Reconozco que tener sexo, realizar juegos o superar retos sexuales en lugares en los que habitualmente hacemos otro tipo de actividades es algo que me parece súper excitante. A la propia excitación del sexo se suma el morbo que supone la complicidad de hacer algo que sólo los que participan saben que está pasando y la posibilidad de que alguien más se dé cuenta.
Los lugares pueden ser de los más variados. Algunos más típicos, como parkings, cines, probadores o baños, y otros más insólitos y atrevidos, como parques, transportes públicos, museos o monumentos. Lo único que hace falta es planificación, escoger bien el momento y sobre todo... atrevimiento.