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Os cuento un I+D que resultó ser bastante olvidable y por varias razones.
Estaba yo por la zona de la Avenida de Europa en Pozuelo de Alarcón y vi un anuncio por la zona. Decidí acercarme ya que está a la altura del 14 de dicha avenida, en la calle Oslo (una trasversal). Se trata de un piso discreto y pequeño, como los que hay en esa zona (que parecen hechos para nuestra afición y que me recuerdan la plaza de los Cubos en Madrid).
Entro y me recibe la madame, con cara de pocos amigos y me pasa a un cuarto limpio, pero precario: en vez de cama, un colchón en el suelo. Mal asunto, tomo nota mentalmente. Me hacen el paseíllo, y me presentan a 3 chicas. Una ya algo mayor que no me llamó la atención. Luego una colombiana muy guapa y sugerente llamada Catalina. Por último entra Mirna, menos atractiva que Cata, pero me prometió el oro y el moro si la elegía. "Eres un idiota", tomo nota mentalmente mientras la elijo.
Probablemente podría parar la experiencia aquí mismo, porque todos sabeis como termina, pero a veces hay que terminar lo que se empieza.
La chica que primero dijo que era colombiana (no creíble por su acento), luego resultó ser cubana y finalmente se transmutó en guineana. De ósculos nada, masaje apurado, lleno de promesas mirabolantes que jamás se cumplen y auto-elogios constantes (¡qué bien te lo has pasado! y otros muchos por el estilo). Prisas para todo, verborrea incesante y todo aquello que ya conocemos de memoria. Francés básico, básico, no más allá de "Bonjour monsieur". Una lástima.
No recomiendo la chica o el sitio (hay cosas mucho mejores por el mismo precio) y no repetiría, aunque es cierto que el arrepentimiento de no haber elegido a Cata es tal, que seguro que vuelvo para catarla.
Seguiré informando.
Estaba yo por la zona de la Avenida de Europa en Pozuelo de Alarcón y vi un anuncio por la zona. Decidí acercarme ya que está a la altura del 14 de dicha avenida, en la calle Oslo (una trasversal). Se trata de un piso discreto y pequeño, como los que hay en esa zona (que parecen hechos para nuestra afición y que me recuerdan la plaza de los Cubos en Madrid).
Entro y me recibe la madame, con cara de pocos amigos y me pasa a un cuarto limpio, pero precario: en vez de cama, un colchón en el suelo. Mal asunto, tomo nota mentalmente. Me hacen el paseíllo, y me presentan a 3 chicas. Una ya algo mayor que no me llamó la atención. Luego una colombiana muy guapa y sugerente llamada Catalina. Por último entra Mirna, menos atractiva que Cata, pero me prometió el oro y el moro si la elegía. "Eres un idiota", tomo nota mentalmente mientras la elijo.
Probablemente podría parar la experiencia aquí mismo, porque todos sabeis como termina, pero a veces hay que terminar lo que se empieza.
La chica que primero dijo que era colombiana (no creíble por su acento), luego resultó ser cubana y finalmente se transmutó en guineana. De ósculos nada, masaje apurado, lleno de promesas mirabolantes que jamás se cumplen y auto-elogios constantes (¡qué bien te lo has pasado! y otros muchos por el estilo). Prisas para todo, verborrea incesante y todo aquello que ya conocemos de memoria. Francés básico, básico, no más allá de "Bonjour monsieur". Una lástima.
No recomiendo la chica o el sitio (hay cosas mucho mejores por el mismo precio) y no repetiría, aunque es cierto que el arrepentimiento de no haber elegido a Cata es tal, que seguro que vuelvo para catarla.
Seguiré informando.
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