Salut a tout le monde,
A ver, comenté hace tiempo en mi hilo provincial que había estado en mi viaje anual a Finlandia y que contaría cómo es lo de las masajistas por aquellas tierras. He aquí mi historia.
Trabajo para una empresa finlandesa y, una vez al año, debemos ir los técnicos-comerciales de todas las delegaciones del orbe para hacer un poco reciclaje. Bueno, pero esto no es lo que les interesa a vuesasmercedes. El tema es que este año, como el anterior, tuve la oportunidad de hacer una escapada cuando llegamos a Helsinky. Lo hicimos en la noche de la llegada pues al día siguiente nos íbamos hacia la Finlandia interior y allá sólo hay nieve y abetos. Llevo yendo casi 10 años a Finlandia y sólo el año pasado y éste he podido tener un hueco para estas cosas y una compañía cómplice que me abrió las puertas que hubiera encontrado cerradas.
Finlandia es un país en el que se vive con conciencia social, con ésto me refiero a que el sistema procura -con toda su burocracia- que los finlandeses y quienes los visitan gocen de la tranquilidad de ejercer cualquier actividad que quieran… Si pagas impuestos, cumples con reglamentos, llenas formularios, etc., puedes ejercer de lo que sea. Evidentemente no se puede ejercer en la calle (más de medio año las mínimas están bajo cero). Lo que sí está prohibido es la prostitución en burdeles. Hay páginas de escorts como por aquí y los precios van de 150-200 la hora.
Buscar prostitutas callejeras en la ciudad de Helsinki es algo complicado y normalmente sólo es posible en el centro de la ciudad por Eerikinkatu o en Kalevankatu. También se puede en Kallio en la calle Aleksis Kiven. Kallio es más barato que la zona centro.
También están los Clubs; hay varios pero yo sólo he ido al Alcatraz, donde puedes encontrar striptease y algo más mientras tomas una copa (qué bueno está el Vodka finlandés). Es un local espectacular y se nota que allá no suelen dejar entrar pardillos de medio pelo (como podría ser yo); entré sin problemas gracias a la compañía que llevaba, que conoce Helsinki mejor que yo Almería. Me refiero a que hay que ir con pasta y aparentarlo. No puedes ir vestido de cualquier manera.
Bueno, después de estar un rato en el Alcatraz, y tras haberme calentado a tope entre tanta rubiaza, tanta bailarina y tanto buen vodka, fui con mi compañía a una casa del centro. Alquilamos dos habitaciones e hicimos un par de llamadas. Mi colega, finlandés, llamó a una que se anunciaba como hispana (era colombiana) y para mí buscó una finlandesa que él conocía y con la que había estado varias veces.
A cada uno nos costó 200 leuros la hora aunque pudimos alargar un poco la cita y, además, el local invitaba a champaigne (que yo terminé hasta la última gota). Mi finesa se llamaba Eeva; es alta (1.75 por lo menos, 1.90 con tacones), de cabello largo finísimo de color rubio intenso. Ojos azules, piel blanca como enharinada, de finas manos que son la terminación de también finos pero fuertes brazos. Estilizada de caderas de 90, cintura de 60 y pecho de 90, a pesar de que le dije a mi colega que me gustaban pechugonas pero... me mandó a su amiga y él sabía por qué.
No es cuestión de que os pegue un rollo de cómo me fue pues será difícil que alguien de aquí pueda ir a Finlandia y quedar con ella (no se anuncia en webs); solamente deciros que fue maravilloso. No sé si la situación de aquella noche, la decoración de la habitación, la sensualidad de Eeva, el buen sabor del champaigne, la música clásica de fondo (era un sólo de piano)... No sé, pero fué espectacular.
Lo que más me gustó fueron dos cosas; la primera, que el masaje, desde el principio hasta el final, siempre fue en slow motion por su parte y jamás se desbocó ni perdió (ni me hizo perder) el control, y la segunda, el masaje francés que me hizo. No sé si por su temperatura corporal o por qué (hasta el final, DT total) me hacía sentir absolutamente entregado a su Ley de Placer. Esa sensación de frío polar en el tronco... Ufff, jamás había sentido algo igual. Es pec ta cu lar...
Bueno, que si tengo que recomendar a alguien si va a Helsinki le diría lo siguiente:
- Salir por los pubs del centro y engatusar a alguna rusa o asiática que se hacen las bebidas y que luego te sacan la pasta. Suelen tener su propio apartamento por si tu cartera es amplia.
- Las de la calle (recomendable dentro del coche, por el frío); hay que ir a la zona de Eerikinkatu o en Kalevankatu; Kallio es zona de menor calidad pero es más barato.
- Locales; el Alcatraz, pero hay que llevar pasta y aparentar ser un gentleman o tener un conocido que domine la noche capitalina para que te dejen entrar.
- Quedarse en el hotel y preparar 250 € por la hora (taxi incluído) de cualquiera de las masajistas de las webs.
Au revoir,
A ver, comenté hace tiempo en mi hilo provincial que había estado en mi viaje anual a Finlandia y que contaría cómo es lo de las masajistas por aquellas tierras. He aquí mi historia.
Trabajo para una empresa finlandesa y, una vez al año, debemos ir los técnicos-comerciales de todas las delegaciones del orbe para hacer un poco reciclaje. Bueno, pero esto no es lo que les interesa a vuesasmercedes. El tema es que este año, como el anterior, tuve la oportunidad de hacer una escapada cuando llegamos a Helsinky. Lo hicimos en la noche de la llegada pues al día siguiente nos íbamos hacia la Finlandia interior y allá sólo hay nieve y abetos. Llevo yendo casi 10 años a Finlandia y sólo el año pasado y éste he podido tener un hueco para estas cosas y una compañía cómplice que me abrió las puertas que hubiera encontrado cerradas.
Finlandia es un país en el que se vive con conciencia social, con ésto me refiero a que el sistema procura -con toda su burocracia- que los finlandeses y quienes los visitan gocen de la tranquilidad de ejercer cualquier actividad que quieran… Si pagas impuestos, cumples con reglamentos, llenas formularios, etc., puedes ejercer de lo que sea. Evidentemente no se puede ejercer en la calle (más de medio año las mínimas están bajo cero). Lo que sí está prohibido es la prostitución en burdeles. Hay páginas de escorts como por aquí y los precios van de 150-200 la hora.
Buscar prostitutas callejeras en la ciudad de Helsinki es algo complicado y normalmente sólo es posible en el centro de la ciudad por Eerikinkatu o en Kalevankatu. También se puede en Kallio en la calle Aleksis Kiven. Kallio es más barato que la zona centro.
También están los Clubs; hay varios pero yo sólo he ido al Alcatraz, donde puedes encontrar striptease y algo más mientras tomas una copa (qué bueno está el Vodka finlandés). Es un local espectacular y se nota que allá no suelen dejar entrar pardillos de medio pelo (como podría ser yo); entré sin problemas gracias a la compañía que llevaba, que conoce Helsinki mejor que yo Almería. Me refiero a que hay que ir con pasta y aparentarlo. No puedes ir vestido de cualquier manera.
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Bueno, después de estar un rato en el Alcatraz, y tras haberme calentado a tope entre tanta rubiaza, tanta bailarina y tanto buen vodka, fui con mi compañía a una casa del centro. Alquilamos dos habitaciones e hicimos un par de llamadas. Mi colega, finlandés, llamó a una que se anunciaba como hispana (era colombiana) y para mí buscó una finlandesa que él conocía y con la que había estado varias veces.
A cada uno nos costó 200 leuros la hora aunque pudimos alargar un poco la cita y, además, el local invitaba a champaigne (que yo terminé hasta la última gota). Mi finesa se llamaba Eeva; es alta (1.75 por lo menos, 1.90 con tacones), de cabello largo finísimo de color rubio intenso. Ojos azules, piel blanca como enharinada, de finas manos que son la terminación de también finos pero fuertes brazos. Estilizada de caderas de 90, cintura de 60 y pecho de 90, a pesar de que le dije a mi colega que me gustaban pechugonas pero... me mandó a su amiga y él sabía por qué.
No es cuestión de que os pegue un rollo de cómo me fue pues será difícil que alguien de aquí pueda ir a Finlandia y quedar con ella (no se anuncia en webs); solamente deciros que fue maravilloso. No sé si la situación de aquella noche, la decoración de la habitación, la sensualidad de Eeva, el buen sabor del champaigne, la música clásica de fondo (era un sólo de piano)... No sé, pero fué espectacular.
Lo que más me gustó fueron dos cosas; la primera, que el masaje, desde el principio hasta el final, siempre fue en slow motion por su parte y jamás se desbocó ni perdió (ni me hizo perder) el control, y la segunda, el masaje francés que me hizo. No sé si por su temperatura corporal o por qué (hasta el final, DT total) me hacía sentir absolutamente entregado a su Ley de Placer. Esa sensación de frío polar en el tronco... Ufff, jamás había sentido algo igual. Es pec ta cu lar...
Bueno, que si tengo que recomendar a alguien si va a Helsinki le diría lo siguiente:
- Salir por los pubs del centro y engatusar a alguna rusa o asiática que se hacen las bebidas y que luego te sacan la pasta. Suelen tener su propio apartamento por si tu cartera es amplia.
- Las de la calle (recomendable dentro del coche, por el frío); hay que ir a la zona de Eerikinkatu o en Kalevankatu; Kallio es zona de menor calidad pero es más barato.
- Locales; el Alcatraz, pero hay que llevar pasta y aparentar ser un gentleman o tener un conocido que domine la noche capitalina para que te dejen entrar.
- Quedarse en el hotel y preparar 250 € por la hora (taxi incluído) de cualquiera de las masajistas de las webs.
Au revoir,