Ignoro lo macho que soy o no, aludiendo a esa necesidad atavica mencionada de hacer que tu mujer sea "la tuya", ni hasta que punto eso convierte al macho en mas macho. lo que si puedo decir es que nunca he esperado tal cosa, no la he dado por hecha y de ninguna manera acepto como necesidad nada que dependa de la voluntad ajena, que si como presente. dicho eso, y superado el escollo de los celos (para quien los sienta), debo decir que a mi solo me importa y me interesa lo que comparto con otras personas, no lo que esas personas compartan con terceras (que siempre lo seran a mis efectos por muy principales que son para quienes son principales para mi), sea por negocios o por placer, sea sexo o algo mas trascendental.
no necesito, no quiero, no deseo y no acepto tener una mujer mia, ni muchas. solo cabe la posesion sobre los objetos, mas aun la propiedad. y no se puede hacer el amor con una esclava, porque su status es el de objeto, no el de persona por lo que definir la posesion o propiedad sobre una persona la deshumaniza y la reduce a escombros. ademas, que aliciente ofrecen las concesiones o la sumision que no puedan superar con creces la libertad y la fuerza del caracter? en una mujer, o en un hombre, cuando ambas se combinan en una mujer a mi me importan poco los detalles, ni donde encuentre su satisfaccion o sus sustento, o ambas cosas a la vez, o lo mucho que satisfaga a otros, solo me importa ser una influencia positiva en su vida, tengo suficiente orgullo como para no mendigar una posicion dominante en la vida de nadie, ni el protagonismo absoluto de una relacion al uso. muchas mujeres y esposas, novias y amas de casa, madres son un ejemplo mas execrables en su propia degeneracion y la atrofia de sus cualidades humanas y femeninas, poniendose en manos de desaprensivos o de despojos que apenas si las merecen en tal estado.
leyendo las intervenciones en este hilo me viene a la mente tambien el problema de la soledad (para quien lo es). porque quien no sabe estar solo dificilmente puede disfrutar de una buena compañia, y menos aun discernirla entre la multitud abrumadora de las que no lo son.