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- 20 Ago 2022
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Tras un tiempo "fuera de la circulación foril" por motivos diversos e ineludibles, voy a intentar retomar la "circulación", o séase el posteo regular de mensajes. Y os "obsequio" con una primera entrada de este nuevo centro de masajes, situado en un calle para nada nueva, y con algunas "viejas conocidas" de este amante de la cultura china a ratos libres.
El caso es que hace pocos días recibí un Whatsapp de Susana, ex-Rou y ex-Raigs de Llum, que me dijo que se había mudado de lugar de atención. Es decir, que ahora si quería degustar su alta cocina me tocaba irme a otro lugar, no demasiado lejos del lugar anterior, eso sí.
Eché un vistazo a la dirección facilitada (o sea València 482) y no vi histórico alguno, lo cual indica que el lugar era y es nuevo (Google Maps y sus fotos lo terminaron de confirmar). Encontré algún anuncio en Nuevo Loquo y el teléfono que aparecía tampoco daba señales de ser "histórico", así que me dije: "a ver, Qinaide, que llevas mucho tiempo en el dique seco foril... y eso no puede ser". Fue por ello que, a la que pude, me escapé a este nuevo lugar. Y he aquí mi experiencia de hoy, Domingo de Resurrección (sí...hoy era el día adecuado para "resucitar").

El lugar, como dije, no se encuentra lejos de Rou, pero sí está en la otra acera (la del lado mar) y tocando a la calle Padilla. Como he señalado anteriormente, el lugar es completamente nuevo. No así las masajistas... al menos Susana, que fue la que me recomendó el lugar. En fin, a lo que íbamos. Hay una entrada con un mostrador tipo "recepción de hotel", donde hoy estaba una simpática, enjuta (o sea delgada) y joven señorita de orientales facciones y aspecto (o sea, de China, para qué nos vamos a engañar) que me saludó y me preguntó si quería masaje. Le dije que afirmativo... pero que quería estar con Susana (como no tenía claro si podría ir, no la avise con antelación). La llama y por el fondo asoma la cabecita Susana (bueno... luego asomó el cuerpo entero). Me saludó efusivamente..me dijo que "mucho tiempo" (y es verdad)... y me dijo que hoy el pato a la naranja no le salía como es debido, así que me recomendó que hoy probara los platos de la enjuta y guapa señorita oriental que había en el mostrador.
Dicho y hecho, pasamos al interior del local, donde observo diveras puertas que, imagino, serán diversas habitaciones destinadas a comerdores privados. Ah..olvidaba decir que la señorita responde al nombre de María y que asegura tener 28 años (y lo cierto es que para mí son creíbles). Aposento mi cansada anatomía en el tatami al efecto, y me dispongo a recibir las atenciones de María, que para hoy será la cocinera que preparará el menú.
El masaje es enérgico, sin yo pedirlo. Ella dice que le gusta recibirlos enérgicos..y que por tanto a los demás se los da así. Lo cierto es que a mí también me gustan los masajes fuertes... pero avisados quedáis por si vais por allí. A los que nos gusta recibir un buen masaje... pues sin duda estamos de suerte con María... porque nos va a quitar todas las contracturas existentes... y también las que no pensabas que estuvieran por ahí. Además se ha estado un buen rato...así que me ha dejado la espalda y las piernas más planas que una tabla de planchar.


Como anécdota diré que, para sofoco mío, María no entendía casi nada de lo que yo le decía en chino. Y cuando lo entendía... decía que sí... que yo lo decía bien... pero que ella lo decía de otra manera (es de la zona de Beijing). En fin, que viva el chino y sus dialectos. Además, María es bastante habladora... y aunque su castellano no es para tirar cohetes... digamos que es suficiente para hacerse entender.
Me comenta que si quiero probar los postres caseros que ella prepara. La verdad es que con eso de los postres en chino nunca termino de entender lo que como... pero vamos... que uno lo prueba... y si le gusta... pues "allons enfants de la Patrie". Y digamos que el señor Qinaide ha salido bien contento y satisfecho. Entré con un nudo en el estómago (era hambre de verdad) y he salido con la sensación de haber comido bien (que ya que pagamos... pues lo suyo es quedar hartos).
Ah... en cuanto a los precios del menú, pues digamos que están los estándares de la zona y del tipo de comida que se sirve en el restaurante. Digamos que una hora son 30 euros... y si uno quiere complementar el menú con un buen postre, pues entonces ya es cuestión de negociar si uno cree adecuado pagar algo más... o no.
Y hasta aquí mi relato de la jornada de hoy, donde como digo he "resucitado" un poco, forilmente hablando.
El caso es que hace pocos días recibí un Whatsapp de Susana, ex-Rou y ex-Raigs de Llum, que me dijo que se había mudado de lugar de atención. Es decir, que ahora si quería degustar su alta cocina me tocaba irme a otro lugar, no demasiado lejos del lugar anterior, eso sí.
Eché un vistazo a la dirección facilitada (o sea València 482) y no vi histórico alguno, lo cual indica que el lugar era y es nuevo (Google Maps y sus fotos lo terminaron de confirmar). Encontré algún anuncio en Nuevo Loquo y el teléfono que aparecía tampoco daba señales de ser "histórico", así que me dije: "a ver, Qinaide, que llevas mucho tiempo en el dique seco foril... y eso no puede ser". Fue por ello que, a la que pude, me escapé a este nuevo lugar. Y he aquí mi experiencia de hoy, Domingo de Resurrección (sí...hoy era el día adecuado para "resucitar").


El lugar, como dije, no se encuentra lejos de Rou, pero sí está en la otra acera (la del lado mar) y tocando a la calle Padilla. Como he señalado anteriormente, el lugar es completamente nuevo. No así las masajistas... al menos Susana, que fue la que me recomendó el lugar. En fin, a lo que íbamos. Hay una entrada con un mostrador tipo "recepción de hotel", donde hoy estaba una simpática, enjuta (o sea delgada) y joven señorita de orientales facciones y aspecto (o sea, de China, para qué nos vamos a engañar) que me saludó y me preguntó si quería masaje. Le dije que afirmativo... pero que quería estar con Susana (como no tenía claro si podría ir, no la avise con antelación). La llama y por el fondo asoma la cabecita Susana (bueno... luego asomó el cuerpo entero). Me saludó efusivamente..me dijo que "mucho tiempo" (y es verdad)... y me dijo que hoy el pato a la naranja no le salía como es debido, así que me recomendó que hoy probara los platos de la enjuta y guapa señorita oriental que había en el mostrador.
Dicho y hecho, pasamos al interior del local, donde observo diveras puertas que, imagino, serán diversas habitaciones destinadas a comerdores privados. Ah..olvidaba decir que la señorita responde al nombre de María y que asegura tener 28 años (y lo cierto es que para mí son creíbles). Aposento mi cansada anatomía en el tatami al efecto, y me dispongo a recibir las atenciones de María, que para hoy será la cocinera que preparará el menú.
El masaje es enérgico, sin yo pedirlo. Ella dice que le gusta recibirlos enérgicos..y que por tanto a los demás se los da así. Lo cierto es que a mí también me gustan los masajes fuertes... pero avisados quedáis por si vais por allí. A los que nos gusta recibir un buen masaje... pues sin duda estamos de suerte con María... porque nos va a quitar todas las contracturas existentes... y también las que no pensabas que estuvieran por ahí. Además se ha estado un buen rato...así que me ha dejado la espalda y las piernas más planas que una tabla de planchar.
Como anécdota diré que, para sofoco mío, María no entendía casi nada de lo que yo le decía en chino. Y cuando lo entendía... decía que sí... que yo lo decía bien... pero que ella lo decía de otra manera (es de la zona de Beijing). En fin, que viva el chino y sus dialectos. Además, María es bastante habladora... y aunque su castellano no es para tirar cohetes... digamos que es suficiente para hacerse entender.
Me comenta que si quiero probar los postres caseros que ella prepara. La verdad es que con eso de los postres en chino nunca termino de entender lo que como... pero vamos... que uno lo prueba... y si le gusta... pues "allons enfants de la Patrie". Y digamos que el señor Qinaide ha salido bien contento y satisfecho. Entré con un nudo en el estómago (era hambre de verdad) y he salido con la sensación de haber comido bien (que ya que pagamos... pues lo suyo es quedar hartos).
Ah... en cuanto a los precios del menú, pues digamos que están los estándares de la zona y del tipo de comida que se sirve en el restaurante. Digamos que una hora son 30 euros... y si uno quiere complementar el menú con un buen postre, pues entonces ya es cuestión de negociar si uno cree adecuado pagar algo más... o no.
Y hasta aquí mi relato de la jornada de hoy, donde como digo he "resucitado" un poco, forilmente hablando.