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La conocí no hace mucho en una "cumbre internacional" bastante concurrida en casa de Azucena, madre mía, todavía no me explico como salí vivo de allí...
Bueno, al grano. Reconozco mi debilidad por ese rasgo tan generoso de algunas mujeres y como la curiosidad es una de las madres de la ciencia, otra es el vicio del que a mí me sobra, quise comprobar si la desatada potencia "hidráulica" de Alessia fue flor de un día o era una constante de su naturaleza.
Llamo y me dice que recibe también en un chalet por Pinar del Rey donde trabajan más chicas, decido que me viene bien la zona y quedamos en vernos para una hora y media, con tranquilidad, a la que llego puntual y me toca esperar un poco por un desajuste de agenda que ella no tenía solucionado. Me llama, me dice que entre ya y lo primero de todo se disculpa por el malentendido.
Deduzco que las instalaciones son correctas porque no percibo nada extraño ni nada llama mi atención más que ella. Recién duchada y con ropa insinuante dejando ver sus curvilineas formas me recibe muy cariñosa y próxima, con besos y caricias muy picaras me va ayudando a desnudarme y cuando me quiero dar cuenta a ella solo le queda puesto un tanguita que realza esas tremendas caderas suyas. Hemos alcanzado los dos la temperatura a fuerza de rozarnos con todo y se arrodilla para rogar en francés, algo que hace muy dulce y calidamente visitando todo el país galo, islas incluidas, y que termina saboreando la Bullabesa con más ganas que de agua tiene un náufrago, como un gatito jugando en su plato de leche...
Es muy morbosa y caliente a la vez que dulce y delicada. Disfruta muchísimo y te lo hace sentir en cada momento, palabras suaves y miradas que queman hasta que una vez has entrado notas verdadero fuego, especialmente obrando como el misionero aquel, te funde, te va llevando para que pongas tu boca o tus dedos aquí o allá, contigo dentro o fuera, para hacerle alcanzar tal nivel de excitación en el que ella frota su lamparita y sea como sea, de pie, tumbada, o en cuclillas, donde pidas o te pille, serás mojado con abundancia y hasta con virulencia sonora, aquello te cae ardiente y salino mientras ella se contrae y se retuerce con una intensidad que a mí personalmente me deja deseando ser ella en ese preciso instante. Cuatro precisos instantes durante esa hora y media...
No sé de dónde lo saca, probablemente del vicio que tiene, se le ve en la cara, ama terminar así, hasta se diría que le da un pícaro pudor gozar de esa manera ante ti.
Cuando crees que está ya extenuada resurge de sólo ella sabe dónde para que la veas volver a colmar su ansia de placer mientras tú te sientes como Gene Kelly en cantando bajo la lluvia...
Juntando ya para poder volver.
Bueno, al grano. Reconozco mi debilidad por ese rasgo tan generoso de algunas mujeres y como la curiosidad es una de las madres de la ciencia, otra es el vicio del que a mí me sobra, quise comprobar si la desatada potencia "hidráulica" de Alessia fue flor de un día o era una constante de su naturaleza.
Llamo y me dice que recibe también en un chalet por Pinar del Rey donde trabajan más chicas, decido que me viene bien la zona y quedamos en vernos para una hora y media, con tranquilidad, a la que llego puntual y me toca esperar un poco por un desajuste de agenda que ella no tenía solucionado. Me llama, me dice que entre ya y lo primero de todo se disculpa por el malentendido.
Deduzco que las instalaciones son correctas porque no percibo nada extraño ni nada llama mi atención más que ella. Recién duchada y con ropa insinuante dejando ver sus curvilineas formas me recibe muy cariñosa y próxima, con besos y caricias muy picaras me va ayudando a desnudarme y cuando me quiero dar cuenta a ella solo le queda puesto un tanguita que realza esas tremendas caderas suyas. Hemos alcanzado los dos la temperatura a fuerza de rozarnos con todo y se arrodilla para rogar en francés, algo que hace muy dulce y calidamente visitando todo el país galo, islas incluidas, y que termina saboreando la Bullabesa con más ganas que de agua tiene un náufrago, como un gatito jugando en su plato de leche...
Es muy morbosa y caliente a la vez que dulce y delicada. Disfruta muchísimo y te lo hace sentir en cada momento, palabras suaves y miradas que queman hasta que una vez has entrado notas verdadero fuego, especialmente obrando como el misionero aquel, te funde, te va llevando para que pongas tu boca o tus dedos aquí o allá, contigo dentro o fuera, para hacerle alcanzar tal nivel de excitación en el que ella frota su lamparita y sea como sea, de pie, tumbada, o en cuclillas, donde pidas o te pille, serás mojado con abundancia y hasta con virulencia sonora, aquello te cae ardiente y salino mientras ella se contrae y se retuerce con una intensidad que a mí personalmente me deja deseando ser ella en ese preciso instante. Cuatro precisos instantes durante esa hora y media...
No sé de dónde lo saca, probablemente del vicio que tiene, se le ve en la cara, ama terminar así, hasta se diría que le da un pícaro pudor gozar de esa manera ante ti.
Cuando crees que está ya extenuada resurge de sólo ella sabe dónde para que la veas volver a colmar su ansia de placer mientras tú te sientes como Gene Kelly en cantando bajo la lluvia...
Juntando ya para poder volver.