Uno de estos de “tierra trágame”. Coincidí en el aeropuerto con un compañero de trabajo, de unos treinta años, que iba acompañado de una señora, cuando le saludé la señora estaba al lado y no me la presentaba; entonces yo, que soy muy cortés, le digo - Hola ¿Es tu madre? Y me responde - No, es mi mujer. La señora aparentaba más de cincuenta, aunque no los tuviera. El momento fue muy incómodo ya que te quedas callado sin saber que decir por no seguir metiendo la pata.