Cuando el deseo sobrepasa fronteras
Desde pequeña le tuve como ese "alguien" que no podría alcanzar nunca... Pero me equivoqué, desde pequeños hemos estado juntos en cada momento, jugábamos juntos, discutíamos, todo era un juego de niños...
Nuestros padres nos dejaban jugar a solas en nuestras habitaciones ya que no habría ningún tipo de posibilidad de que nos diéramos un simple beso...
Pero los niños crecen, el tiempo pasa, él hizo su vida, yo hice la mía...
Pensando en que nunca nos volveríamos a ver, perdimos el contacto el uno con el otro...
Un día mi hermano llegó a casa con una sonrisa de oreja a oreja, yo sabía que algo tenía que decirme, pues esa cara ya la conozco, efectivamente, aquel chico que marcó mi infancia era uno de sus mejores amigos ahora, yo no me lo podía creer, ¡necesitaba su numero ya!, decidí calmarme, a lo mejor se está equivocando...
De repente sonó mi teléfono, era él, estuvimos hablando durante un buen rato, mi hermano le había dado mi número, y decidimos quedar para tomar algo...
Llegó el día, yo estaba nerviosa, nerviosísima, vino a buscarme a casa, nos dimos dos besos, pero mi intuición me decía que algo iba a pasar, no sabia si bueno o malo, pero algo pasaría...
Fuimos a un lugar, bastante conocido, ambos coincidíamos en cuestiones de gustos...
Me senté, y pedimos una copa cada uno, hablábamos de todo un poco, de cómo nos fue, de cómo nos iba...
Yo notaba mi cuerpo raro, supongo que sería por el alcohol, aunque sólo le había dado un par de tragos a la copa y tampoco estaba tan cargada...
Pasaron las horas, sobre la mesa había un cuenquito de chucherias, sólo quedaba un caramelo de limón, el se lo metió en la boca, y yo le dije con voz picarona... que si me lo pasaba, que era el ultimo que quedaba y ese era mi sabor favorito, a lo que él me respondió "¿vas demasiado lanzada tu, no?", ahí yo me quede cortada, confusa, he metido la pata pero bien...
Él vio mi cara, ruborizada, no me sentía capaz de mirarle ni por un segundo a los ojos...
Él se rió, me agarro con su mano la carita, aproximo sus labios con los míos...
Y desde ahí, yo sólo me dejaba llevar, sus manos recorrían todo mi cuerpo, subían, bajaban... mis nervios afloraban aún más...
Mis manos temblaban al acariciar todo su cuerpo... sus manos bajaban a mis piernas... las acariciaba desde el tobillo... iba subiendo... la tensión sexual que había en ese lugar era impresionante...
Decidimos pagar e irnos...
De camino a casa... de madrugada, calles vacías... me paré, me puse frente a él, le miré fijamente, me cogió de la cintura, me puso a cuatro patas sobre un banco de la calle, me bajo las bragas y me la metió...
Estuvimos follando durante un buen rato en medio de la calle... bajo la luna...
El morbo no sabíamos si era por estar haciendo algo "prohibido" por así decirlo... o por si nos podría haber visto alguien en medio de la calle...
Solo sé que desde aquel día... vivimos tanto él como yo en una tensión sexual constante cada vez que nos vemos.