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Dame, dame tu mano
intentalo mi niña, quiero verte reir.
Te quiero, te quiero
y no hago otra cosa que pensar en ti.
Necesito verte donde quiera que estés.
Enséñame, enséñame,
a ser feliz como lo eres tú,
a dar amor como me lo das tú,
a perdonar como perdonas tú,
sin recordar el daño nunca más, nunca más.
enséñame, enséñame
a consolar como consuelas tú
a confiar como confías tú
a repartir sonrisas como tú,
sin esperar nada a cambio, nada mas.
Tengo mucho que aprender de ti amor,
tengo mucho que aprender de ti amor
tu dulzura y fortaleza,
tu manera de entregarte
tu tesón por conquistarme cada día.
Tengo mucho que aprender de ti, amor,
tengo mucho que aprender de ti amor,
como olvidas los enfados
como cumples las promesas
como guías nuestros pasos cada dia.
Enséñame, enséñame
a no mentir como no mientes tú,
a no envidiar como no envidias tú,
ahogar las penas como lo haces tú,
a compartir la dicha como tú, como tú.
Ay, amor de hombre
que estás haciéndome reír una vez más
nube de gas, que me empuja a subir más y más
que me aleja del suelo
me clava en el cielo
con una palabra.
Te quiero porque quiere quererte el corazón. (yo sí encuentro otra razón y otra y otra)
Tú ni te imaginas,
las veces que en sueños
caminamos juntos
tomados de la mano.
Tú ni te imaginas,
cuántas veces fuiste
totalmente mía.
...
Tú ni te imaginas,
en mis sueños locos,
lo infiel que te vuelves
en mi compañía.
Tú ni te imaginas
las cosas que olvidas
por sentirte mía.
...
Tú ni te imaginas
dentro de mis sueños,
de qué forma tiemblas
cuando yo te beso.
Tú ni te imaginas
lo feliz que eres
dentro de mis sueños.
...
Que tengo en mi boca
sabor de tu boca,
"¡Tanto te he besado!"
...
En cualquier momento
te robo y nos vamos.
, que quizás nadie conozca, pero que es un poeta y genio del rap de la hostia.
No hay imágenes bonitas, ni música pegadiza ni nada. Sólo una mezcla de dulzura, brutalidad y humor que sale del ingenio y la sinceridad.
La primera vez que comí aguacate fué tan increíble, que me corrí.
Y esa fué la primera vez que me corrí, así que la única cosa con la que puedo compararlo es con el sabor del aguacate. Casi lo mismo.
La primera vez que me coloqué, entré corriendo en la habitación de mi amigo y me enganché de cada esquina del colchón porque sabía que iba a salir volando hacie el espacio si no me agarraba bien.
Dos años antes de eso fué mi primer concierto. Estuve colocado toda la noche. Y la primera vez que alguien me aplaudió en el escenario floté un palmo encima del suelo cuando caminaba a casa.
Solo una chica ha conseguido retorcerme el estómago. No me dió mariposillas revoloteando. Me dió pterodáctilos. Me refiero a tremendos retorcijones, y la primera vez que la besé fué como la primera vez que ví fuegos artificiales, que fué como si por primera vez el cielo besase mis ojos.
En el Instituto, el profesor de autodefensa nos enseñó que, para defendernos de un violador, metiésemos el pulgar en un lado de la cuenca de su ojo, para hacerlo saltar como una uva. Nena, con tal de estar contigo, yo mismo me sacaría los ojos y te diría "Mira. Sólo tengo ojos para tí".
Así, fueras a donde fueras, me llevarías contigo en el bolsillo, y cada vez que sacaras un puñado de monedas sueltas yo te guiñaría, y a mil millas de distancia pensarías lo encantador que soy... Yo, tambaleándome a ciegas a través del tráfico de Los Ángeles. Tú, en algún otro lugar de mierda.
Pero no deberías dejar las primeras veces hasta finales de verano. Porque te fuiste a la Universidad, pasaron los años, y yo me dí cuenta de que era el único que seguía llamando. Y ese primer beso se petrificó en el último. Mi amor, atrasado, conservado, un pterodáctilo en un pozo de alquitrán, la música acabada antes de empezar, una púa de guitarra perdida. He dejado de intentar igualarlo, buscando ese eccesorio mágico.
Porque los matrimonios no son jodidas películas Disney.
Los malos matrimonios son castillos de arena.
Los buenos matrimonios son hamburguesas del McDonald's.
Puedes dejar un buen matrimonio en un plato al sol durante cincuenta años y se queda casi igual que estaba.
La clave, he oído, es luchar contra la rutina, para hacer que los momentos más pequeños brillen, y signifiquen algo.
Y si alguna vez te encuentras a tí mismo desvaneciéndote, píntate esas viejas mejillas arrugadas con el dorado de la primera vez, y si necesitas un galán de juventud agarra un bote de ese nuevo zumo y lubrícate, y si sientes dolor, solo rasca lo bueno de donde estés ardiendo.
Pero una advertencia.
Las primeras veces suelen hacer que los malos tiempos parezcan peores.
Ahí está el rascarse.
No hace mejores las cosas, solo más grandes.
Amplifica un rumor... or, or.
Lo grande es más grande. Lo más grande es más masgrande. Y lo roto... es más roto. Una erección es una metedura de pata.
No es una fórmula perfecta.
Pero la primera vez que te besé, con la puerta de tu Civic cutre ya medio abierta, dijiste "me alegro de que hayas hecho eso".
Y tengo la sesación de que, para tí, no fué una primera vez.
Fué un "en éste momento".
Pero yo recordaré ese momento el resto de mi vida, incluso aunque tenga que luchar contra el Alzheimer por ello.
Y si alguna vez tengo una oportunidad de besarte de nuevo, ya sabes, una segunda vez, voy a sacar la lengua y a lamerte toda la cara. Porque ya te había besado. Pero no te había lamido.
Y tú dirás "Eh, ¿por qué haces eso?", y yo diré "Oye nena, ¿es que alguien te ha sacudido en la cara con una babosa gigante, o son los restos brillantes de una primera vez en tu mejilla? Quizás podríamos volver a mi cuarto, y hacer nu poco de primera vez bajo las sábanas".
Merece la pena.
Al fin y al cabo, no hay nada como la primera vez.
Con está canción mi hija pasó su primera ruptura sentimental, que mal lo paso la pobre y lo mal que me lo hizó pasar a mí, y cada vez que la escucho, no dejo de recordarlo.
Así me pasa con las mujeres, que no pueden entender, que para mí lo primero es mi hija y luego lo demás.
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, es divina y te lo has currado 