La masculinidad no tiene nada que ver con la grosería y la falta de respeto. Por otro lado, siempre he pensado que tratar de mostrar constantemente lo macho que es uno, de esta o de otras formas, es un claro síntoma de inseguridad o de chulería, y, de la misma forma que siento cierta lástima por aquellos que tratan de reafirmarse mostrando al mundo lo machos que son, detesto profundamente a los chulos que se creen mejores que nadie.
Cuando uno contrata a una terapeuta debe comprender que está pagando por los servicios de una profesional a la que dirigirse con educación y respeto, pero no está comprando a esa persona por una o varias horas, ni como objeto de placer, ni como nada de nada. La profesional te informa de las especialidades que trata y de las terapias que realiza, y si no se ajustan al tratamiento que necesitas basta con no contratar sus servicios.
Las personas que solicitan este tipo de terapias deberían tener siempre presente que la profesional es una persona que para prestar sus servicios habitualmente se coloca en una situación de vulnerabilidad, entregándose física y mentalmente, por lo que el tratamiento siempre será más satisfactorio si se siente cómoda, valorada y segura.
Esto es lo básico y luego el nivel de confianza, complicidad e implicación que se alcance durante el tratamiento con la terapeuta será el que indique las prácticas y los servicios que se pueden ir añadiendo a los iniciales, si la terapeuta lo considera oportuno.