Ayer desperté somnoliento de la siesta y eso que eran casi las 11 de la noche.
Me notaba cansado y es que cinco masajes en dos noches, es demasiado para un viejo como yo.
Me fui al Paradise a cenar. Me gusta este bar, porqué si vas acompañado puedes sentarte dentro o en el exterior en una buena mesa y si vas solo, puedes sentarte en la barra que hay en la calle y ves pasar a toda la tropa de muchachas y no tan muchachas. Algunas caminan en bandadas, otras de dos en dos o de tres en tres, algunas con sus hijos/as de la mano. Es todo un circo ambulante que desfila ente tus ojos. Chicas de todos los pelajes y con toda clase de vestimenta. Algunas vestidas, claramente, para matar y otras en cambio con púdicas vestimentas, aunque no por ello menos sexis. Tejanos y shorts, ajustados que parecen entrados con calzador, junto a lycras que marcan todo y no dejan nada a la imaginación. A algunas les marcan hasta los “labios interiores”.
Mientras cenaba, pululaban por allí dos masajistas del Imee Massage que está delante mismo del Paradise. Con las batas uniformes de la casa. Se acercaron un par de veces, preguntándome si quería masaje. Les dije que al terminar de cenar hablaríamos. Estaba muy cansado para hacer algo más y un buen masaje me iría bien y me relajaría para dormir toda la noche.
Cuando vieron que pagaba y me levantaba, corrieron las dos a mi lado y me dijeron:
-¿Que hacemos?
-¿Que hacéis?, les pregunté.
-Masaje
-¿Sólo masaje?
-Masajey spa.
-¿Sólo masaje y spa?
-Spa en bañera de hidromasaje
-¿Sólo spa en bañera de hidromasaje?
-Tu preguntas mucho
-Y vosotras contestáis muy poco. ¿Cuánto cuesta el masaje en bañera de hidromasaje?
-500 la hora.
-¿Con las dos?
-No. Sólo una.
-¿Masaje normal?
-Eso lo hablamos dentro, dijo la más espabilada y que llevaba la voz cantante.
Se le veían unas buenas peras por el escote de la bata que llevaba abierta por los primeros botones de arriba y por los últimos de abajo por donde según los movimientos que hacía asomaban unas piernas de impresión y según como se ponía se le veía asomar la braguita por entre los botones.
-Vale.Voy a subir contigo, le dije.
-¡Bien!, dijo dando palmas.
Subimos al salón y me metió en una habitación con una hidro-bañera redonda.
Me desnudé y me metí en el agua mientras se llenaba, y ella preparaba aceites y cremas, dejándolo todo al abasto de las manos.
-Hablemos del complemento, le dije.
-¿Tu que quieres?
-Yo quiero todos los masajes que estés dispuesta a darme.
Me leyó el menú de propinas:
-200. 300. 400. 800 y 1000.
-¡Vale! Este último le dije. Pero cuando terminemos, pagaré otra hora de masaje y será solo de masaje para relajarme.
-¡Bien! Dijo dando palmas, mas contenta que unas castañuelas.
Ya el agua estaba a buen nivel. Lo que había intuido en la calle era cierto. Un cuerpo perfecto. Me dijo tener 25 años y ser madre de dos niñas, pero no tenía ni una estría en el vientre.
Dos horas después de entrar, desperté. Me había quedado dormido por la suavidad de las caricias de sus manos y vencido por el cansancio de tanto traqueteo.
-Ya han pasado las dos horas, me dijo al oído y me dio un beso y me enseñó mi reloj.
Me duché allí mismo, en la bañera. Le pagué a ella sus mil pesos y pagué a la salida los otros quinientos de la hora extra.
Salí flotando y me fui corriendo a dormir, no fuera a ser que cayera en las redes de alguna otra ave/araña.
¡Y dicen los curas que esto es pecado!
Pero vamos a ver, ¿el pecado no es una cosa mala?
Entonces ¿cómo puedes ser pecado, esto que está tan bueno?
Me parece que hoy volverá a pecar.
Me notaba cansado y es que cinco masajes en dos noches, es demasiado para un viejo como yo.
Me fui al Paradise a cenar. Me gusta este bar, porqué si vas acompañado puedes sentarte dentro o en el exterior en una buena mesa y si vas solo, puedes sentarte en la barra que hay en la calle y ves pasar a toda la tropa de muchachas y no tan muchachas. Algunas caminan en bandadas, otras de dos en dos o de tres en tres, algunas con sus hijos/as de la mano. Es todo un circo ambulante que desfila ente tus ojos. Chicas de todos los pelajes y con toda clase de vestimenta. Algunas vestidas, claramente, para matar y otras en cambio con púdicas vestimentas, aunque no por ello menos sexis. Tejanos y shorts, ajustados que parecen entrados con calzador, junto a lycras que marcan todo y no dejan nada a la imaginación. A algunas les marcan hasta los “labios interiores”.
Mientras cenaba, pululaban por allí dos masajistas del Imee Massage que está delante mismo del Paradise. Con las batas uniformes de la casa. Se acercaron un par de veces, preguntándome si quería masaje. Les dije que al terminar de cenar hablaríamos. Estaba muy cansado para hacer algo más y un buen masaje me iría bien y me relajaría para dormir toda la noche.
Cuando vieron que pagaba y me levantaba, corrieron las dos a mi lado y me dijeron:
-¿Que hacemos?
-¿Que hacéis?, les pregunté.
-Masaje
-¿Sólo masaje?
-Masajey spa.
-¿Sólo masaje y spa?
-Spa en bañera de hidromasaje
-¿Sólo spa en bañera de hidromasaje?
-Tu preguntas mucho
-Y vosotras contestáis muy poco. ¿Cuánto cuesta el masaje en bañera de hidromasaje?
-500 la hora.
-¿Con las dos?
-No. Sólo una.
-¿Masaje normal?
-Eso lo hablamos dentro, dijo la más espabilada y que llevaba la voz cantante.
Se le veían unas buenas peras por el escote de la bata que llevaba abierta por los primeros botones de arriba y por los últimos de abajo por donde según los movimientos que hacía asomaban unas piernas de impresión y según como se ponía se le veía asomar la braguita por entre los botones.
-Vale.Voy a subir contigo, le dije.
-¡Bien!, dijo dando palmas.
Subimos al salón y me metió en una habitación con una hidro-bañera redonda.
Me desnudé y me metí en el agua mientras se llenaba, y ella preparaba aceites y cremas, dejándolo todo al abasto de las manos.
-Hablemos del complemento, le dije.
-¿Tu que quieres?
-Yo quiero todos los masajes que estés dispuesta a darme.
Me leyó el menú de propinas:
-200. 300. 400. 800 y 1000.
-¡Vale! Este último le dije. Pero cuando terminemos, pagaré otra hora de masaje y será solo de masaje para relajarme.
-¡Bien! Dijo dando palmas, mas contenta que unas castañuelas.
Ya el agua estaba a buen nivel. Lo que había intuido en la calle era cierto. Un cuerpo perfecto. Me dijo tener 25 años y ser madre de dos niñas, pero no tenía ni una estría en el vientre.
Dos horas después de entrar, desperté. Me había quedado dormido por la suavidad de las caricias de sus manos y vencido por el cansancio de tanto traqueteo.
-Ya han pasado las dos horas, me dijo al oído y me dio un beso y me enseñó mi reloj.
Me duché allí mismo, en la bañera. Le pagué a ella sus mil pesos y pagué a la salida los otros quinientos de la hora extra.
Salí flotando y me fui corriendo a dormir, no fuera a ser que cayera en las redes de alguna otra ave/araña.
¡Y dicen los curas que esto es pecado!
Pero vamos a ver, ¿el pecado no es una cosa mala?
Entonces ¿cómo puedes ser pecado, esto que está tan bueno?
Me parece que hoy volverá a pecar.