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- 20 Ago 2022
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- 201
Abro hilo con mis andanzas por este local, que nunca había llamado mí atención... hasta que me fijé en él y entré.
Entro en el local y me toca por turno una chica que responde al nombre de de Lucía. De complexión delgada, más bien joven y con un aceptable dominio del castellano. Me canta las tarifas del masaje (30 € una hora). Acepto. Me dice que me quite toda la ropa y me tumbe en el tatami. Pensaba que me iba a ofrecer una ducha pero no fue así. De todas formas, yo venía duchado e impoluto como es de ley.
Obedezco y me tumbo. El tatami es demasiado justo para mi 1.93 m de estatura. Hubiera ido mejor que me acomodara de manera transversal (eso lo descubrí más tarde). Me pregunta cómo quiero el masaje. Le digo que fuerte... y se lo toma muy a pecho. Ha sido un masaje trituradora-apisonadora... aunque a mí me gusta el masaje fuerte... así que por ahí ninguna queja. Si tenía alguna contractura, ésta pasó a mejor vida. El 'masaje-trituradora' se prolonga por espacio de 35 minutos.
Al cabo de un rato, y habida cuenta que le había comentado mi intención de probar algo de comida china (las chicas suelen comer en el local... y a veces aprovecho para comer algo de lo que preparan) me comenta que sí, que tienen comida hecha... pero no me dice cuánto tendré que abonar por la misma (ya entiendo que esto se paga: tampoco es plan que me inviten a comer). Me comenta que tiene un plato preparado con mostaza de Dijon (que es muy famosa... aunque yo no esperaba que los chinos la usaran), y al final acordamos el precio y que degustaré este sabroso plato, cosa que hice.
Podía haber estirado el masaje y la estancia allí un poco más pero tenía algo de prisa. Aboné los honorarios por el servicio y la comida y me fui. Como la comida es algo potestativo, (que uno degusta o no... y que abona a voluntad) no la incluyo en las tarifas del lugar, que son de 25 € media hora y 30 € la hora.
Y así finalizó mi exploración.
Entro en el local y me toca por turno una chica que responde al nombre de de Lucía. De complexión delgada, más bien joven y con un aceptable dominio del castellano. Me canta las tarifas del masaje (30 € una hora). Acepto. Me dice que me quite toda la ropa y me tumbe en el tatami. Pensaba que me iba a ofrecer una ducha pero no fue así. De todas formas, yo venía duchado e impoluto como es de ley.
Obedezco y me tumbo. El tatami es demasiado justo para mi 1.93 m de estatura. Hubiera ido mejor que me acomodara de manera transversal (eso lo descubrí más tarde). Me pregunta cómo quiero el masaje. Le digo que fuerte... y se lo toma muy a pecho. Ha sido un masaje trituradora-apisonadora... aunque a mí me gusta el masaje fuerte... así que por ahí ninguna queja. Si tenía alguna contractura, ésta pasó a mejor vida. El 'masaje-trituradora' se prolonga por espacio de 35 minutos.
Al cabo de un rato, y habida cuenta que le había comentado mi intención de probar algo de comida china (las chicas suelen comer en el local... y a veces aprovecho para comer algo de lo que preparan) me comenta que sí, que tienen comida hecha... pero no me dice cuánto tendré que abonar por la misma (ya entiendo que esto se paga: tampoco es plan que me inviten a comer). Me comenta que tiene un plato preparado con mostaza de Dijon (que es muy famosa... aunque yo no esperaba que los chinos la usaran), y al final acordamos el precio y que degustaré este sabroso plato, cosa que hice.
Podía haber estirado el masaje y la estancia allí un poco más pero tenía algo de prisa. Aboné los honorarios por el servicio y la comida y me fui. Como la comida es algo potestativo, (que uno degusta o no... y que abona a voluntad) no la incluyo en las tarifas del lugar, que son de 25 € media hora y 30 € la hora.
Y así finalizó mi exploración.