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A mí me puede la vena científica sin dejar aparte la influencia cultural.
El vello corporal cumplió su función de abrigo y protección en los albores de la humanidad, pero ya en las primeras reconstrucciones de homo sapiens (160.000 años) aparece con una distribución pilosa similar a la actual (salvo en España, con un 80 % de varones calvos, primer país del mundo en este asunto).
Esto es, pelo cefálico, facial, púbico, axilar y partes distales de miembros y algo en espalda y nalgas.
En cada zona tiene su función, alguna vestigial y por tanto con tendencia evolutiva a su pérdida, como espalda, nalgas y partes distales de miembros (con múltiples variaciones individuales, que no en vano somos 8.000 millones de personas en este pequeño planeta). Otras zonas, por el contrario, permanecen, y eso demuestra su utilidad: la evolución no entiende de modas, y no mantiene lujos biológicos como es la estructura proteínica del cabello para nada). El pelo cefálico, facial, axilar y pubiano tiene su función y es necesario. Otra cosa es que, como expresión de carácter sexual secundario, la distribución en esas zonas cambie de hembras a varones.
En general, el pelo cefálico y facial protege de traumatismos y frío zonas donde se encuentra nuestros núcleos pensantes (cada cual que utilice la ironía que quiera) y casi la totalidad de nuestros receptores sensoriales. Que culturalmente nos lo afeitemos o no... véanse los Sikhs por ejemplo en contraposición a Europa occidental, por ejemplo.
El pelo axilar y pubiano tiene funciones similares, aparte de vehicular feromonas y fluidos que resultan atractivos desde el punto de vista de atracción sexual. Eliminar el vello pubiano y vaginal suprime una barrera natural a las infecciones de diverso tipo que siempre acechan a la mujer, de constitución siempre más propensa a ello por su anatomía.
Por tanto, cualquier profesional médico se ceñirá a lo expuesto anteriormente, ya que la ciencia no entiende de modas.
Otra cosa muy diferente es, que como higiene y expresión de la propia voluntad, el pelo en general no debes ir limpio, recortado a gusto del propietario y en general con la pulcritud debida, ya que recordemos que el seco, actividad placentera donde la haya, involucra a todos los sentidos y la vista juega un papel decisivo. Un pene enterrado entre pelambreras tipo zarzales deja de ser atractivo de inmediato, no digamos si se acompaña de lorzas generosas. Y un monte de Venus desparramado hacia los muslos donde una cortadora de césped tendría serios problemas para salir es lo menos erótico que se me ocurre... y si encima entremollas sudorosas lo rodean... para salir corriendo...
En definitiva, y como cierre a este ladrillo mañanero, mi opinión, que como ojo moreno todos tenemos una, es que pelo sí, recortado, limpio, pulcro, fresco y oliendo a ducha recién tomada... y de ahí, al retoce de los mozuelos cual si mañana no existiera...
He dicho.
El vello corporal cumplió su función de abrigo y protección en los albores de la humanidad, pero ya en las primeras reconstrucciones de homo sapiens (160.000 años) aparece con una distribución pilosa similar a la actual (salvo en España, con un 80 % de varones calvos, primer país del mundo en este asunto).
Esto es, pelo cefálico, facial, púbico, axilar y partes distales de miembros y algo en espalda y nalgas.
En cada zona tiene su función, alguna vestigial y por tanto con tendencia evolutiva a su pérdida, como espalda, nalgas y partes distales de miembros (con múltiples variaciones individuales, que no en vano somos 8.000 millones de personas en este pequeño planeta). Otras zonas, por el contrario, permanecen, y eso demuestra su utilidad: la evolución no entiende de modas, y no mantiene lujos biológicos como es la estructura proteínica del cabello para nada). El pelo cefálico, facial, axilar y pubiano tiene su función y es necesario. Otra cosa es que, como expresión de carácter sexual secundario, la distribución en esas zonas cambie de hembras a varones.
En general, el pelo cefálico y facial protege de traumatismos y frío zonas donde se encuentra nuestros núcleos pensantes (cada cual que utilice la ironía que quiera) y casi la totalidad de nuestros receptores sensoriales. Que culturalmente nos lo afeitemos o no... véanse los Sikhs por ejemplo en contraposición a Europa occidental, por ejemplo.
El pelo axilar y pubiano tiene funciones similares, aparte de vehicular feromonas y fluidos que resultan atractivos desde el punto de vista de atracción sexual. Eliminar el vello pubiano y vaginal suprime una barrera natural a las infecciones de diverso tipo que siempre acechan a la mujer, de constitución siempre más propensa a ello por su anatomía.
Por tanto, cualquier profesional médico se ceñirá a lo expuesto anteriormente, ya que la ciencia no entiende de modas.
Otra cosa muy diferente es, que como higiene y expresión de la propia voluntad, el pelo en general no debes ir limpio, recortado a gusto del propietario y en general con la pulcritud debida, ya que recordemos que el seco, actividad placentera donde la haya, involucra a todos los sentidos y la vista juega un papel decisivo. Un pene enterrado entre pelambreras tipo zarzales deja de ser atractivo de inmediato, no digamos si se acompaña de lorzas generosas. Y un monte de Venus desparramado hacia los muslos donde una cortadora de césped tendría serios problemas para salir es lo menos erótico que se me ocurre... y si encima entremollas sudorosas lo rodean... para salir corriendo...
En definitiva, y como cierre a este ladrillo mañanero, mi opinión, que como ojo moreno todos tenemos una, es que pelo sí, recortado, limpio, pulcro, fresco y oliendo a ducha recién tomada... y de ahí, al retoce de los mozuelos cual si mañana no existiera...
He dicho.