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Pies femeninos, una delicia oculta

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La Voz de un poeta:
Mario Benedetti

La mujer que tiene los pies hermosos
nunca podrá ser fea,
mansa
suele subirle la belleza
por tobillos, pantorrillas y muslos,
demorarse en el pubis

qué siempre ha estado más allá de todo canon,
rodear el ombligo como a uno de esos timbres
qué si se les presiona tocan para Elisa,
reivindicar los lúbricos pezones,
entreabrir los labios sin pronunciar saliva y dejarse querer.


La mujer que tiene los pies hermosos
nunca podrá ser fea.



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Daniela Malak
(Atocha-Delicias)
 
Story Time

Antes, nunca me habían gustado mis pies, los veía feos, nada atractivos, y simplemente los usaba para caminar.

Pero todo cambió...


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En el cálido resplandor de la luz de las velas, me deslizaba con gran picardía por toda la habitación, cada movimiento era una danza hipnótica que realizaba para él, pero mis pies descalzos robaron toda su atención.

Él estaba sentado, incapaz de apartar la mirada de mis pies imperfectos, los que parecían emanar una irresistible energía magnética. La curva, el arco, cada delicado dedo, lo miraba como si de una obra maestra se tratase, y él se sentía atraído hacia ellos como si fueran imanes.

Me detuve frente a él, y lentamente levanté uno de mis pies, acercándolo con delicadeza a su rostro.
La sensación de mi pie y el roce suave de mis dedos sobre su mejilla hicieron que un escalofrío recorriera mi cuerpo, despertando sensaciones que nunca antes había experimentado.

Con las manos temblorosas, él me acarició cada centímetro de mi pie, sentía la suavidad de sus manos bajo mis dedos, me dejé llevar... cada toque, cada beso, era como una caricia eléctrica que encendía el fuego de mi deseo.

Yo sonreí, complacida por el efecto que tenía sobre él y lo que me hacía sentir, nuestros cuerpos hablaron, pero los pies seguían siendo el centro de su atención, explorando cada rincón de una fantasía compartida.

En esa noche de pasión y dejarse llevar, descubrimos el poder de la conexión más profunda, donde el fetichismo de pies se convirtió en la expresión más sensual y cautivadora del deseo mutuo.


Desde entonces amo mis pies, pero más amo a la boca que se deleita por besarlos.

😘
 
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