Hola amigos: a veces me pongo a pensar en las cosas que he vivido en el mundo canallil, y aunque en la balanza pesan más las experiencias agradables y placenteras, tengo que reconocer que algunas veces me han ocurrido situaciones absurdas, de todo tipo, tanto, cuando he estado en un club, como cuando he tenido una cita con una independiente. Esas situaciones, que a veces son graciosas y nos hacen reír, o bien nos han podido provocar pánico, asco, etc. y terminan encontrando un lugar en nuestra memoria, a veces imborrables. Algunas, son para no contar a nadie por vergüenza a que se puedan reír de nosotros. Otras esta situaciones, son precisamente dignas de contar y buen motivo para echar unas risas con los amigos.
Aquí lo dejo, y empezaré contando alguna. Siento que por motivos de guardar la privacidad de otras personas, evitaré dar algunos nombres y coordenadas concretas, que no me importará contar en privado cuando nos veamos. Seguro que tanto alumnos como maestras, tienen alguna anécdota que contar surrealista en este apartado.
Aquí va la primera: me encontraba en un club, que tiene una antesala antes de entrar en las habitaciones,. La mencionada sala tiene posibilidad de convertirse en dos, con una cortina en la mitad (que te permite oír todo, aunque no ver lo que hay en la otra parte), y aparte un armario (?). El caso es que me encontraba en el sitio dispuesto a que las maestras me hicieran el paseíllo correspondiente, cuando me pidió la jefaza que rápidamente me metiera en el armario, porque al parecer llegaban unos clientes de importancia. Allí con mis huevecillos pelaos me encontraba metido en el armario, escuchando a tres tíos, en busca de lo mismo que yo, y que por cierto, al enseñarles a ellos antes que a mí a las maestras, se quedaron con la que yo buscaba. La situación fue muy surrealista. Nunca más me volveré a meter en ningún armario. De hecho, me fui como llegué y no volví a pisar aquel sitio tan cutre.
Otra: esta me pasó con una de las nuestras. Quedé a las 10 a. m., primera hora de una mañana con A. Smz, para cogerla sin estrenar ese día. Me hizo esperar media hora, cosa habitual muchas veces, y cuando subí, en el comienzo del fragor de la batalla carnal (quien haya estado con esta terapeuta, sabe bien a qué me refiero), me arrodillé quitándole las enaguas por detrás, y comenzando con una profunda comida de toto, allí mismo, en la entrada del piso. Me extrañó que el sabor no era el que suelen tener las féminas, y me llamó la atención, que en el minuto uno, estuviera empapada de una sustancia pastosa y cremosa... Le pregunté y reconoció que yo no era el primero y que acababa de estar con uno que le hizo un rapidín, y le dejó la cuajada bien dispuesta,por si quería probarla después...
En fin, me fastidió no estar de sobreaviso (fácil solución tenía, pasando previamente por el bidé), pero bueno, todo quedó en anécdota, algo guarra. Desayunar un creampie, sin previo aviso, me podría haber provocado alguna arcada...
Otro día os cuento más. Esto da para que fluya el foro.
Abrazos.
Aquí lo dejo, y empezaré contando alguna. Siento que por motivos de guardar la privacidad de otras personas, evitaré dar algunos nombres y coordenadas concretas, que no me importará contar en privado cuando nos veamos. Seguro que tanto alumnos como maestras, tienen alguna anécdota que contar surrealista en este apartado.
Aquí va la primera: me encontraba en un club, que tiene una antesala antes de entrar en las habitaciones,. La mencionada sala tiene posibilidad de convertirse en dos, con una cortina en la mitad (que te permite oír todo, aunque no ver lo que hay en la otra parte), y aparte un armario (?). El caso es que me encontraba en el sitio dispuesto a que las maestras me hicieran el paseíllo correspondiente, cuando me pidió la jefaza que rápidamente me metiera en el armario, porque al parecer llegaban unos clientes de importancia. Allí con mis huevecillos pelaos me encontraba metido en el armario, escuchando a tres tíos, en busca de lo mismo que yo, y que por cierto, al enseñarles a ellos antes que a mí a las maestras, se quedaron con la que yo buscaba. La situación fue muy surrealista. Nunca más me volveré a meter en ningún armario. De hecho, me fui como llegué y no volví a pisar aquel sitio tan cutre.
Otra: esta me pasó con una de las nuestras. Quedé a las 10 a. m., primera hora de una mañana con A. Smz, para cogerla sin estrenar ese día. Me hizo esperar media hora, cosa habitual muchas veces, y cuando subí, en el comienzo del fragor de la batalla carnal (quien haya estado con esta terapeuta, sabe bien a qué me refiero), me arrodillé quitándole las enaguas por detrás, y comenzando con una profunda comida de toto, allí mismo, en la entrada del piso. Me extrañó que el sabor no era el que suelen tener las féminas, y me llamó la atención, que en el minuto uno, estuviera empapada de una sustancia pastosa y cremosa... Le pregunté y reconoció que yo no era el primero y que acababa de estar con uno que le hizo un rapidín, y le dejó la cuajada bien dispuesta,por si quería probarla después...
En fin, me fastidió no estar de sobreaviso (fácil solución tenía, pasando previamente por el bidé), pero bueno, todo quedó en anécdota, algo guarra. Desayunar un creampie, sin previo aviso, me podría haber provocado alguna arcada...
Otro día os cuento más. Esto da para que fluya el foro.
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