Foro de contactos EsasChicas, el mejor foro de contactos de España

¡Registra una cuenta gratuita hoy para hacerte miembro! Una vez que hayas iniciado sesión, podrás participar en este sitio agregando tus propios temas y publicaciones, ¡así como conectarte con otros miembros

SilviaMarNarváez motivadora holística 655767964

Esaschicas Premium

Estado
No está abierto para más respuestas.
Hola buenos días, yo no soy supersticioso, yo creo que todos tenemos un destino en nuestra vida, por ejemplo yo a ti Silvia te he conocido por el destino, no por una superstición, al cual doy gracias. 💋💋
 
¿Eres supersticioso?

“Una superstición es una creencia contraria a la razón que atribuye una explicación mágica a la generación de los fenómenos, procesos y sus relaciones sin ninguna prueba o evidencia científica”. (wikipedia).

La palabra superstición procede de la alocución griega “superstilio” que hacía alusión a que algo era demasiado bueno. La Biblia dice que toda creencia sobrenatural ajena al cristianismo es superstición y por ende demoníaca (¡hala!).

Muchas de las supersticiones con las que convivimos a diario se remontan a siglos atrás y todas suelen evitar la mala suerte o alejar las maldiciones. La buena suerte suele hacerse de rogar pero no paramos de perseguirla.

Ya en el siglo I el filósofo Ptolomeo creía que cuando caía una estrella significaba que los dioses estaban mirando hacia abajo y por eso podíamos aprovechar la ocasión y pedir un deseo.

Los antiguos paganos creían que algunos espíritus vivían en los árboles y que tocando los troncos se podían invocar para así acogernos a su protección. Aún tocamos madera para alejar la mala suerte.

Los griegos cuando horneaban pasteles los cubrían con velas y le pedían favores a Artemisa (diosa entre muchas cosas del buen estado de ánimo). El humo de las velas apagadas al subir llevaba el mensaje. De ahí la costumbre de soplar las velas en las tartas de los cumpleaños (por cierto maldición, el Covid en mi casa se ha llevado esta tradición).
En muchos sitios no se puede felicitar antes de tiempo al cumpleañero, se creía que los demonios que escuchaban los buenos deseos iban a hacer todo lo posible para que no se cumplieran (traviesos que nos han salido los demonios).

En la época precristiana a la cruz se la consideraba un símbolo poderoso de unidad, y se decía que en el centro de la Cruz residía su poder, por eso cruzamos los dedos para concentrarnos en alejar a la mala suerte.

Tenemos la del martes y trece, la de la sal, la de la escalera, la del gato negro…

Yo tengo una superstición heredada (no genéticamente claro, pero me la insufló mi abuela). Era bien pequeña cuando mi abuela dijo “mira una peseta, cógela”. En el suelo había una rubia metida en un charco (llovía) y estaba empapada (la peseta digo, que mi abuela llevaba paraguas y yo chubasquero). Yo entonces aún era obediente, pero me negué, no me parecía a mí eso de meter la mano en el charco muy buena idea. Y mi abuela me miró muy seria y me dijo, “quien desprecia una peseta no tendrá dinero nunca”. El sentido de no tener dinero nunca a esa edad ni me movió el flequillo, y la palabra despreciar ni me sonaba, pero la cara de mi abuela era todo un poema, debía ser importante aquella lección bajo la tormenta. Cogí la peseta y se la ofrecí, pero me dijo que debía quedármela para que me trajera suerte y además no podía gastármela (como no podía comprar con ella un caramelo no supe entender dónde estaba la suerte).

El caso, que soy incapaz de ver un céntimo en el suelo sin sentir la divertida mirada de mi abuela instándome a agacharme y cogerla, ¿sabéis lo difícil que es coger un céntimo con las uñas un poquito largas? Hay que mojarse el pulpejo del índice y que la saliva haga de pegamento, a veces no se pesca a la primera y hay que repetir acción, una guarrería ya os lo digo. Pero a ver, es que una abuela es una abuela (y la mía era la mejor).

No iba desencaminada la mujer, las antiguas civilizaciones creían que encontrar metal en el suelo era un regalo de los dioses. Por eso pensamos que si dejamos el céntimo en el suelo nos traerá mala suerte.


Pues eso corazón…
¿Tienes alguna superstición?
Soy supersticioso bonita. Esta tarde bajo con el edredón a ver si así se me quita la superstición. La mía tiene que ver con la rotura del espejo. El que rompí con el balón. Hubieron lloros por los siete años de maldicion. Y no me he sustraído ya a eso nunca. Los egipcios pensaban que los espejos guardaban trocitos de tu alma y unido a la tradición china de que nuestro cuerpo se regenera cada siete años hizo que el mayor castigo de la historia infantil eligiera mi casa para cumplirse. Un mes sin propina y sin balón.

Nunca he vuelto a romper ningúno. Por la maldicion. Vade retro...

Besos para ti. Saludos en general.
 
Buenos dias, guapísima, no me tengo por supersticioso, a pesar de que todos los día me levanto con el pie derecho, es sólo una cuestion del camino más corto, paso bajo escaleras, veo gatos negros y conozco alguna gata parda, me da igual que me den el 13, en fin que creo que no lo soy.

En cuanto a lo de las monedas me llama la atención que a veces veo algún centimillo en el suelo o incluso encima de algo y no lo cojo, pienso que alguien lo ha dejado allí por alguna razón, no sé, cámara oculta o algo así, y no me gusta ser televisivo, con tanta cámara y teléfono por ahí suelto no te puedes fiar de nada.

Me estoy acordando de una vez en que se me ocurrió gastar una broma con un falso billete de no sé si 20 euros, tenía dos caras, una buena y otra mala con la publicidad claro, bueno, pues lo pegamos al suelo para que no se moviese y fue divertido, ya se que me vas a decir que eso no está bien.

Así que nada, este año voy a pedir que la lotería termine en 13, después de lo de el Covid y Ucrania nos queda el meteorito, con lo que es mejor que no toque, no vamos a poder gastarlo.

Besos cálidos bella dama, abrígate y saludos a todos.
 
Hola a todos y un hola especial y calentito para Silvia.
Me ha encantado lo que nos has contado hoy con respecto a la superstición, eres increíble. Pues a tu pregunta de hoy decirte que nada de nada supersticioso, de hecho nací un martes y 13, no te digo más. Además para Navidad siempre cojo un número acabado en 13 para mí solito.
Por cierto, no dicen que da mala suerte ser supersticioso/a, jajajaja.
Un saludo a todos y besos de colores para la Reina de las flores.
 
El tema de las supersticiones me lleva a mi infancia, cuando me enseñaban en el colegio que eran una tontería tenerlas y que si las teníamos estábamos ofendiendo a Dios. Personalmente creo que era un error, porque despertaba más aun la curiosidad infantil y podía llegar a ser el origen de algún problema mayor.
Por suerte, pude ir creciendo sin sentir ni tener esas supersticiones tradicionales (en casa nadie tenía ni hablaba de estos temas), que por lo menos a mí me parecen tonterías absurdas.
Ahora bien, donde sí que tengo esas supersticiones-manías (no sé realmente cómo calificarlas) es en el plano deportivo. Lo confieso. Y como ejemplo, recurriré a las dos más marcadas que tengo.
No puedo —y conste que lo he intentado— ver un partido importante de mi equipo por televisión. Si lo hago, les estoy condenando a la derrota irremediablemente —luego resulta que no se cumple— pero da igual, cuando llega el siguiente partido ya estoy otra vez con lo mismo y no lo veo. En el estadio, sin embargo, no siento nada. Petrificado en mi localidad y si acaso alguna mueca de sonrisa para mis adentros cuando se consigue ganar.
Y con el otro deporte, el que más sinsabores me produce, igual. Llevo años jugando con el mismo guante, los mismos zapatos y el mismo wedge que cuando empecé y siempre dejo jugar primero en cada hoyo a la persona/s con la/s que comparto partido.
En fin, manías o supersticiones que uno tiene, pero que al ser en un aspecto de ocio, tampoco creo que tengan relación con las que me contaban de niño.
Muchas gracias Silvia, por considerar este tema, ¡y un saludo a todos!
 
¿Eres supersticioso?

“Una superstición es una creencia contraria a la razón que atribuye una explicación mágica a la generación de los fenómenos, procesos y sus relaciones sin ninguna prueba o evidencia científica”. (wikipedia).

La palabra superstición procede de la alocución griega “superstilio” que hacía alusión a que algo era demasiado bueno. La Biblia dice que toda creencia sobrenatural ajena al cristianismo es superstición y por ende demoníaca (¡hala!).

Muchas de las supersticiones con las que convivimos a diario se remontan a siglos atrás y todas suelen evitar la mala suerte o alejar las maldiciones. La buena suerte suele hacerse de rogar pero no paramos de perseguirla.

Ya en el siglo I el filósofo Ptolomeo creía que cuando caía una estrella significaba que los dioses estaban mirando hacia abajo y por eso podíamos aprovechar la ocasión y pedir un deseo.

Los antiguos paganos creían que algunos espíritus vivían en los árboles y que tocando los troncos se podían invocar para así acogernos a su protección. Aún tocamos madera para alejar la mala suerte.

Los griegos cuando horneaban pasteles los cubrían con velas y le pedían favores a Artemisa (diosa entre muchas cosas del buen estado de ánimo). El humo de las velas apagadas al subir llevaba el mensaje. De ahí la costumbre de soplar las velas en las tartas de los cumpleaños (por cierto maldición, el Covid en mi casa se ha llevado esta tradición).
En muchos sitios no se puede felicitar antes de tiempo al cumpleañero, se creía que los demonios que escuchaban los buenos deseos iban a hacer todo lo posible para que no se cumplieran (traviesos que nos han salido los demonios).

En la época precristiana a la cruz se la consideraba un símbolo poderoso de unidad, y se decía que en el centro de la Cruz residía su poder, por eso cruzamos los dedos para concentrarnos en alejar a la mala suerte.

Tenemos la del martes y trece, la de la sal, la de la escalera, la del gato negro…

Yo tengo una superstición heredada (no genéticamente claro, pero me la insufló mi abuela). Era bien pequeña cuando mi abuela dijo “mira una peseta, cógela”. En el suelo había una rubia metida en un charco (llovía) y estaba empapada (la peseta digo, que mi abuela llevaba paraguas y yo chubasquero). Yo entonces aún era obediente, pero me negué, no me parecía a mí eso de meter la mano en el charco muy buena idea. Y mi abuela me miró muy seria y me dijo, “quien desprecia una peseta no tendrá dinero nunca”. El sentido de no tener dinero nunca a esa edad ni me movió el flequillo, y la palabra despreciar ni me sonaba, pero la cara de mi abuela era todo un poema, debía ser importante aquella lección bajo la tormenta. Cogí la peseta y se la ofrecí, pero me dijo que debía quedármela para que me trajera suerte y además no podía gastármela (como no podía comprar con ella un caramelo no supe entender dónde estaba la suerte).

El caso, que soy incapaz de ver un céntimo en el suelo sin sentir la divertida mirada de mi abuela instándome a agacharme y cogerla, ¿sabéis lo difícil que es coger un céntimo con las uñas un poquito largas? Hay que mojarse el pulpejo del índice y que la saliva haga de pegamento, a veces no se pesca a la primera y hay que repetir acción, una guarrería ya os lo digo. Pero a ver, es que una abuela es una abuela (y la mía era la mejor).

No iba desencaminada la mujer, las antiguas civilizaciones creían que encontrar metal en el suelo era un regalo de los dioses. Por eso pensamos que si dejamos el céntimo en el suelo nos traerá mala suerte.


Pues eso corazón…
¿Tienes alguna superstición?
Por supuesto Bella, creo que todos sufrimos en alguna medida las supersticiones a pesar que desde finales del siglo XVII el racionalismo y el empirismo desde diferentes ópticas bogó por desterrar de la mente humana las supersticiones y relacionarlas con la magia o en el mejor de los casos con la religión, pero ni por esas pues creo que hoy en día hablamos más que nunca de la buena o la mala suerte que es el germen de la superstición. Yo me declaró supersticioso pues tuve mucha suerte al encontrarte y tengo la superstición que debo seguir viéndote, siempre tan bella y deslumbrante,. Más bonita que peseta en el bolsillo.
 
Buenos días, la forma física no hablamos de estética, sino de salud, yo empecé a hacer algo de deporte con más de 30 años, y tuve la suerte que me gustó, ademas mi actual trabajo es muy sedentario y eso a la larga se nota, por lo demás estoy convencido que crea adicción y el día que no te mueves te falta algo.
 
Las supersticiones dicen que son leyendas pero todas las leyendas tienen una verdad oculta, supersticioso supeditado no se si soy, si puedo evitar pasar por debajo de una escalera no paso pero si no queda otro remedio tampoco le doy importancia. Cuando veo un gato negro que me se va a cruzar le tiro un canto para que cambie el sentido, pero es por inercia, si es de otro color seguro que también se lo tiro. No sé qué decirte si soy supersticioso, en las brujas tú me hiciste creer, aunque algunas veces pueda tener miedo y eso puede compararse a ser supersticioso de algunas cosas que suceden, y te dices que fue por hacer esto, también puede ser casualidad, quién sabe, aunque podría ser algo supersticioso porque rima con precioso y vicioso y de una de las dos carezco y de la otra no sé si lo soy, pero creo que siempre aunque no lo veamos somos algo supersticiosos, y más con el pedazo de post que te has marcado melocotona, me has enseñado muchas cosas hoy, todos los días que te leo me dejas asombrado y me pregunto qué cojones pinto yo aquí si tengo que leeros más de una vez para entender lo que ponéis, me paso buscando vuestras palabras en Google para poder seguiros porque no las entiendo y luego me digo: "si estoy aprendiendo sin querer". Supersticioso no sé si seré, pero vicioso a este hilo lo soy. Melocotona eres la leche y tus escribientes los mejores del mundo, os dejo que me emociono y empiezo a desvariar. Un besazo melocotona y abrazos para todos los que le quieran recibir de corazón.
 
Yo sí que lo soy. Lo reconozco.
Ahora bien, lo soy de “mis particulares supersticiones “, no de las de los gatos negros, escaleras, etc.
Las mías particulares son producto de lo experimentado.
Por ejemplo: hacer algo importante un día gris y lluvioso casi siempre me ha salido fatal. Así que si veo que va a salir un día así… mejor aplazo la cosa si es posible.
Ver un coche funerario… malo, malo.
¡Y están las diametralmente opuestas!, que de esas también habría que hablar, ¡¡como son los días que te veo!!, pero eso es algo que nos pasa a todos. 😛
Un besazo Sílvia. 💋
 
¡Hola hola!

¿Supersticioso?... No al nivel de huir si hay un gato negro o evitar pasar debajo de una escalera. Cosas así pues no...

Sí lo soy desde un punto de vista curioso. Ejemplos:

— La autosugestión que me hago cuando escucho una canción en un momento que requiere un esfuerzo especial. Lo comenté en otro post, con lo de we are te champions al enfrentarme a un examen en la universidad.

— En un evento deportivo que me intererese mucho, soy de la idea de que si dejo de seguirlo por tele o radio, las cosas son a ir bien, mi equipo o mi boxeador o tenista irá fenomenal. Pero que si vuelvo a la retransmisión las cosas se van a torcer.

Ya lo sé, sí, soy raruno...

Ciao. Besos.
 
@Patton, love, mi abuela decía algo parecido sobre el dinero que había en el suelo, “es para quien barre”… Y lo de los gatetes, ya sabes tú bien que a mí me gustan de todos los colores. Es curioso, en España hay un gato común (el carey) que es un gatito de tres colores (sé que lo sabes) que aquí es el que más se abandona. Por lo visto están llenas las protectoras de gatitos así porque aquí nadie los quiere, sin embargo en Estados Unidos es el gato que más quiere tener la gente, lo llaman el gato del dinero y parece ser que si tienes uno en casa nunca faltará en el hogar (el dinero, el gato si le dejas la puerta abierta no sé yo). Esto de las supersticiones no hay quien las entienda…, un besote.

@Jersey, te voy a buscar una, esto debe ser como las cosquillas, seguro que si te dejas te encuentro una. Un besazo.

@Iberian_Fearless, encanto, claro que haberlas haylas… Yo misma soy muy bruja (pero de las buenas). Gracias por contestar guapísimo.

@Victor, chico guapo, un día hablamos del destino, que ese tema tiene tela para cortar. Y que suerte tenerte a ti en el mío. Muaks love.

@Eldearriba, menos mal que yo no creo en esa superstición. Anda que no he roto yo espejos (sobre todo de los chiquititos que llevábamos en el bolso para pintarnos los labios). Hace tiempo que me miro en el móvil, pongo como si me fuera a hacer una foto y así no rompo más espejos. A quién se le ocurre jugar con la pelota en casa… Yo también te hubiera castigado. ¿Ves? Y no ha hecho falta que trajeras edredón, no ves que tengo calefacción…❤

@Eber, my baby, eso del billete falso te voy a contar. Entré en un bar y allí estaba doblado en el suelo un billete de los rojos de dos mil pesetas. Como soy así y el bar estaba lleno, me agaché y lo cogí, levante la mano y venciendo a mi timidez dije en voz suficientemente alta ¿de quién es este billete? Le salieron varios dueños, pero uno era el que más insistía agresivo porque se acaba de levantar a sacar tabaco (decía). Yo se lo di sin rechistar, y el al desdoblarlo dejo al descubierto la otra cara del billete, era publicidad. Creo que pasé más vergüenza que él… Un besote gordote.

@Niji, mira que eres duro de roer, que no se puede ser más racional. Jajaja. Ya te buscaré alguna superstición, que mola mucho tener una. No sé no sé… ¿Tú soplas las velas en la tarta para pedir un deseo? Lanzas una moneda a una fuente? ¿Brindas mirando a los ojos? Todo eso tiene una explicación y es superstición. Ay mi chico dulce y molón. ¡Ya tiene una superstición! Jajaja. Eres la caña de España chico guapo.

@Luizpereira, tengo un post en cierne sobre las manías y los TOCs, me esta divirtiendo mucho desarrollarlo. El tema de hoy es que me lo sugirió un amigo que tiene una cabecita especialmente particular para buscar temas chulos. Este de hoy me encanta. La diferencia entre la manía y la superstición es que con la superstición la explicación es siempre “hacer algo para salvarse de algún mal o maldición” y la manía es algo para lo que no tienes explicación, lo haces porque sí, porque te gusta, te relaja o te da la gana aunque no pienses que si lo haces vaya a haber una catástrofe. Entre la manía y el TOC la diferencia es mayor. El TOC no te permite desarrollar tu vida de manera normal, la manía sí. Así que supongo que esos rituales que tú haces a la hora de jugar y que son determinantes para ganar el juego o no están más en el rango de la manía ciertamente. Somos todos muy maniáticos, yo la primera. Y tú eres un maniático deportivo de lo más ganador (y de lo más seductor). Mil gracias a ti por contestar desarrollándolo tan bien. Me encanta leerte.

@Divinospastores, la suerte es toda mía mi cielote. Encontrarte ha sido, es y será una de mis más bonitas casualidades. No hay empirismo ni racionalismo capaz de desterrar las creencias más arraigadas. Y las supersticiones nos vienen de serie dadas. Yo también creo que todos en mayor o menor medida somos o hemos sido supersticiosos, aunque con el tiempo algunas las llegamos a doblegar e incluso olvidar. Pero están, están. Un besazo grandote y mil gracias por estar.

@Walker1967, mi peque, tienes razón, cuando te acostumbras a hacer deporte de manera regular el día que no lo haces parece que te falta algo… A ver si yo vuelvo a mi rutina, que es una buen método para desfogarse. ¡Besos! Me encanta verte de nuevo aquí. Te echaba de menos…

@Gremlin, ¡ay mi chico noblote las cosas que dice siempre! Si es que eres un amor. Ahora lo del canto al gato lo vamos a tener que hablar. Hombre no… No vaya a ser que un día le llegues a dar. Lo de los gatos viene porque se suponía (allá en la Edad Media) que todas las brujas tenían uno. Entonces la medicina era de herbolario y las mujeres (que son las que cocinaban) se dedicaban a hacer ungüentos en sus casas. Para que no hubiera ratones entre las hierbas y hierbajos las mujeres tenían gatos (alguno era negro). De pronto la Santa Inquisición decidió que las pioneras naturópatas eran brujas, y se decía que sus cazarratones negros eran la personificación gatuna del diablo (cuánta imaginación). Por eso te cruzas de acera, por no cruzarte con el mismísimo diablo. ¡Mira que creer en eso! Pero hombre, por Dios, si el diablo quisiera personificarse elegiría un macho cabrío… Todo el mundo lo sabe… Jajajaja. Estoy de broma. Cada uno que crea en lo que quiera… Y ya sabes, yo creo en ti.

@Miranda, costillita de mi corazón, ya sabes cuando nos casemos (que no sea el 13) no puedes pasarme la sal en la mesa y cuando me lleves en brazos al cruzar el umbral camino del lecho nupcial tienes que meter primero el pie derecho (en el rellano), a ver si me vas a cambiar ahora el paso… Un abrazo.

@Slowray, me encanta que no seas supersticioso porque trae mala suerte. Es lo más racional que he leído hasta ahora. Jajajaja. ¡Qué bueno! Eres la caña cariño mío. Qué buena la canción y el vídeo. Qué buenos ratitos que me das. Muaks enormes para ti por ser tan especial.

@Canecillo, sí sí, un día hablamos de las buenas. Yo tengo una, si llego al andén del Metro bien temprano por la mañana y no tengo que esperar ni un segundo a montarme porque en ese instante está llegando el convoy a la estación, sé que todo va a salir bien. Si además he de hacer transbordo y sucede lo mismo entonces ya es para comprar lotería. Al revés también funciona, si cuando llegó se está marchando… malo malo… Jajaja. Deseando volverte a ver, ¡que para mí también son días especialmente buenos!

@Ghad, jajajaja, qué vas a ser raruno. Si acaso gatuno, con esa mirada de tigre acechante y vibrante (es que rima). Todos tenemos pensamientos mágicos no racionales aunque se puedan explicar y si ahondamos les encontremos una causa probable ahí en el subconsciente, mientras no nos afecte en la vida diaria entran dentro de lo normal.
No eres raro. Eres un encanto querido Sir “G” de mis amores.

Gracias a todos queridos míos. Qué divertido ha sido leeros a todos. La verdad es que da para escribir un libro de lo más entrenido. Un beso enorme y un abrazote de los muy gordotes para todos mis chavalotes. Sois unos verdaderos encantos encantadores.
Por favor, debes Iniciar sesión o Registro para ver el contenido.
 
No te quiero decir que sí ni tampoco que no, pero ya sabes que en los pueblos cuando tiramos los cantos muy pocas veces fallamos.
Me estoy acordando de una noche, cuando éramos chicos, estábamos los amigos y yo dando vueltas sin saber qué hacer y de repente se cruzó un perro por delante. Lo primero que se hace por inercia es tuso fuera y hacerlo correr, pero ese día no nos dio por llamarlo, yo me iba comiendo una rebanada de pan con vino y azúcar que nos había dado la abuela de un amigo para merendar y le di un poco, el perro se nos acercó y se dejó agarrar, pobrecillo, no sabía lo que se nos estaba ocurriendo en nuestras cabecitas. Sin mediar palabra entre nosotros le atamos un caldero al rabo, que por aquel entonces en todas las puertas colgaban el cubo de la basura en un gancho que había en las puertas de las casas, y casi todos los cubos eran de esos de pintura de hierro porque echaban la ceniza, pues uno de esos. El perro estaba tranquilo, no sabemos si fue por el vino, que por cierto cada vez que me acuerdo estaba dulcecito. Entonces llegó un hombre y riendo nosotros creíamos que nos iba a regañar, y nos dijo que no chicos, que así no iba a correr, que nos habíamos confundido de rabo que le dejáramos para enseñarnos, que además no había que hacer ese nudo, había que hacer un nudo escurridizo; y hostias cómo corría por todo el pueblo, y cómo abría las puertas la gente. Moraleja, que siempre se aprende hacer las picias mejor y un día aburrido puede terminar con un castigo al llegar a casa, sobre todo si el mismo perro pasa por tu casa a las tantas de la noche haciendo ruido.
Buenas tardes melocotona...
 
¿Eres supersticioso?

“Una superstición es una creencia contraria a la razón que atribuye una explicación mágica a la generación de los fenómenos, procesos y sus relaciones sin ninguna prueba o evidencia científica”. (wikipedia).

La palabra superstición procede de la alocución griega “superstilio” que hacía alusión a que algo era demasiado bueno. La Biblia dice que toda creencia sobrenatural ajena al cristianismo es superstición y por ende demoníaca (¡hala!).

Muchas de las supersticiones con las que convivimos a diario se remontan a siglos atrás y todas suelen evitar la mala suerte o alejar las maldiciones. La buena suerte suele hacerse de rogar pero no paramos de perseguirla.

Ya en el siglo I el filósofo Ptolomeo creía que cuando caía una estrella significaba que los dioses estaban mirando hacia abajo y por eso podíamos aprovechar la ocasión y pedir un deseo.

Los antiguos paganos creían que algunos espíritus vivían en los árboles y que tocando los troncos se podían invocar para así acogernos a su protección. Aún tocamos madera para alejar la mala suerte.

Los griegos cuando horneaban pasteles los cubrían con velas y le pedían favores a Artemisa (diosa entre muchas cosas del buen estado de ánimo). El humo de las velas apagadas al subir llevaba el mensaje. De ahí la costumbre de soplar las velas en las tartas de los cumpleaños (por cierto maldición, el Covid en mi casa se ha llevado esta tradición).
En muchos sitios no se puede felicitar antes de tiempo al cumpleañero, se creía que los demonios que escuchaban los buenos deseos iban a hacer todo lo posible para que no se cumplieran (traviesos que nos han salido los demonios).

En la época precristiana a la cruz se la consideraba un símbolo poderoso de unidad, y se decía que en el centro de la Cruz residía su poder, por eso cruzamos los dedos para concentrarnos en alejar a la mala suerte.

Tenemos la del martes y trece, la de la sal, la de la escalera, la del gato negro…

Yo tengo una superstición heredada (no genéticamente claro, pero me la insufló mi abuela). Era bien pequeña cuando mi abuela dijo “mira una peseta, cógela”. En el suelo había una rubia metida en un charco (llovía) y estaba empapada (la peseta digo, que mi abuela llevaba paraguas y yo chubasquero). Yo entonces aún era obediente, pero me negué, no me parecía a mí eso de meter la mano en el charco muy buena idea. Y mi abuela me miró muy seria y me dijo, “quien desprecia una peseta no tendrá dinero nunca”. El sentido de no tener dinero nunca a esa edad ni me movió el flequillo, y la palabra despreciar ni me sonaba, pero la cara de mi abuela era todo un poema, debía ser importante aquella lección bajo la tormenta. Cogí la peseta y se la ofrecí, pero me dijo que debía quedármela para que me trajera suerte y además no podía gastármela (como no podía comprar con ella un caramelo no supe entender dónde estaba la suerte).

El caso, que soy incapaz de ver un céntimo en el suelo sin sentir la divertida mirada de mi abuela instándome a agacharme y cogerla, ¿sabéis lo difícil que es coger un céntimo con las uñas un poquito largas? Hay que mojarse el pulpejo del índice y que la saliva haga de pegamento, a veces no se pesca a la primera y hay que repetir acción, una guarrería ya os lo digo. Pero a ver, es que una abuela es una abuela (y la mía era la mejor).

No iba desencaminada la mujer, las antiguas civilizaciones creían que encontrar metal en el suelo era un regalo de los dioses. Por eso pensamos que si dejamos el céntimo en el suelo nos traerá mala suerte.


Pues eso corazón…
¿Tienes alguna superstición?


Buenas tardes Silvia.

Pff, llevo unos días que no me presento. Cosas del trabajo y personales que no me han dejado centrarme nada. De hecho tenía escrito una parte pero nunca lo acabé.

La frase que me definiría, Nullius in Verba, tal como dije. :)

¿Sobre a quién le dejaría mi teléfono? No tengo nada del otro mundo, mensajes de amigos, de trabajo, lo cierto es que los mensajes de los grupos de amigos me preocuparía más. Eso me daría vergüenza mostrar porque ahí hay de todo. Pero por otro lado la privacidad es muy importante y ese pequeño mundo, al igual que nuestra mente debe quedar ahí en la absoluta privacidad.

Sobre si soy supersticioso. Pues no en principio. Aunque siempre está el "Y si...". Pero en principio no llevo una patita de conejo como amuleto. :)

Un saludete.
 
¿Eres supersticioso?

“Una superstición es una creencia contraria a la razón que atribuye una explicación mágica a la generación de los fenómenos, procesos y sus relaciones sin ninguna prueba o evidencia científica”. (wikipedia).

La palabra superstición procede de la alocución griega “superstilio” que hacía alusión a que algo era demasiado bueno. La Biblia dice que toda creencia sobrenatural ajena al cristianismo es superstición y por ende demoníaca (¡hala!).

Muchas de las supersticiones con las que convivimos a diario se remontan a siglos atrás y todas suelen evitar la mala suerte o alejar las maldiciones. La buena suerte suele hacerse de rogar pero no paramos de perseguirla.

Ya en el siglo I el filósofo Ptolomeo creía que cuando caía una estrella significaba que los dioses estaban mirando hacia abajo y por eso podíamos aprovechar la ocasión y pedir un deseo.

Los antiguos paganos creían que algunos espíritus vivían en los árboles y que tocando los troncos se podían invocar para así acogernos a su protección. Aún tocamos madera para alejar la mala suerte.

Los griegos cuando horneaban pasteles los cubrían con velas y le pedían favores a Artemisa (diosa entre muchas cosas del buen estado de ánimo). El humo de las velas apagadas al subir llevaba el mensaje. De ahí la costumbre de soplar las velas en las tartas de los cumpleaños (por cierto maldición, el Covid en mi casa se ha llevado esta tradición).
En muchos sitios no se puede felicitar antes de tiempo al cumpleañero, se creía que los demonios que escuchaban los buenos deseos iban a hacer todo lo posible para que no se cumplieran (traviesos que nos han salido los demonios).

En la época precristiana a la cruz se la consideraba un símbolo poderoso de unidad, y se decía que en el centro de la Cruz residía su poder, por eso cruzamos los dedos para concentrarnos en alejar a la mala suerte.

Tenemos la del martes y trece, la de la sal, la de la escalera, la del gato negro…

Yo tengo una superstición heredada (no genéticamente claro, pero me la insufló mi abuela). Era bien pequeña cuando mi abuela dijo “mira una peseta, cógela”. En el suelo había una rubia metida en un charco (llovía) y estaba empapada (la peseta digo, que mi abuela llevaba paraguas y yo chubasquero). Yo entonces aún era obediente, pero me negué, no me parecía a mí eso de meter la mano en el charco muy buena idea. Y mi abuela me miró muy seria y me dijo, “quien desprecia una peseta no tendrá dinero nunca”. El sentido de no tener dinero nunca a esa edad ni me movió el flequillo, y la palabra despreciar ni me sonaba, pero la cara de mi abuela era todo un poema, debía ser importante aquella lección bajo la tormenta. Cogí la peseta y se la ofrecí, pero me dijo que debía quedármela para que me trajera suerte y además no podía gastármela (como no podía comprar con ella un caramelo no supe entender dónde estaba la suerte).

El caso, que soy incapaz de ver un céntimo en el suelo sin sentir la divertida mirada de mi abuela instándome a agacharme y cogerla, ¿sabéis lo difícil que es coger un céntimo con las uñas un poquito largas? Hay que mojarse el pulpejo del índice y que la saliva haga de pegamento, a veces no se pesca a la primera y hay que repetir acción, una guarrería ya os lo digo. Pero a ver, es que una abuela es una abuela (y la mía era la mejor).

No iba desencaminada la mujer, las antiguas civilizaciones creían que encontrar metal en el suelo era un regalo de los dioses. Por eso pensamos que si dejamos el céntimo en el suelo nos traerá mala suerte.


Pues eso corazón…
¿Tienes alguna superstición?
Creo que todo lo que voy a decir hoy ya se ha dicho antes por aquí, así que, de antemano, mis disculpas.
Soy supersticioso. Muy supersticioso. Pero más que creer que pasar por debajo de una escalera, derramar la sal, etc., trae mala suerte, tengo mis propias supersticiones.
Como ha dicho SilviaMar, las supersticiones tradicionales, las que nos son comunes a todos, tuvieron en su día una explicación más o menos racional que se ha perdido (en todo o en parte) en la noche de los tiempos.
Mis supersticiones son completamente irracionales. Dejo de ponerme una camisa, un pantalón, de usar determinadas cabinas de teléfono (cuando existían), o de visitar algunos garitos, porque los asocio a episodios de mi vida tristes o desagradables. Y al contrario, utilizo ciertos objetos o visito otros garitos, porque los relaciono con momentos más felices.
Así que en mi caso, creo que mis supersticiones son la prueba evidente de que no domino las riendas de mi vida, y que busco en una suerte de lógica o de voluntad superior todo lo que no soy capaz de conseguir por mis propios medios.
Saludos a todos, besooos para SilviaMar.
 
Hola buenas noches @Silviamarnarváez, a la pregunta no, no creo en esas tonterías, si algo me sale mal lo soluciona alguien por mí, desde pequeños así ha sido y será, me acuerdo que de pequeño rompí un espejo en el rancho de mi abuelo y despidieron a uno de sus empleados por no cuidarme como era debido, me podía haber cortado y no pasó nada no me dolió nada. He notado que te gustan los caballos, cuando nos conozcamos te llevaré a pasar una velada o un par de dias a mis cuadras y elijas el caballo que quieras, podremos dar un largo paseo si sabes montar, o te preparan mis mozos un carruaje acorde con la vestimenta que te elija yo para esos días.
 
Por favor, debes Iniciar sesión o Registro para ver el contenido.

@Bocachancla, “y allá en el Rancho Alegre y allaaaaaá donde vivíaaaaaa, había una chica alegre que alegreeeee me decíaaaaaa… Te voy a hacer unos calzones de los que usa mi abuelo, que los empiezan de lana y los terminan de cuero…”.

Por favor, debes Iniciar sesión o Registro para ver el contenido.

Antes de que puedas elegirme la ropa tendrás que aprender a desnudarme… Y no te veo yo capaz. No sé, me da que te vas a quedar bien solito en tu carruaje (mira mejor porque así tienes más espacio para la ropa que dices que me ibas a elegir).
Que yo si quiero que me lleven tan sólo tengo que hacer una llamada y sugerirlo. Buenas noches y gracias por ofrecerte a lo que sea que sea que te hayas ofrecido…

@Kraken, chico guapo, el pensamiento mágico te funciona de maravilla porque eres un poco mago. Y el que tiene magia no necesita trucos. Para dominar las riendas de tu vida lo mejor es ponerla un buen bocado, o mejor aún, comértela a bocados (la vida digo) y ya sabes, si es con unas pastitas de té con chocolate, se hace irresistible. Que sepas que las que quedan me las pienso comer yo solita… Besos y gracias por tu respuesta cielote.

@Ancorage, ay lo que yo te he echado de menos. Qué bien volver a leerte, si es que me tienes mal acostumbrada…Muchas gracias por sacar este ratito para poder pasarte por aquí y hacer todos los deberes. Si es que mira que eres cumplido, encanto. Buena frase, las palabras nunca son suficientes y no podemos fiarnos de ellas. Hechos son amores y no buenas razones. Lo del móvil comparto tu criterio. Y que no seas supersticioso más que un poco (por si acaso) te convierte en alguien muy prudente. Si es que nunca se sabe… Jajaja. Me ha alegrado leer tus respuestas, que pases muy buena noche, un besazo.

@Gremlin, lo del perro es para trabajos forzosos que lo sepas. Estoy ya dándole al coco para ver cómo el Karma te puede devolver el ruido y el nudo corredizo. Que sepas que el Karma siempre encuentra la manera de cobrarse sus deudas. Estoy ultimando detalles… ¡Besotes!

Buenas noches preciosotes. Ya son horas de ponerse una peliculita y repantingarse en el sofá… A ello voy tableta de chocolate en mano. Que estoy de antojo. Si alguno gusta…❤

Por favor, debes Iniciar sesión o Registro para ver el contenido.
 
¿Eres supersticioso?

“Una superstición es una creencia contraria a la razón que atribuye una explicación mágica a la generación de los fenómenos, procesos y sus relaciones sin ninguna prueba o evidencia científica”. (wikipedia).

La palabra superstición procede de la alocución griega “superstilio” que hacía alusión a que algo era demasiado bueno. La Biblia dice que toda creencia sobrenatural ajena al cristianismo es superstición y por ende demoníaca (¡hala!).

Muchas de las supersticiones con las que convivimos a diario se remontan a siglos atrás y todas suelen evitar la mala suerte o alejar las maldiciones. La buena suerte suele hacerse de rogar pero no paramos de perseguirla.

Ya en el siglo I el filósofo Ptolomeo creía que cuando caía una estrella significaba que los dioses estaban mirando hacia abajo y por eso podíamos aprovechar la ocasión y pedir un deseo.

Los antiguos paganos creían que algunos espíritus vivían en los árboles y que tocando los troncos se podían invocar para así acogernos a su protección. Aún tocamos madera para alejar la mala suerte.

Los griegos cuando horneaban pasteles los cubrían con velas y le pedían favores a Artemisa (diosa entre muchas cosas del buen estado de ánimo). El humo de las velas apagadas al subir llevaba el mensaje. De ahí la costumbre de soplar las velas en las tartas de los cumpleaños (por cierto maldición, el Covid en mi casa se ha llevado esta tradición).
En muchos sitios no se puede felicitar antes de tiempo al cumpleañero, se creía que los demonios que escuchaban los buenos deseos iban a hacer todo lo posible para que no se cumplieran (traviesos que nos han salido los demonios).

En la época precristiana a la cruz se la consideraba un símbolo poderoso de unidad, y se decía que en el centro de la Cruz residía su poder, por eso cruzamos los dedos para concentrarnos en alejar a la mala suerte.

Tenemos la del martes y trece, la de la sal, la de la escalera, la del gato negro…

Yo tengo una superstición heredada (no genéticamente claro, pero me la insufló mi abuela). Era bien pequeña cuando mi abuela dijo “mira una peseta, cógela”. En el suelo había una rubia metida en un charco (llovía) y estaba empapada (la peseta digo, que mi abuela llevaba paraguas y yo chubasquero). Yo entonces aún era obediente, pero me negué, no me parecía a mí eso de meter la mano en el charco muy buena idea. Y mi abuela me miró muy seria y me dijo, “quien desprecia una peseta no tendrá dinero nunca”. El sentido de no tener dinero nunca a esa edad ni me movió el flequillo, y la palabra despreciar ni me sonaba, pero la cara de mi abuela era todo un poema, debía ser importante aquella lección bajo la tormenta. Cogí la peseta y se la ofrecí, pero me dijo que debía quedármela para que me trajera suerte y además no podía gastármela (como no podía comprar con ella un caramelo no supe entender dónde estaba la suerte).

El caso, que soy incapaz de ver un céntimo en el suelo sin sentir la divertida mirada de mi abuela instándome a agacharme y cogerla, ¿sabéis lo difícil que es coger un céntimo con las uñas un poquito largas? Hay que mojarse el pulpejo del índice y que la saliva haga de pegamento, a veces no se pesca a la primera y hay que repetir acción, una guarrería ya os lo digo. Pero a ver, es que una abuela es una abuela (y la mía era la mejor).

No iba desencaminada la mujer, las antiguas civilizaciones creían que encontrar metal en el suelo era un regalo de los dioses. Por eso pensamos que si dejamos el céntimo en el suelo nos traerá mala suerte.


Pues eso corazón…
¿Tienes alguna superstición?
Buenas noches hoy voy a dormir como un bebé y tú eres la única culpable. Que tengas dulces sueños pero antes de dormirme te quiero contar una superstición oriental que me parece interesante. Trae mala suerte escribir de noche. La razón es que de noche antiguamente podías confundirte y coger la tinta roja por error, si escribías el nombre de alguien lo estarías condenando a muerte. En las tumbas budistas los nombres de los muertos se escriben en rojo. Es curiosa.

Besos bonita. Saludos en general.
 
— A ti, Princesa, te dejaba mi móvil sin pensarlo.
No escondo nada en él aunque sí tengo mucha información pero lo dejaría a cualquier persona en la que confíe.
El móvil se convierte en lo que cada persona quiere que se convierta. Se apagan, se guardan de vez en cuando... y no explotan ni muerden después.
Yo sí recuerdo mi vida sin móvil y sin ordenadores. Y fue muy, muy feliz.


— Si se rompe un espejo, se recoge. Paso debajo de una escalera sin problema salvo que haya alguien subido a ella. No me disgustan los gatos negros.
0 supersticiones.


La canción de hoy, ya sabes que me encanta barrer para casa, es poesía y música. Muy buena pareja hacían estos 2.
Ah, dan bastante frío para la próxima semana, mi adorada poetisa. Abrígate bien.
Un millón de besicos.




 
Última edición:
Estado
No está abierto para más respuestas.
escortadvisor nuevoloquo
Volver
Arriba