A las buenas, soy el Maera.
¿Me casaría con una chica que hubiera trabajado de masajista ? ¡No!
¿Me casaría con una chica que no hubiera trabajado de masajista? ¡Tampoco!
El matrimonio podía ser una buena solución vital hace cincuenta años, cuando la mujer y la sociedad toda, tenían otros valores y otra mentalidad.
Pero ahora mismo, casarse es una locura. Hay muchas posibilidades de acabar en divorcio. Y el divorcio es la principal causa de ruina económica en España. Por cierto, aunque de esto no hablan en la tele (porque no interesa al feminismo), en los últimos años más de tres mil hombres se han suicidado en España a causa del divorcio.
Por tanto me da igual que haya sido coach, cajera de supermercado o registradora de la propiedad. Mientras las féminas persistan en su ideología feminista, yo no me casaré. ¿Para qué casarse? Si es meter un enemigo declarado dentro de casa...
El maldito feminismo ha hecho que los dos sexos sean enemigos irreconciliables, ha llenado de infelicidad a todos (sobre todo a ellas, frustradas por no poder criar a unos hijos como Dios manda) y ha destrozado la familia. Además los niños no nacen, con lo que el futuro se presenta de lo más inquietante.
Ante tan espantoso espectáculo, prefiero quedarme al margen y ver la refriega como espectador. En realidad, que haya sido coach sería lo de menos...
