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Mitos o leyendas urbanas.

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Prinzipito

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La Leyenda del Palacio de Linares: Los fantasmas de un amor imposible.

Los marqueses de Linares nunca tuvieron hijos, ni hicieron vida conyugal. El motivo de esta separación aún se desconoce. ¿Esconde el Palacio de Linares un secreto familiar oculto durante siglos?.
El Palacio de Linares, hoy Casa de América, fue un encargo del marqués de Linares al arquitecto Carlos Colubí. Entre 1873 y 1888, Carlos Colubí, Manuel Aníbal Álvarez y Adolphe Ombrecht construyeron el suntuoso palacio, de estilo barroco francés.
Don José de Murga, marqués de Linares, era el segundo hijo del acaudalado financiero Mateo de Murga y Michelena y Margarita Reolid y Gómez. El 10 de junio de 1858, José se casó con Raimunda de Osorio y Ortega, miembro de una noble familia gallega. En 1873, el rey Amadeo I de Saboya concedió a José el título de marqués de Linares. Posteriormente, el marqués añadió a su noble currículum el título de vizconde de Llanteno y la Cruz de Isabel la Católica. Los marqueses de Linares dedicaron gran parte de su vida a financiar obras benéficas. Sin embargo, los esposos no hicieron vida conyugal. El marqués vivía en la planta baja del palacio y la marquesa en la planta superior. El matrimonio no tuvo hijos, pero adoptó la hija de uno de sus más fieles empleados, Federico Avecilla Aguado. Raimunda Avecilla, apodada cariñosamente “Mundita”, fue la alegría del matrimonio y la heredera del Palacio de Linares. De la otra niña que vivía en el palacio nada se sabe. La marquesa murió el 27 de octubre de 1901 y su esposo el 9 de abril de 1902, ambos a la edad de 69 años. Los marqueses de Linares reposan en la cripta del hospital de San José y San Raimundo, en Linares (Jaén, Andalucía). Y ahí acaba la versión oficial.
La leyenda cuenta que el padre del marqués de Linares vivió un tórrido romance con una humilde vendedora de tabaco, del que nació una hija. La fatalidad quiso que José de Murga se enamorara perdidamente de ella. Cuando José confesó a su padre la identidad de su novia, éste reaccionó mandando a su hijo a estudiar a Londres. Poco después, la muerte sorprendió al padre de José, quien volvió de Londres y se casó con su amada Raimunda. Un buen día, el marqués de Linares encontró una carta dirigida a él en el escritorio de su difunto padre. Entre lágrimas de incredulidad, el joven marqués leyó: “Te habrá sorprendido, querido hijo, mi reacción, después de haberte dicho tantas veces lo contrario, a la confesión de tu amor por la hija de la estanquera; ¡pero es que esa muchacha es tu hermana!”. La noticia cayó como una losa entre los amantes esposos, que decidieron recurrir al papa León XXIII. El Santo Padre les permitió vivir juntos, pero les conminó a vivir en castidad el resto de sus vidas. Meses después, Raimunda dio a luz a una hija fruto de su pecado. La leyenda dice que los esposos decidieron ahogar al bebé recién nacido y la emparedaron en una estancia del Palacio de Linares. Después se trasladaron a vivir en distintas plantas del palacio. Sin embargo, existen otras versiones sobre la supuesta hija que los marqueses tuvieron en común. Para algunos, la ahijada de la pareja, Raimunda Avecilla, era en realidad la hija natural de ambos, a la que decidieron adoptar para guardar las apariencias. Otros afirman que los marqueses enviaron a su hija recién nacida, a la que llamaron María Rosales, a un hospicio de un pueblo de Valladolid, donde pasó su juventud. En su espalda tenía tatuados el escudo familiar y en su brazo las iniciales M.L (Marqués de Linares), para que en un futuro pudiera reclamar su millonaria herencia. Las lenguas viperinas dicen que a pesar de la imposición de castidad los marqueses no pudieron resistirse a la pasión que sentían el uno por el otro y concibieron una segunda niña, a la que llamaron Sara.


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Esta es la "Leyenda de la niña y las monedas" que se cuenta a menudo en la ciudad de los Califas.


Una noche mientras la niña dormía escuchó unos ruidos en el pasillo, abrió lentamente la puerta de su cuarto para mirar el pasillo que comunicaba la habitaciones…
Existe una antigua casa del centro de las ciudad que se dice está encantada y cuentan que en ella hace mucho tiempo vivía una familia acomodada que tenía una hija pequeña y varias criadas a su servicio.Una noche mientras la niña dormía escuchó unos ruidos en el pasillo, abrió lentamente la puerta de su cuarto para mirar el pasillo que comunicaba la habitaciones, un enorme, largo y oscuro corredor lleno de cuadros y enlosado.Al final del pasillo la niña vio lo que parecía un niño de su edad levantando una de las losetas y metiendo algo dentro de un hueco en el suelo. La niña no podía creerlo, lo que vió relucir en la mano del muchacho al pasar por la tenue luz que entraba por la ventana eran monedas de oro.Cuando el niño se fue salió y se dirigió hacia allí; entonces apareció una de las criadas con una vela enorme que también había visto lo que había pasado y quería sacar partido.Decidieron que no dirían nada a nadie, todas las noches se acercarían y con la ayuda de la luz de la vela levantarían la loseta y sacarían las monedas hasta acabarlas. Cada noche, la niña, que por su tamaño cabía dentro, se metía por el hueco bajo la loseta e iba dando monedas a la criada, quien las iba guardando en un enorme saco. Las noches pasaban y aquel tesoro parecía no acabarse nunca. Cada noche que pasaba la vela iba consumiéndose más y más, pero las monedas seguían saliendo a pares y no querían dejarse ninguna.Una noche en medio de su labor la vela comenzó a parpadear haciendo amagos de apagarse, la criada le dijo a la niña que saliera del hueco, que ya tenían dinero de sobra. La niña le hizo caso y abandonó el escondrijo, pero en el último momento una moneda cayó del saco al hueco y, en un acto de avaricia y sin pensárselo siquiera, la muchacha se metió de nuevo en el hueco. La criada intentó agarrarla pero no pudo, mientras le gritaba que por favor saliera de allí y dejara la moneda, pero en medio de ese griterío la vela terminó de apagarse. En el momento justo en que el último rayo de luz salió de la vela la loseta se cerró ante los ojos de la criada dejando a la niña dentro, fue imposible volverla a abrir nunca mas.La criada decidió no decir nada a nadie, los padres dieron a la niña por desaparecida y el tema se fue olvidando con el tiempo. Pero aún en la actualidad dentro de esa casa se siguen oyendo por las noches los gritos de auxilio de la niña que repiten noche tras noche en el pasillo “Por favor…socorro…sacadme de aquí…”. Incluso la policía ha acudido multitud de veces ante la llamada de los vecinos que oían voces pidiendo ayuda, pero al llegar al viejo caserón lo único que siempre han encontrado es una vela vieja y consumida puesta justo en el centro de una loseta…



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Leyenda en la Plaza Mayor de Madrid y el Conde de Villamediana.

La Plaza Mayor
fue testigo del comienzo de muchas de estas historias. Una de ellas tuvo como protagonista al conde de Villamediana, que en el siglo XVII disfrutó de una posición destacada, a pesar de ser un personaje polémico por sus críticas contra nobles y plebeyos.
Quizá por esta razón se dio crédito al rumor que apuntaba a que el conde de Villamediana estaba enamorado de la mismísima reina Isabel de Borbón. Cuentan que el conde asistió a una de las frecuentes fiestas taurinas que se celebraban en la Plaza Mayor con un collar formado por reales y una inscripción que decía: “Son mis amores”. Unos apuntan a que con ello quería dejar de manifiesto su interés por el dinero, muchos otros, sin embargo, defienden que lo que el conde de Villamediana pretendía era dar a conocer su amor por la reina (“reales son mis amores”).
De cualquier modo, supuso un desafío, y cuando quiso brindarle un toro a la reina, un regidor provocando al rey afirmó: “Su Majestad, ¡qué bien pica el conde!”. Algo que Felipe IV zanjó con un “¡pero pica muy alto!”. Aunque el desagravio pareció quedar ahí, el conde de Villamediana apareció muerto días después cerca de San Ginés, iniciándose el rumor de que el asesinato fue por orden real, producto de los celos del monarca.


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Leyendas del Viaducto de Madrid.

El arquitecto Eugenio Barrón firmó el proyecto de remodelación de la calle Bailén que, entre 1872 y 1874, incluyó la edificación del primer viaducto que hubo sobre la calle Segovia. Esta construcción era de hierro y madera, y fue sustituida por otra de hormigón armado en 1934, que a su vez debió ser reconstruida tras la Guerra Civil.
El viaducto de Madrid es una de las estampas más conocidas de la ciudad, no sólo por las estupendas vistas que permite disfrutar de los tejados madrileños, sino también por ser un lugar elegido en demasiadas ocasiones por los suicidas. Se trata de una sórdida tradición –a la que se ha puesto solución con unas mamparas de seguridad- con tanta historia como el propio viaducto. Cuenta la leyenda que ya en el siglo XIX, una joven quiso morir porque su familia no consintió que se casara con su enamorado. Sin embargo, esta primera historia del viaducto terminó con final feliz, ya que la joven sólo sufrió algunas magulladuras, gracias a que sus faldas frenaron la caída. La joven moriría mucho después, al dar a luz a su decimocuarto hijo.
Sin perder de vista el viaducto, la ruta descubre a los pies de un edificio de reciente construcción el escudo más antiguo de Madrid. Este emblema es lo único que queda del que fuera primer Ayuntamiento de Madrid y Toledo, un edificio conocido como la Casa del Pastor. En él vivió don José, un sacerdote que al verse cerca de la muerte preparó su testamento y dejó escrito en un sobre cerrado quién sería el heredero de su casa. Al morir, abrieron la carta y pudieron leer: “Mi casa será para la primera persona que entre a Madrid por la Puerta de la Vega en la madrugada de mi muerte”.
Los testigos esperaron en dicha puerta hasta que un pastor con su rebaño la atravesó. Tras recibir la casa en herencia, se comprobó que el destino recompensó al pastor, ya que este hombre fue el que dio cobijo a don José cuando el sacerdote debió escapar una temporada de Madrid por problemas con la Santa Inquisición.



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Leyendas urbanas sexuales.


27ENE201011:23

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Leyendas urbanas. Un tema fascinante. Las hay de todo tipo. Alimenticias, como las que afirman que si mezclas un refresco de cola y Peta-zetas o Bayley’s y tónica te mueres al instante; genealógicas, como la que asegura que Karmele Marchante es la madre de la cantante de Amaral; parapsicológicas, como la que se refiere a la popular “muerta de la curva” o socio-políticas, como la hilarante y absurda conexión entre la izquierda abertzale y el grupo La oreja de Van Gogh o los paseos nocturnos en moto del rey Juan Carlos por las calles de Madrid, escondido bajo su casco. Ésta última a mí me tenía fascinado de pequeño: imaginarme al monarca “apatrullando” la ciudad de incógnito como si fuera Batman llegó a provocar que se tambalearan mis principios republicanos familiares. Con la edad se me pasó, aclaro. La fascinación monárquica. Las motos me siguen poniendo muy tonto.

De todas maneras, si hay un campo en el que las leyendas urbanas destacan por su fecundidad y surrealismo es el de la vida sexual humana, sobre todo si sus presuntos protagonistas son famosos. La lista es enorme, por lo que si echáis en falta alguna, os emplazo a hablar de ella en los comentarios al “post”. Por cierto: todas las leyendas urbanas de las que voy a hablar son falsas y nunca han acontecido. Lo digo para evitar malentendidos…
Una de las razones por las que el sexo genera tanta leyenda y despierta la fantasía en general es porque sigue siendo un tema tabú y propio del ámbito privado de las personas, por lo que no es extraño que en ocasiones se utilice como arma arrojadiza para desacreditar o lesionar su imagen pública, sobre todo cuando se crean historias que hacen referencia a prácticas sexuales extremas o accidentes “laborales”. Si alguien sabe de esto en nuestro país es, sin duda, el cantante Alejandro Sanz, protagonista involuntario de una leyenda urbana sexual “gore” que gozó de mucha popularidad hace unos años. Mientras el cantante de Moratalaz saboreaba las mieles del éxito con su canción “Corazón partío” alguien tuvo la idea de poner en circulación que también le habían “partío” otra parte de su anatomía. Concretamente su esfínter anal, durante el transcurso de un aparatosa sesión de fist-fucking. La leyenda surgió al mismo tiempo en Barcelona y Madrid, situando el ingreso del cantante en el servicio de urgencias del Hospital del Mar y el de La Paz, constituyendo un curioso caso de ubicuidad sanitaria francamente prodigioso. Muy fuerte. Además, como suele pasar con todas las leyendas urbanas, cuando alguien te lo contaba solía refrendar semejante trola con el habitual y clásico “me lo ha contado mi prima, que es enfermera del Hospital”. Si tal dato fuera cierto, la plantilla de ambos centros sanitarios públicos debería ser tan nutrida como la de la Nasa. Y no. Basta darse un garbeo por sus instalaciones y ver cómo van de culo los que allí trabajan para comprobarlo.
En ocasiones una misma leyenda urbana tiene diferentes protagonistas en función de la época o el ámbito geográfico en el que se origina. El ejemplo más claro lo encontramos en una repugnante historia que asegura que determinado famoso tuvo que someterse a un lavado de estómago, para extraer de su interior más de un litro de semen, tras una orgía homosexual de dimensiones bíblicas. Se trata de una leyenda muy extendida en el mundo del rock que ha sido adjudicada a Rod Stewart, Elton John, David Bowie, Mike Jagger o Jon Bon Jovi o a algunas cantantes como Alanis Morrissette o Britney Spears. Cada dos años se cuenta lo mismo de alguien.
Siguiendo en el ámbito médico, dice la leyenda que el cantante Marilyn Manson se sometió a una operación quirúrgica para quitarse las costillas flotantes para poder autosuccionarse el miembro viril sin excesivas complicaciones. O que el actor Richard Gere sufrió un accidente terrible al introducirse un jerbo (una especie de roedor) por el ano, práctica imaginaria que la leyenda atribuye a una delicatesen erótica propia de ciertos y selectos clubes homosexuales… En fin, delirante.
Para terminar, me gustaría recordar una leyenda urbana cien por cien española que llegó a emparentar a Ricky Martin, una adolescente, su perro y el programa “Sorpresa, sorpresa”. Seguramente muchos la recordaréis. Cuenta la leyenda que el popular programa decidió sorprender a una joven fan del cantante portorriqueño. Para ello encerró al bueno de Ricky en un armario esperando la llegada al hogar de la chica, mientras un sistema de cámaras ocultas en el piso esperaban grabar el sorprendente y emotivo encuentro entre ambos. Resulta que la chica, en cuanto entraba en su casa, se iba directa a coger un bote de mermelada de fresa de la nevera y, tras desnudarse y tumbarse en la cama, se untaba sus partes, llamaba a su perro y… En fin, no hace falta seguir. Sólo diré que cómo sería la que se lió con la historia que incluso el defensor del menor solicitó una copia del programa para comprobar si dicha barbaridad se había emitido en televisión, demostrando un desconocimiento del medio absolutamente pasmoso. Y con el consiguiente disgusto de Concha Velasco, que todavía lo flipa. En este caso, como en el de Alejandro Sanz, todo el mundo tenía un primo o un amigo que habían visto las imágenes. A mí me lo llegó a jurar uno que ahora manda mucho en una productora de televisión. Para que veáis cómo está el patio.
 
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Leyenda Urbana de la Botella.

Seguro que alguna vez alguien os ha explicado la historia de una chica conocida de un tercero, que algún día se quedó con una botella atascada entre sus piernas al hacerse el vacio. Y al final, tuvo que ir a urgencias porque no había forma humana de arrancarle el botellín sin romperlo, con el consecuente peligro para la salud de la muchacha. Algunas veces han sido coca-colas, otras botellines… de todas las versiones y todos los colores.

¿Pero hay algo de cierto en la historia? ¿O es simplemente una leyenda urbana más? Quién sabe; pero es una historia divertida y que a todos gusta explicar y regodearse, por lo ridículo de la situación.

Aprovechando el morbo asociado a la historia (que oculta tabúes y mitos), la marca de juguetes eróticos BS ha utilizado el relato para crear una campaña que les haga incrementar sus ventas. La productora responsable de llevar adelante el encargo ha sido El tigre del norte, y han montado una página web a través de la cual la gente puede hacer geolocalizaciones de las historias relatadas sobre el tema.

¿Llegarán a encontrar a la primera protagonista de la historia?

Lo sentimos, el calor del verano hace que la neurona nos patine un poco…

 
Las leyendas urbanas de las películas de Disney.

El Pato Donald fue prohibido en Finlandia por no usar pantalones


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Este rumor comenzó cuando un grupo de políticos de Helsinki decidieron dejar de comprar los cómics del Pato Donald para las asociaciones juveniles y bibliotecas por motivos económicos. En la reunión en la cuál tomaron la decisión, uno de los presentes bromeó diciendo que el Pato Donald era un mal ejemplo para los niños puesto que no llevaba pantalones y además mostraba un concepto de familia no convencional ya que sus sobrinos se pasan todo el día con él en vez de con sus padres.
La prensa sensacionalista hizo el resto acentuando y descontextualizando la noticia, y además no rectificó una vez se desmintió el bulo. Curiosamente uno de los periódicos pertenecía a la misma editorial que publicaba las aventuras del Pato Donald.

El cameo de La Bella en El Jorobado de Notre Damme

La Bella hace un cameo en la película del Jorobado de Notre Damme. Aparece durante el segundo acto musical, cuando Quasimodo canta la canción “Out There” (“Fuera”) y se abre una perspectiva aérea sobre la plaza. Sale caminando vestida con su traje azul mientras lee un libro. En la misma escena podemos ver también una antena parabólica, a Pumbaa de El Rey León siendo transportado por dos hombres en un palo y a un mercader que sale a la calle a sacudir la alfombra mágica de Aladdin.

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Vídeo:
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(aparece en el minuto 2:50)

El responsable del “storyboard” incluyó a La Bella por que su historia también tenía lugar en Francia, aunque en periodos temporales distintos.
 
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Las leyendas urbanas de las películas de Disney.

La forma fálica de la torre del castillo de La Sirenita


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Es cierto que una de las torres del castillo que decoraban el fondo de la carátula de la versión doméstica de La Sirenita tiene forma de pene, pero… ¿ha sido intencionado? Los rumores y las historias crecían, y se llegó incluso a decir que la torre fálica fue una venganza de un artista de Disney que iba a ser despedido una vez finalizase el proyecto.

En realidad el parecido de la torre con el pene es casual, y su autor no estaba descontento con Disney ni iba a ser despedido, es más, ni siquiera trabajaba directamente para Disney. A parte de la cubierta de la carátula, también fue responsable de las ilustraciones de diverso merchandising (tarjetas de felicitaciones, cds, cajas de Happy Meal…) y con ellas no tuvo ningún problema. Además reconoce que la primera vez que se dio cuenta del parecido fue al escuchar hablar de ello a terceras personas.

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Esta historia sería difundida rápidamente por los medios de comunicación, y Disney publicaría más tarde en discoláser una versión modificada de la caratula en la que no sale la polémica torre.

El mismo castillo (con la torre fálica incluída) apareció también en material de promoción y en los carteles que acompañaron a la proyección de la película original en las salas de cine.
 
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El Muerto Bajo el Colchón


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La Leyenda:

Una pareja se registra en un hotel, y tiene que soportar un horrible olor toda la noche. En la mañana llaman a los encargados para quejarse y alguien descubre que el olor viene desde la cama.

La Verdad:

Esto realmente paso, en Las Vegas. También en la de Ciudad de Kansas, Atlantic City, NJ y en varias ocasiones en Florida y California y, bueno, digamos que bajo o dentro de una cama en un cuarto de hotel parece ser un destino bastante popular para los recientemente fallecidos.
Tiene sentido si piensas en ello. El closet y bajo la cama son dos de los lugares más populares para esconder cualquier cosa (pornografía), así que no es sorprendente que terminen ahí tantos cadáveres. De hecho, las probabilidades son muy buenas de que por lo menos una persona haya matado a una prostituta, para después tratar de meterla bajo la cama, sólo para descubrir que ya había un cuerpo ahí.
Lo más raro, es que en casi todas estas historias, las parejas durmieron gran parte, o en algunos casos, toda la noche sobre el cadáver antes de quejarse. O al menos espero que lo único que hallan hecho sea dormir. Pueden imaginarse morir, y que lo primero que pase es que alguna pareja de viejos empiece a tener sexo encima de ustedes… diuh!
 
La Decoración Curiosamente Real.




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La Leyenda:


Lo que fue pensado ser la típica y encantadora decoración de Halloween que representaba el linchamiento de una mujer colgada de un árbol, resultó ser un suicido genuino.

La Verdad:


En el pueblo de Frederica, Delaware, una mujer de 42 años, loca por el hecho de vivir en Delaware, se colgó de un árbol cerca de un camino transitado un martes por la noche. El cuerpo quedó colgado ahí hasta el día siguiente y fue vista por muchos involuntarios (o quizás retardados) testigos antes de que alguien se diera cuenta que no era decoración y finalmente llamaron a la policía.
Una vez más, es la falta de queja de los que pasaban lo que nos sorprende. Incluso si la cosa colgada no fuera un cuerpo, era algo que se veía exactamente como un cuerpo colgando y sería considerado una decoración de Halloween de muy mal gusto. (a menos que se hubiera puesto un traje de bruja antes de ahorcarse.)
Con lo políticamente correcto de estos tiempos, se esperarían dos juntas extraordinarias en el ayuntamiento y 30 cartas al editor en los 10 primeros minutos de que alguien lo viese.
No podemos más que preguntarnos si la persona que eventualmente llamó a la policía no se hubiera molestado, ¿cuánto tiempo más habría estado el cuerpo colgado ahí? Esto paso cinco días antes de Halloween. Añade cinco días de descomposición a la ecuación y de repente tienes algo mucho más horrible.
También, ¿la mujer habrá planeado esto? ¿Ella sabía que época del año era, e intencionalmente se colgó en un lugar público? ¿quería que su cuerpo se camuflajeara con las sabanas colgando que simulan ser fantasmas y brujas rellenadas alrededor del vecindario? Si sí fue, era persona fascinante sin duda.
 
Enterrado Vivo.



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La Leyenda:


Algún pobre idiota es condenado a su descanso eterno, aunque no esta del todo listo para la última gran siesta. Rasguños son encontrado luego en el ataúd, junto con otras marcas de desesperados intentos de escape.

La verdad:

No solo esto paso, sino que antes esto pasaba con alarmante regularidad. A fines del siglo 19, William Tebb intento registrar todos los casos de “enterramiento prematuro” investigando fuentes medicas de la época. Logro registrar 149 casos y también una docena de casos donde se hicieron disecciones en cuerpos de personas que aun no estaban muertas.

Ahora, esto puede parecer estúpido, pero no se olviden que estamos hablando de una época anterior a los doctores como el Dr. Gregory house que pueden curar cualquier problema en no más de 42 minutos. Si ibas al medico con un resfriado en esos días, lo más probable es que el medico a cargo te hubiera cubierto de sanguijuelas y que te hubiera dado heroína para calmar la tos. El único método para determinar si una persona estaba muerta, era acercarse a su cara y gritar “¡DESPIERTA! una y otra y otra vez. si no reaccionabas, te enterraban.
Osea que si algún día estas paseando por el cementerio y escuchas a alguien gritando “ok, amigos, ya fue el chiste! déjenme salir!” podría ser una buena idea llamar a alguien con una pala, y rápido.
Pero claro, esa ultima oración es solo un chiste, no hay forma de que algo así pase hoy en día. Em, bueno, excepto por esta historia sobre un hombre de Venezuela que despertó durante su autopsia. Si lo piensas bien, quizás sea una buena idea agregar la siguiente linea a tu testamento. “… y ser enterrado con un tanque de oxigeno de alto rendimiento.”
 
Leyenda: ¿Un viajero en el tiempo en una película de Chaplin de 1928?

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Un cineasta de Belfast estaba viendo los extras de una película de Chaplin de 1928 y se encontró con un hallazgo sorprendente: una mujer cruzaba la pantalla... ¡hablando por un teléfono móvil! Su explicación ha sido que se trata de un viajero en el tiempo. La polémica está más que viva en internet.

George Clarke es un cineasta de Belfast que cierto día encontró algo en una vieja película que no ha logrado comprender ni explicar: revisando el contenido extra del DVD de El circo de Charles Chaplin se encontró que, en unas escenas documentales sobre el estreno, una mujer cruzaba la pantalla con un gesto que recordaba claramente al que todos hacemos hablando por nuestros teléfonos móviles.

Clarke revisó la escena una y otra vez, tal y como cuenta a la BBC: "Rebobiné y lo vi otra vez, acerqué la imagen y lo puse a cámara lenta", además mostró la película a multitud de amigos y "todos tenían la misma reacción, ‘parece que hable por móvil’".

De hecho el pequeño fragmento de película se ha mostrado también al público en un festival de cine en Belfast y "nadie ha podido encontrar una explicación". La del propio descubridor, de hecho, es más estrafalaria que definitiva: que la mujer en cuestión es un viajero en el tiempo.

Polémica en la red

Desde que Clarke colgase en Youtube el pasado 19 de octubre el sorprendente fragmento de vídeo ya ha sido visto en casi dos millones y medio de ocasiones, recibiendo además unos 18.000 comentarios.

Por supuesto, la polémica está más que servida y las opiniones en toda la red se dividen entre los que simplemente no encuentran una explicación, los que creen la teoría del viajero en el tiempo y los que discuten la propia autenticidad de la escena.

Otra teoría algo más plausible, comentada por la cadena americana MSNBC, es que la mujer en el vídeo sujeta algún tipo de aparato para la sordera, pero el hecho es que también parece hablar a través de este supuesto dispositivo.

Como el descubridor del vídeo dice probablemente "nunca sabremos de verdad que es lo que estamos viendo".


 

Cleopatra y la copa de vino más cara de la historia.
El banquete más caro de la historia... lo protagonizaron Cleopatra y Marco.



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La historia narrada por Plinio el Viejo nos cuenta que, en tiempos remotos, existían dos perlas, las mayores y de más valor que se habían visto nunca en todo el mundo: Cleopatra estaba en posesión de ambas, heredadas de sus antepasados.

Un buen día la reina, llena de vanidad y arrogancia, se apostó con Marco Antonio que podía gastarse en un solo banquete 10 millones de sextercios, hecho que a Marco Antonio le pareció absolutamente imposible, por lo que aceptó la apuesta.

Al día siguiente, cuando la suntuosa comida en cuestión pareció llegar a su fin, Marco Antonio bromeó con Cleopatra, diciéndole que, ciertamente, el banquete era fantástico, pero no más impresionante que otros a los que había asistido, y que desde luego no valía la suma de dinero fijada.

Pero lo que Marco Antonio no se esperaba era la sorpresa que Cleopatra le había reservado. La orgullosa Reina le replicó que lo servido hasta ahora solo era un insignificante “aperitivo” de lo que sería el verdadero banquete, y que ella sola consumiría todo el valor de lo apostado.

En ese momento llevaba puestos unos pendientes con aquellas valiosas y selectas perlas, maravillas únicas de la Naturaleza. Deslizó del aro una de ellas y la introdujo en un vaso de vinagre de vino. La perla se disolvió (la naturaleza ácida del vinagre disuelve el nácar, compuesto principalmente de carbonato de calcio cristalizado) y Cleopatra se bebió el vino ante los atónitos ojos de Marco Antonio.

Cleopatra no sólo bebió el vaso de vino más caro de la Historia y ganó la apuesta, también ganó el corazón de Marco Antonio, que se trasladó a Alejandría.

Sin embargo, diez años más tarde, el emperador Octavio condujo una guerra contra Egipto y derrotó a Marco Antonio y a Cleopatra, los cuales, como sabemos, se suicidaron poco después. Finaliza Plinio contándonos que la perla del otro pendiente de Cleopatra fue cortada en dos, y las mitades fueron colocadas en las orejas de la estatua de Venus en Roma.
 
Tal día como hoy " El lunes de aguas" Se celebra una fiesta muy especial en Salamanca.


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Una historia, leyenda, tradición salmantina o lo que sea. Lo cierto es que tal día como hoy se festeja en Salamanca: 'El Lunes de aguas'. Día en que las putas, prostitutas, rameras, cortesanas, busconas, furcias, meretrices…o como quieran llamarlas,, traspasaban el río Tormes para volver a la llamaba ‘Casa de Mancebía’, su zona de trabajo.

La historia cuenta, que allá en tiempos de Felipe II, rey piadoso y riguroso donde los haya, decidió que en tiempos de cuaresma, la población estudiantil sobre todo, había de abstenerse de todo tipo de "carne" para dedicarse al ayuno y la abstinencia. Esto quiere decir que Salamanca, que contaba entonces entre sus 8.000 habitantes (Madrid tenía a la sazón 10.000 del mismo género, sirva la 'comparanza') Como atestiguan gran variedad de fuentes literarias e históricas de la época, los lupanares, casas de citas y otros establecimientos de lenocinio de la ciudad, eran uno de los más florecientes de España en el Siglo de Oro. La Universidad de Salamanca era el centro de estudios más importante de Europa, por tanto las rameras aprendían el oficio a su sombra, realizando sus prácticas de aprendizaje con el elemento estudiantil de la ciudad para, convertidas en auténticas "profesionales diplomadas", pasar a la Corte, donde las exigencias, a nivel técnico, eran con mucho mayores. De ahí la frase hacer "la carrera".
No es de extrañar pues que la ciudad estudiantil gozara de una Casa de Mancebía, concedida por real licencia del Príncipe Juan (hijo de los llamados Reyes muy Católicos y conocido por sus excesos) y uno de los tres más celéberrimos "Barrio Chino" de Europa. 'Helmantica docet... et 'altera'.

Como decía los orígenes de esta fiesta singular se remontan al siglo XVI, cuando llega a esta ciudad el rey Felipe II para casarse con la princesa María de Portugal. En los días sucesivos, en que tienen lugar los actos de celebración de los esponsales, el jovencísimo Felipe II de dieciséis años de edad contempla asombrado cómo esta sobria capital castellana disfruta del ocio y la diversión sin límites ni miramientos. El rey dentro de su rectitud casi monacal quedo perplejo con tamaño espectáculo y promulgó un edicto ordenando que durante los días de Cuaresma y Pasión se prohibiera comer carne y obligó a que las prostitutas fueran expulsadas extramuros en la margen izquierda del río Tormes. En estas disposiciones reales tiene su origen la frase "Como putas en cuaresma" = sin dinero. Una vez en la otra orilla del río Tormes en el pueblecito de Tejares y custodiadas por el "Padre Putas" que en mis tiempos de niño, ignorantes de estas historias corríamos tras él, en forma de cabezudo de las Ferias cantándole: " El Padre Lucas y la Lechera que vende leche a cuatro perras" y después, la consiguiente carrera. El tal clérigo era el encargado de vigilar, cuidar, atender y proveer de alimentos, medicinas y todo lo necesario a las prostitutas, así como cuidar para que durante los días de fiesta y Cuaresma "no estén las dichas mujeres ganando en la dicha mancebía, so pena de cien azotes y el dicho padre no las consienta so dicha pena", según reza en la orden real

El hecho es que si nos atenemos a esta historia, las rameras no regresaban a la ciudad hasta el lunes después del Domingo de Pascua. Tenía entonces lugar una singular ceremonia , los estudiantes y demás personal joven tras tanta abstinencia de carne se dirigían en barcas engalanadas, agitando ramas ( de ahí ‘rameras’) al otro lado del río, para recibir a las etairas con jolgorio , cantos, bailes , hornazos y celebrar de este modo tal feliz regreso, en la ribera delTormes.

Hoy día, aunque se supone que los salmantinos se abstienen menos de los goces de las carnes tolendas, siguen festejando el Lunes de Aguas, saliendo al campo o a otros lugares para compartir entre cantos y festejos: hornazo , vino y otros yantares.
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que es de rigurosa obligación degustar es una especie de empanada rellena de carne de cerdo (chorizo, jamón, lomo).
 
Excelente y interesante artículo, Prinzipito.
Siempre me ha interesado saber el origen de expresiones populares.
Te felicito y te animo a que nos sigas ilustrando con tus conocimientos.
 
Sexo en la edad media, algunos cambios notables...


Amor cortes, se puede ver pero no tocar...

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Se prohibió la expresión abierta del deseo sexual, pero la noción medieval del amor cortés sugirió que el amor y la admiración podían existir entre el deseo erótico y el logro espiritual. El amor cortesano se asocia con el caballero que se enamora de la mujer pura. La admira desde lejos, va a la guerra por ella y sacrifica su vida...


Adulterio, ¡Mantenga sus pantalones quietos señor¡

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El celibato era la única opción y solo era tolerado como parte del matrimonio. Las relaciones prematrimoniales o extramaritales eran un riesgo grave. ¡Rásquese el picor! Se decía muy a menudo. Los castigos podían ir desde algunos años de penitencia hasta la condena a muerte...


La Virilidad: ¿Eso es un taparrabos o es que te alegras de verme?

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Uno de los accesorios más de moda en la Edad Media fue la bragueta, una bolsa que se adjuntaba en la entrepierna de los pantalones de los hombres y que acentuaba de tal manera que destacaba y exageraba el tamaño de los genitales. Se rellenaba con serrín o un paño.



Consolador: Un tamaño que coincida con su deseo pecaminoso.

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Las mujeres que hubieran utilizado algún “dispositivo” o “aplicación” con forma de miembro masculino habían de hacer penitencia durante cinco años.
 
Última edición:
Voy a contar una leyenda típica del Pais Vasco, a colación del nombre Guiomar no había conocido a ninguna personalmente, hasta esta semana.
La leyenda es triste pero ya se sabe que entre cuernos y unicornios no se puede esperar otra cosa.


Guiomar y el Unicornio

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Son muchos los países en los que el unicornio es protagonista de leyendas, pero en toda la Península Ibérica sólo se conoce un unicornio, el que vagaba por el bosque de Betelu, en Nafarroa.

El unicornio es un animal mitológico que tiene forma de caballo, es blanco, símbolo de la pureza, y sus ojos son azules. De su frente sale un cuerno largo y afilado que posee un valor incalculable y que puede contrarrestar todo tipo de venenos.

Sólo se puede cazar un unicornio mediante una virgen, porque es la única persona que el animal permite que se le acerque. De todos modos, el mágico animal muere si se le arranca el cuerno, aunque no esté herido de muerte.



Gobernaba en Nafarroa el rey Sancho el Magnánimo, quien había con seguido llevar la paz a sus tierras, tras muchos años de peleas con los musulmanes que amenazaban las fronteras del reino.

El rey Sancho y su esposa doña Aldonza tenían dos hijas Violante y Guiomar. Las dos eran hermosas, virtuosas y discretas siendo la primera morena y la segunda, rubia. Todos los que las conocían las querían y respetaban, y ellas llenaban de alegría la vejez de sus padres.

Una tarde, llegó al castillo un caballero que se dirigía a tierras lejanas. Nada más verse, el caballero y Guiomar se enamoraron perdidamente el uno del otro. Al día siguiente, temprano por le mañana, el joven prosiguió su camino y nunca más regresó, pues murió en la guerra. Guiomar se entristecía cada vez que pensaba en él, aunque nada dejaba traslucir para no preocupar a los suyos, que la creían totalmente feliz.

Pasaron los años y doña Aldonza murió. El luto se apoderó del castillo y, sobre todo, se introdujo en el corazón del rey Sancho de tal forma que empezó a morir de dolor. Ni la atención de sus hijas ni los cuidados de sus servidores servían para nada. Aquel hombre fuerte y corpulento se debilitaba día a día; únicamente esperaba la muerte para ir a reunirse con su querida esposa.

Muchos médicos y curanderos visitaron al rey, pero ninguno supo encontrar el remedio para curar su enfermedad.

Un día llegó al palacio un ermitaño que pidió ver al enfermo.

—Don Sancho sanará —afirmó tras examinarlo con atención—. Sólo necesita beber un brebaje que yo prepararé.

La esperanza asomó a los rostros, y las princesas sonrieron, confiadas.

—Ahora bien —prosiguió el ermitaño—; para que la medicina sea eficaz deberá de tomar el brebaje en el cuerno de un unicornio.

Todos se miraron consternados. ¡No había ningún cuerno de unicornio en el castillo! El ermitaño, al comprobar el desconcierto que sus palabras habían causado, habló de nuevo.

—¡No está todo perdido! En el bosque de Betelu vive un unicornio. Es un animal peligroso, y tan hermoso como difícil de capturar, pero se rinde ante una doncella pura que nunca haya tenido penas de amor.

Todos los ojos se volvieron hacia Violante y Guiomar. La hermana mayor se ofreció al punto. ¡Ella iría en busca del animal!

Y, en efecto, Violante se internó en el bosque de Betelu, decidida y con paso firme. A los pocos minutos, escuchó a lo lejos el relincho del unicornio, y fue tal el miedo que se apoderó de ella que salió corriendo y no paró de correr y de llorar hasta llegar al castillo.

Don Sancho seguía empeorando y estaba cada vez más débil. Guiomar tomó entonces la decisión de ir ella misma en busca del mítico animal. Eligió a los mejores ballesteros de su padre y fue al bosque. Todavía sufría penas de amor por aquel caballero que un día conoció, y sabía que corría un grave peligro.

—Manteneos atentos —dijo a los ballesteros— Disparad las saetas si veis que el unicornio me ataca.

La joven se internó en el bosque, seguida a distancia por los ballesteros, y se aproximó al caballo, que se hallaba en un claro. El bello animal estaba comiendo las hojas de los árboles, porque los unicornios no comen hierba, ya que saben que los humanos desean arrancarles el cuerno, y nunca bajan la cabeza. Cuando Guiomar alargó la mano para acariciarlo, el unicornio la acometió con furia, atravesándole el cuerpo con el cuerno. Los ballesteros dispararon, pero ya era tarde. Guiomar había muerto y los soldados llevaron su cadáver al castillo, y también el cuerno del unicornio.

El rey Sancho el Magnánimo sanó, pero no vivió mucho, pues la muerte de su hija le partió el corazón y ya no hubo medicinas para curarlo.
 
Una muy, muy agradable lectura en un foro diferente. Muchas gracias por compartirla, Prinzipito.
 
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«Florinda perdió su flor». La leyenda de La Cava,
el teatro neoclásico español y la tragedia de María Rosa Gálvez de Cabrera.
[...]

Florinda perdió su flor,
el rey quedó arrepentido
y obligada toda España
por el gusto de Rodrigo.
Si dicen quién de los dos
la mayor culpa ha tenido
digan los hombres: la Cava,
y las mujeres: Rodrigo.

(Romancero General).

Si atendemos a los versos finales de este romance nuevo, hemos de convenir en que no podía haber intuido más acertadamente su anónimo compositor las discrepancias que la literatura posterior mostraría sobre la materia legendaria que en el poema se articula, y muy especialmente sobre la función desempeñada por los dos personajes principales, Rodrigo, Rey de los Godos, y Florinda, La Cava, hija del Conde Don Julián, en los sucesos que, según nuestra más remota tradición historiográfica y literaria, condujeron al desastre de Guadalete.
Lo cierto es que ya desde la Alta Edad Media, y bastante antes de que la Reconquista enfilase su última recta, la construcción legendaria de los hechos y motivos que rodearon la pérdida de España ante las tropas musulmanas se había convertido en materia cronística e historiográfica a lo largo y ancho de toda la Península. Desde entonces, y hasta bien entrado el siglo XIX, los desmanes pasionales de Rodrigo y la vinculación de los mismos con el largo período de hegemonía árabe en suelo godo, han ido emergiendo aisladamente en diferentes momentos de la historia literaria española para ofrecer versiones dispares del estupro de Florinda, de la calidad político-moral del reino godo y de las razones e intereses que propiciaron la cruenta venganza del Conde Don Julián. Es bien sabido que la maleabilidad del contenido legendario, su inmejorable disposición para ser reinventado o reconducido sin merma de su interés o perjuicio de su credibilidad, lo convierten en valioso instrumento ideológico, susceptible de adoptar presentaciones distintas -y hasta opuestas- en función de los intereses, fundamentalmente socio-políticos y religiosos, que propician su actualización en cada momento histórico. Tal ha sido el caso, en la tradición literaria española, del legendario desencuentro entre Florinda y Rodrigo, cuyas implicaciones para la valoración del pasado español y sus repercusiones futuras, así como para la configuración del proyecto nacional propio de cada época, lo convirtieron en materia predilecta en ocasiones y proscrita en otras, trocando el papel y las características de sus protagonistas según convenía al mensaje de la obra, si es que lo había, o simplemente al modelo de España vigente en el momento histórico en que la leyenda se hacía literatura. Así, desde la Edad Media hasta la Ilustración, la sugerente rebelión de Florinda La Cava tras los abusos del último rey godo había sido reinterpretada por nuestra literatura -por la materia folklórica y por la tradición culta- con enfoques e intereses diversos, y también, como veremos, con cierta -y lógica- prevención, dadas la delicada naturaleza de las consecuencias históricas atribuidas al asunto y la implicación en él de la figura real; hasta principios del XIX, sin embargo, ninguna escritora se había atrevido a llevar a la escena española esta leyenda, en la que la materia histórica se explica a partir de las relaciones de poder entre los sexos y de la conflictiva intrusión de lo femenino en el ámbito de lo público. En 1805, María Rosa Gálvez de Cabrera, dramaturga y poeta, la convierte en tragedia, y al hacerlo, desde su condición de mujer y desde el contexto histórico de la España prerromántica y preliberal, le proporciona una dimensión ideológica absolutamente novedosa en la construcción de su vida literaria en la tradición nacional.

Orígenes y desarrollo de la leyenda.

El sustrato histórico que sirvió de base a la leyenda posterior se enmarca en los inicios del siglo VIII, tras la muerte del rey toledano Witiza2. La situación social, económica y política del reino visigodo en el año 710 distaba bastante de reunir las condiciones necesarias para una sucesión pacífica, y la monarquía se hallaba ya desde el siglo anterior en un estado de debilidad ante la nobleza que se hizo aún más evidente a la muerte de Witiza. Aprovechando esta situación, la aristocracia gótica, reunida en una asamblea electoral perfectamente legítima pero poco habitual en el sistema sucesorio godo, designó un nuevo monarca -Rodrigo, Duque de la Bética-desvinculado de la estirpe real anterior. Un año más tarde, mientras las tropas visigóticas combatían un levantamiento vascón en el norte de la Península, el ejército musulmán, que ya había dominado el litoral africano, desembarcó en Gibraltar. El regreso precipitado de Rodrigo no pudo contener la invasión árabe, que se hizo efectiva tras el enfrentamiento de los dos ejércitos cerca de Jerez, y gracias en parte a la traición del sector witiziano de las tropas godas, que, insatisfecho desde la coronación de Rodrigo, veía en la derrota del rey cristiano la posibilidad de recuperar el trono visigótico.

Parte I
 
Parte II

Con la población mozárabe dividida entre los sucesores de los witizianos, que pactaron con los musulmanes, y los godos adeptos a Rodrigo, cristianos fervientes hostiles al invasor, no es de extrañar que la construcción legendaria del asunto histórico origen del conflicto comenzara bien pronto, respondiendo al interés de las dos facciones por difundir versiones distintas de la decadencia del poder visigodo. Ya desde el siglo X circula entre los escritores cristianos asentados en zona mozárabe un relato de origen incierto4 que recoge como desencadenante de la invasión musulmana la violación de la hija del Conde Olián, gobernador de Tánger y de Ceuta. Al parecer, este misterioso personaje, al que posteriormente la leyenda bautizó como «Don Julián», habría estado estrechamente unido a Witiza por lazos de fidelidad personal y habría defendido la plaza de Ceuta contra los islamitas5. La leyenda hace referencia al pacto realizado entre Don Julián y los musulmanes tras el estupro de la hija de aquél, con el objetivo de derrotar al rey godo y vengar así la ofensa recibida.
Esta versión es la que manejan también desde bien temprano los historiadores árabes como Al-Razi (ss. IX-X), la que a partir de ellos se difunde en los siglos XII y XIII a través de las crónicas cristianas del norte de la Península (Chronicón Silense, Crónica Najerense, Crónica Tudense, Crónica del Toledano) y, posiblemente, aunque no hayan quedado vestigios, también a través de otras versiones populares, más literarias.
El relato árabe de Al-Razi (o Rasís), que incluye ya la estrategia adoptada por Rodrigo, enviando a Don Julián a territorio fronterizo para consumar con mayor libertad el estupro de su hija, es, precisamente, el armazón sobre el que se construye una gran parte de las versiones cristianas de la leyenda a partir del siglo XIII. De hecho, la historia de Don Rodrigo incluida en la Crónica de 1344 no es sino una ampliación de Al-Razi -a partir de la traducción portuguesa de Gil Pérez, Cronica do mouro Rasis- enriquecida con otras tradiciones árabes y cristianas, aunque aporta ciertas novedades referentes a la cuestión que aquí nos ocupa, que tendrán repercusión en las narraciones posteriores con este mismo tema: por un lado, la hija de Julián recibe el nombre de Alataba (en ocasiones Alacaba o simplemente La Taba), y, por otro, la joven interviene ya -aunque mínimamente- en la narración para constatar, con una resignación exenta de cualquier afán reivindicativo, la debilidad de su posición, como mujer, frente a un sistema de valores eminentemente masculino, con una visión estereotípica de la feminidad. Así le explica Alataba a su amiga Alquifa, en el texto de la Crónica, las razones que la han impulsado a silenciar el atropello de Rodrigo:

"Si aquellos que este fecho supiesen lo judgasen asi commo paso, yo non auria que temer de lo mandar dezir a mi padre; mas yo se bien que mi padre es omne de buen seso; e yo veo bien que todos los sesudos judgan las mas de las mujeres por malas; e por esta rrazón non lo oso mandar dezir a mi padre, ca he miedo de me lo non creer, e que tenga que yo por mi grado lo fiz e que me desanpare."


También sobre el relato de Al-Razi (o Rasís) se construye la Crónica Sarracina (1430) de Pedro del Corral, texto que establecerá la línea preferente de desarrollo de la leyenda en la literatura española posterior, así como el tratamiento que en ella recibirán el rey Rodrigo y Florinda. En este sentido, señala acertadamente Marjorie Ratcliffe que el texto de Pedro Del Corral, redactado en vísperas de la unificación de la Península, tiene entre sus objetivos principales los de «blanquear la fama del pueblo disoluto, perdonar al rey abusador de sus poderes, y echar la culpa a la víctima, Florinda la Cava». Aunque el tratamiento de la figura de Rodrigo sea, como ha demostrado Fogelquist en su edición de la obra, menos complaciente de lo que a simple vista parece, no deja de ser cierto que «La Caba», que así es como la denominó Del Corral cuando aún no había sido bautizada con el literario nombre de Florinda- resulta a ojos del narrador de la Sarracina la máxima responsable de la pérdida de España: por incitar, aunque inadvertidamente, los deseos pecaminosos del rey con sus inocentes juegos en paños menores, por no haber advertido a su padre de la situación en que se hallaba antes del atropello, por haberse quedado sola con el rey, por haber cedido en silencio a su presión sexual, y por ser, en fin, mujer, y como tal, cuerpo provocador cuya forma no duda en adoptar ni el mismo diablo para tentar al arrepentido Rodrigo durante la penitencia final que precede a su muerte.

Sólo el dolor que muestra «La Caba» ante la destrucción provocada por la confesión de su violación, y las cartas que dirige a su padre vengador para pedirle piedad por el destino de España, logran redimirla parcialmente, y desplazar la responsabilidad de la hecatombe goda hacia la traición de Don Julián, convertido por la femenil indiscreción de Florinda en el auténtico forjador de la catástrofe. Muy al contrario, los desmanes de Rodrigo resultan en la Crónica Sarracina justificados por el descuido de Florinda y por la intromisión del diablo tentador, causante del ardor que incita al monarca a cometer su fechoría. Aún más, al final de los dos volúmenes que Del Corral dedica a la pérdida de España, asistimos a la rehabilitación moral del rey, quien, arrepentido de su debilidad, se encierra en una tinaja junto a una culebra de dos cabezas que le devora el corazón y los genitales como penitencia.
Como veremos más adelante, el planteamiento de la Crónica Sarracina, a partir de la versión árabe de Al-Razi, inaugura una línea muy perseverante en el tratamiento de la materia de la pérdida de España que encontramos a partir del siglo XVI, la cual, introduciendo dudas sobre la pretendida virtud de La Cava, demonizando a Don Julián e insistiendo en la redención de Rodrigo, persigue una interpretación de la leyenda más acorde con las expectativas de la «España imperial y tan recientemente unificada» por los Reyes Católicos, que requería unas raíces sólidas en el pasado godo y una justificación razonable de los siete siglos de dominio musulmán sobre la Península.

Y sin embargo, no es éste el único enfoque de la historia de Rodrigo y Florinda que nos han legado nuestros Siglos de Oro. En 1589, Miguel de Luna, conocido médico morisco y traductor real, escribe La verdadera historia del rey Don Rodrigo, en la qual se trata la causa principal de la perdida de España y la conquista que della hizo Miramamolin Almançor Rey que fue del Africa, y de las Arabias, donde ofrece, bajo una pretendida fidelidad histórica, una versión de la conquista árabe alternativa a la que, desde los falsos cronicones y la historiografía oficial, había pergeñado y difundido el llamado «mito godo», destinado a establecer la continuidad de una identidad española esencial e histórica, sólo interrumpida transitoriamente por un molesto interludio musulmán de setecientos años de duración. En su intento de revalorizar el pasado árabe de España -explicable atendiendo a su origen y a su posible condición de «criptomusulmán»-, Luna aporta en su enfoque de la materia contenidos diferentes a los habituales en la historiografía de la época, presentando a Rodrigo como un monarca cobarde, representante de un reino caótico y cruel, frente a las fuerzas árabes, que encarnan la paz, la prosperidad y la libertad espiritual a través de su rey ejemplar, Miramamolín Jacob Almançor, diseñado por el autor a partir del modelo de los «Espejos de Príncipes» tan florecientes en el XVI. Y sin embargo, por mucho que Luna innove, aporte y modifique para ofrecer una visión pro-morisca de la historia de España, Florinda -que toma aquí este nombre por vez primera- se perpetúa en la obra con su apelativo árabe «Caba», el cual, según explica su autor, significa «mala mujer». Lo cierto es que la versión de Miguel de Luna, menos respetuosa con la figura real que la de Pedro del Corral, no cuestiona la violación de Florinda, «forçada contra su voluntad», ni insinúa tampoco, como en la Sarracina, el menor consentimiento por su parte. Ello no impide, sin embargo, que habiendo perdido ya con el estupro la garantía de su valor social, y sintiéndose culpable de los excesos cometidos durante la conquista árabe en nombre de su honra, a Florinda no le quede más opción en la obra de Luna que saltar desde lo alto de una torre, reconociéndose al tiempo como «la más mala mujer que hubo en el mundo». Más víctima que otra cosa, el pecado que expía Florinda es el de ser mujer y, como tal, causa -aun involuntaria- de conflicto y perdición: la de Rodrigo, al transformarla contra su voluntad en objeto de su deseo, la de Julián, convertido en traidor a la patria por el honor de su hija, y la de una nación entera, que se entrega a hegemonía extraña. Aunque no se muestre especialmente complaciente con la monarquía goda, Luna castiga la felonía, y Florinda, origen de la misma, debe pues morir convertida en Caba, llevándose en su expiación a Don Julián, que se suicida también, e incluso a su propia madre, que sufre los ejemplares padecimientos de un cáncer devastador.

Helena Establier Pérez

Si es cierta esta leyenda, es una bonita historia "por una mujer, se perdio el reino."

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