Era la época de "vacas flacas", para comisionar en condiciones, teníamos la opción de hacer horas los fines de semana (las que trabajamos entre semana), se te pagaría como hora extra (una miseria) más la comisión.
Era domingo, por la mañana, yo pensaba: no va a entrar ni Dios, pero allí que fuí, No conocía a las operadoras de fin de semana, así que la nueva era yo, dispuesta a robarles llamantes y comisiones, un ambiente estupendo, pero así es la vida!.
Pocas chicas, muy jóvenes, estudiantes diría yo, que se sacan su dinerito para sus gastos y algún capricho.
Me fuí a una mesa apartada, viendo la lúz del día, eso sí, y empecé con mi pseudo de "Martita la pequeñita", porque para aquellas horas me parecía que un poco de alegría no vendría mal.
La cosa no iba mal, varias medias horas seguidas, hasta que a eso de las 12.00 aparece ella; Diana, colombiana (luego me confirmó), 20 años, bella, turgente, pelazo, dulce, tímida, risueña.
Madre mía, qué pibon. Y va, y se sienta a mi lado.
-Hola- me dice- con ese acento meloso. Eres nueva?
- No, soy de entre semana y estoy haciendo horas extra. Me llamo Paloma y tú?
- Diana. Y añade, verás que los llamantes de fin de semana son distintos, yo estuve entre semana y es más agresivo, aquí con que les escuches y digas a todo que sí es suficiente, y si puedes llorar un poco mejor!
Ojoplática me quedé, eso de llorar?, no lo entendí.
Y empiezo a ver, como esta diosa colombiana, tiene llamadas de una hora tras otra!!
La cabrona, lloraba de verdad, y no les contaba traumas de la infancia, no, les decía que no encontraba al hombre que la hiciera sentir un orgasmo, y que estaba desesperada porque empezaba a creer que era frígida. El llamante, excitado, hacía lo imposible para que la niña se corriera (como no se me pudo ocurrir a mí?).
Hacía como que se tocaba, y mientras me pedía pipas que yo había comprado, y me sonreía.
Al llegar el descanso, le dije: qué lista eres, con este rol que te has inventado de la frígida sufridora. Y me contesta, que no es un rol , que es un poco frígida con los hombres porque lo que más le gustan son las mujeres y a ser posible mayores que ella, como tú.
- A qué hora sales?- me dice.
- A las tres.
-Yo tres y media, tienes algo que hacer después?, me esperas y tomamos algo?
- Si (casi sin pensar).
La esperé, me llevo a un garito muy raro, comimos algo y empezó a besarme como si no hubiera un mañana, a tocarme las tetas de una manera... que yo misma le tuve que llamar la atención.
- Perdón, perdón, cuando algo me gusta no paro, ven a mi casa.
- Siiiii.
Me tiro al sofá, me arrancó (literalmente las bragas), porque me las rompió, me comió el coño con ansia, me corrí. La comí el culo, las tetas, la boca, se corrió en mi cara. Sudamos, reímos, y al final me dice: Tienes que irte que va a venir mi chica en breve!!
Olé tú, pensé. Así es como se trata a las intrépidas viciosas como yo.
Alegremente me vestí y cuando ya me iba me dice: dame tu teléfono por favor, el mío no te lo doy, quiero tenerte localizada, si tú quieres claro.
- Siiii, toma, tuyo es y mío no.
Me llamó alguna vez y follamos como leonas, y luego adiós. Lo más parecido a sentirme "puta", en ese momento, claro.
Enviado desde mi iPhone utilizando Tapatalk