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Voy a dar mi opinión en este tema, porque creo que todos los trabajos son iguales, se les llama "negocio". Y como en todos los negocios uno lo que espera es tener rentabilidad, es decir, ganar pasta. Las profesionales del sexo, los médicos, los camareros, los taxistas..., todos ofrecen un servicio a cambio de una compensación económica. Y todos deben cumplir con el servicio para el que se les paga, es decir, el taxista me tiene que llevar donde le diga, y el camarero servirme lo que le he pedido. Sin embargo, existe un concepto que se llama "valor añadido" que es ese incremento de cosas en un servicio que lo hacen más atractivo y por el que no se espera nada a cambio.
Un taxista me tiene que llevar a mi destino, pero si durante el viaje me pone algo de música, enchufa el aire acondicionado para que esté cómodo y me pregunta "qué tal el día", pues evidentemente quedaré muy satisfecho. En el caso de las profesionales del relax pasa exactamente lo mismo, si a un servicio le añades una sonrisa, un acercamiento para que se quiten los nervios, el detalle de darte una toalla o acompañarte a la ducha, de ofrecerte algo de beber, de preparar mínimamente la habitación..., no sé, esas cosas..., pues hace el servicio mucho más satisfactorio.
Y es verdad que hay muchas profesionales que les falla la actitud, que se abren de piernas y minutos después ya te están abriendo la puerta para que te vayas y poder despachar al siguiente, pero otras muchas no son así, y ofrecen su valor añadido. Y en este foro hay muchas del segundo tipo (las que aportan valor), y pocas del primero.
Por eso, cuando experiencia sale mal creo que los clientes lo achacamos a ese valor añadido. Pero igual que tú esperas encontrar a una mujer simpática, aseada, cariñosa y atenta con el servicio que ofrece, ellas también esperan encontrar a un hombre respetuoso, aseado y atento, que respete su trabajo y sobre todo a la persona. Que pagar no significa exigir y menos en esta profesión.
Un taxista me tiene que llevar a mi destino, pero si durante el viaje me pone algo de música, enchufa el aire acondicionado para que esté cómodo y me pregunta "qué tal el día", pues evidentemente quedaré muy satisfecho. En el caso de las profesionales del relax pasa exactamente lo mismo, si a un servicio le añades una sonrisa, un acercamiento para que se quiten los nervios, el detalle de darte una toalla o acompañarte a la ducha, de ofrecerte algo de beber, de preparar mínimamente la habitación..., no sé, esas cosas..., pues hace el servicio mucho más satisfactorio.
Y es verdad que hay muchas profesionales que les falla la actitud, que se abren de piernas y minutos después ya te están abriendo la puerta para que te vayas y poder despachar al siguiente, pero otras muchas no son así, y ofrecen su valor añadido. Y en este foro hay muchas del segundo tipo (las que aportan valor), y pocas del primero.
Por eso, cuando experiencia sale mal creo que los clientes lo achacamos a ese valor añadido. Pero igual que tú esperas encontrar a una mujer simpática, aseada, cariñosa y atenta con el servicio que ofrece, ellas también esperan encontrar a un hombre respetuoso, aseado y atento, que respete su trabajo y sobre todo a la persona. Que pagar no significa exigir y menos en esta profesión.