que estaría en esta situación.
Su pecho al descubierto y su pezón erecto, indicaban lo excitada que estaba en este momento, al igual que yo, que no podía esconder mi erección en mis pantalones.
Mi respiración al igual que la suya, estaban agitadas y el calor agobiaba un poco.

Desde mi posición empecé a desabotonarme la camisa, poco a poco, mientras ella desde la cama, me miraba con esos ojos lascivos, con su brillo azulado.
Nuestros deseos habían hablado y no teníamos la fuerza de voluntad, al menos yo, de decir que “no” a esta situación morbosa.
Ella se mordía el labio inferior con cada botón desabrochado.

Con la camisa abierta me acerqué a la cama, esperando escuchar otra vez su voz, ese susurro que me llamara por mi nombre y me incitara a hacer cosas surgidas de nuestros más profundos deseos.

Puse una rodilla sobre la cama y con el dedo, recorrí desde su cuello hasta su hombro, perfilando su pecho y acabando en su pezón, ya de por sí erecto, con su carne erizada ante el tacto de mi mano.
Allí jugueteé un poco, mientras yo también me mordía el labio, reprimiendo mis ansias de lanzarme encima de ella y poseerla allí mismo.
Mi mano continuó bajando por su tripa, que se contrajo, y bordeé el elástico de sus braguitas hasta su cadera, donde continué bajando por su pantorrilla hasta su rodilla, y de ahí terminando en su precioso pie, una vez en el destino, puse mis dos manos cubriendo su pie, y le prodigué de tiernos y ligeros besos. Mientras ella se agarraba ambos pechos con las manos y miraba con ansia, intentando descifrar cuál sería mi siguiente paso.

Mientras mis manos subían por su pantorrilla, mi boca la seguía, besando cada centímetro de su piel según subía por su exuberante cuerpo, percibiendo el calor y su excitación. Llegando a su ombligo, jugué un poco sacando la lengua, lo que produjo la reacción deseada, una carcajada salió de su garganta, llenando la habitación de alegría y jubilo. Era lo que necesitaba para continuar mi trayecto hacia arriba, hasta sus turgentes y bien firmes pechos, me cabían perfectamente en cada mano y llevé mi boca hasta su pezón, donde lo chupé con ansia, como si fuera un niño chico, provocando un silencioso jadeo y un arqueo de su espalda. Seguí subiendo, buscando su boca, con esos labios tan carnosos que estaban pidiéndome a gritos que los besara, que los mordiera, que los hiciera míos y disfrutara con ellos como si no hubiera un mañana, mientras sus ojos no se apartaban de los míos…

Continuará...
 
Me encanta @Leóndeandor. Escribes muy, muy bien. Un relato morboso y muy bien estructurado. Seguir escribiendo un texto que ya ha sido empezado, requiere una gran dosis de adaptación que has demostrado tener. Un honor para mí que lo hayas continuado. Tienes un estilo elegante y una riqueza léxica que me gusta. ¡Enhorabuena y un besazo!

Espero que alguien más se anime a continuar el tuyo.

Buen día a todos, os mando un besote a todos.
 
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