En esta calle madrileña, cerca de Ascao, sobreviven dos whiskerías, que seguro conocieron tiempos mejores. Dos locales pequeños, dignos de aparecer en la serie Cuéntame. Hacía tiempo que no pasaba por la zona, y mis experiencias no fueron excesivamente buenas: encuentros funcionariales a precios algo subidillos.
Con esta premisa, me acerqué a la zona, plagada de bares con terraza, aprovechando los últimos coletazos del verano, y mucha población latina.
Dado que los dos locales están prácticamente uno enfrente de otro, opto por el JB situado en la zona de los pares, en el 82 de Ezequiel Solana, y para mi gusto el más flojo de los dos locales. Abro la puerta, y tan sólo una chica bailando con un cliente. Por lo cual, opto por marcharme.
Cruzo Ezequiel Solana, y entro en el 35-II. Una camarera latina, simpática, y tres chicas, latinas, probablemente colombianas. Me entran dos de ellas, no me convencen (tampoco pregunté precio, pero apostaría que 60). Pago el refresco, 5 € (menos de lo que esperaba) y me marcho.
Con esta premisa, me acerqué a la zona, plagada de bares con terraza, aprovechando los últimos coletazos del verano, y mucha población latina.
Dado que los dos locales están prácticamente uno enfrente de otro, opto por el JB situado en la zona de los pares, en el 82 de Ezequiel Solana, y para mi gusto el más flojo de los dos locales. Abro la puerta, y tan sólo una chica bailando con un cliente. Por lo cual, opto por marcharme.
Cruzo Ezequiel Solana, y entro en el 35-II. Una camarera latina, simpática, y tres chicas, latinas, probablemente colombianas. Me entran dos de ellas, no me convencen (tampoco pregunté precio, pero apostaría que 60). Pago el refresco, 5 € (menos de lo que esperaba) y me marcho.