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“Paloma y los Palmeros”.
Paloma, telefonista erótica y futura escort, escuchó por primera vez la palabra Palmero en este mundo erótico (no entendió muy bien).
Palmero/a son los que tocan las palmas, en un espectáculo flamenco, casi siempre, de manera improvisada y nada estipulada y nada negociada.
Y a Paloma, que la chupaba como los Ángeles telefónicamente hablando en ese momento, le dijeron:
¡Enhorabuena, tienes muchos Palmeros!
Se fue a casa pensando: ¿Qué coño tiene que ver el flamenco con hacer pajas por teléfono?
Cuando se metió en la cama, cachonda como casi todos los días, pensó:
Qué bueno tener Palmeros (siempre y cuando sean de verdad), ¡esta paja va por ellos!
Se tocó su depilado e hinchado coño, mientras soñaba que le daban las palmas y cuando se corrió viva… algún vecino Palmero la aplaudió.
Pero… Ay Amigo… un buen día se enteró (ya siendo Escort) que el mundo Palmero/a era un mundo organizado.
Pocos te aplaudían altruistamente y porque sí, daba igual si eras una máquina follando o no, el Palmeo iba hacia otros bailes, ¡casi siempre por Negocio!
Consistía en ver, oír y callar,
¡ser y estar y con poca personalidad!
Así lo entendí y lo entiendo.
Decidió Paloma, cuidar a sus preciosos Palmeros:
Los que me aplauden porque se la pongo dura de verdad, los que se acuerdan de mis pezones, los que se vuelven locos por comerme el coño cuando lo ven, los que tienen la polla gorda antes de quitarse los pantalones, los que me entran por detrás, los que me dicen que van a estallar. En fin, los Palmeros que se corren en mí o encima de mí sin poder evitarlo.
Me quedo con las palmas de verdad, sin negociar.
PD: El flamenco es un arte que se basa mucho en la improvisación y el Palmero/a le sigue porque siente el ritmo y palmea porque sí, sin más (sin negociar nada), es altruismo puro. Por eso a veces resulta hasta erótico!
Paloma, telefonista erótica y futura escort, escuchó por primera vez la palabra Palmero en este mundo erótico (no entendió muy bien).
Palmero/a son los que tocan las palmas, en un espectáculo flamenco, casi siempre, de manera improvisada y nada estipulada y nada negociada.
Y a Paloma, que la chupaba como los Ángeles telefónicamente hablando en ese momento, le dijeron:
¡Enhorabuena, tienes muchos Palmeros!
Se fue a casa pensando: ¿Qué coño tiene que ver el flamenco con hacer pajas por teléfono?
Cuando se metió en la cama, cachonda como casi todos los días, pensó:
Qué bueno tener Palmeros (siempre y cuando sean de verdad), ¡esta paja va por ellos!
Se tocó su depilado e hinchado coño, mientras soñaba que le daban las palmas y cuando se corrió viva… algún vecino Palmero la aplaudió.
Pero… Ay Amigo… un buen día se enteró (ya siendo Escort) que el mundo Palmero/a era un mundo organizado.
Pocos te aplaudían altruistamente y porque sí, daba igual si eras una máquina follando o no, el Palmeo iba hacia otros bailes, ¡casi siempre por Negocio!
Consistía en ver, oír y callar,
¡ser y estar y con poca personalidad!
Así lo entendí y lo entiendo.
Decidió Paloma, cuidar a sus preciosos Palmeros:
Los que me aplauden porque se la pongo dura de verdad, los que se acuerdan de mis pezones, los que se vuelven locos por comerme el coño cuando lo ven, los que tienen la polla gorda antes de quitarse los pantalones, los que me entran por detrás, los que me dicen que van a estallar. En fin, los Palmeros que se corren en mí o encima de mí sin poder evitarlo.
Me quedo con las palmas de verdad, sin negociar.
PD: El flamenco es un arte que se basa mucho en la improvisación y el Palmero/a le sigue porque siente el ritmo y palmea porque sí, sin más (sin negociar nada), es altruismo puro. Por eso a veces resulta hasta erótico!